Marianela Lacayo
Asesora de imagen
Si te resulta común llegar a casa con algo nuevo y darte cuenta de que ya tenés artículos iguales o muy parecidos, o que no sabés dónde ponerlo, para qué usarlo o cómo combinarlo, quiere decir que estás comprando por impulso. Basta con revisar el clóset, la bodega, los electrodomésticos, tecnología, adornos, etc., para saber que muchos de estos nunca deberían haber entrado a la casa.
Para evitar esta mala costumbre es importante tener unas metas económicas a corto, mediano y largo plazo, que definan cuanto dinero se necesita para llegar a cada una de ellas. Basado en esto podés realizar un presupuesto por categorías que te permita un rango de ahorro. Las categorías deberán incluir gastos fijos de todo el año, casa, salud, comida, transporte, salidas, ocio, estudios, etc.
Tener una lista de necesidades y colocarlas por orden de importancia es clave. Si además manejás las fechas de ofertas, ahorrarás bastante dinero. Si al momento de realizar la compra te encontrás con otros artículos que querés adquirir en ese momento, recordá que se tiene un presupuesto que respetar.
Anotá en una lista nueva ese artículo con su precio, analizá y justificá la necesidad de esa compra.
También es elemental valorar precios y beneficios de la compra en diferentes establecimientos para así comparar precios, calidad, beneficios, garantías, etc hasta obtener el que más conviene.
Un última recomendación es mantener los hábitos de limpieza y organización de los bienes que se tienen en casa, ya que de esa forma se lleva un mejor control de lo que hay, el estado de los artículos, así como lo que se debe eliminar.
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