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La salvación es para todos

La pregunta que debería hacerse todo creyente es ¿qué estoy haciendo para entrar al reino de Dios? Si bien es cierto, la salvación es un don pero también el discípulo del Señor ha de procurar vivir y esforzarse cada día por vivir la salvación. La recomendación que Jesús da es que hay que esforzarse para ser partícipes del reino.

Pbro. José Rodolfo Paisano

La pregunta que debería hacerse todo creyente es ¿qué estoy haciendo para entrar al reino de Dios? Si bien es cierto, la salvación es un don pero también el discípulo del Señor ha de procurar vivir y esforzarse cada día por vivir la salvación. La recomendación que Jesús da es que hay que esforzarse para ser partícipes del reino.

Qué hermoso es ver como Jesús nos presenta el Reino de Dios, distinto a la mentalidad humana. La imagen que utiliza el divino maestro es la de una casa en donde se brinda un banquete. El banquete es importante en el cierre de un tratado, es signo de alegría, satisfacción por lo que se ha logrado, puede ofrecerse como para cerrar un negocio, celebrar algo. Ya en el antiguo testamento vemos como David ofreció un banquete a Abnar (2 sem. 3,20). En 1 Corintios vemos como Pablo contrapone el banquete eucarístico con los banquetes paganos.

No todos, como vemos en el evangelio de Lucas 13, 22-30, serán partícipes de este banquete, hay unos que son excluidos, los judíos, podríamos preguntarnos, ellos ¿son excluido por ser judíos? Claro que no, son excluidos porque ellos no dan frutos de fe y de buenas obras.

Hoy en nuestro tiempo es posible también que algunos de nosotros quedemos fuera del reino de Dios. Dado que el salvarse o condenarse es una cuestión personal que va más allá de razas, cultura y posición eclesial, social, económica, y política, en el reino de Dios no cuentan los privilegios humanos, acá lo que cuenta hermanos, es nuestra actitud y responsabilidad ante la persona de Jesús. Lo que cuenta es la fidelidad, el esfuerzo, el sacrificio y la caridad.

La tarea del cristiano, sugiere ser partícipe de este reino, es pelear y combatir, que Dios ya hizo todo, pero que al hombre le toca hacer su parte. Pero una pregunta salta a mi mente, la cultura, la mentalidad hedonista, la mentalidad pragmática ¿están ayudando para esforzarnos en la vida? Cuando hoy lo que menos buscamos es complicarnos la vida, por eso vemos en ocasiones que muchas veces en los hogares no se quiere comer por no cocinar, es mejor ir a comprar la comida o beberse un pinolillo o coca cola con pan a la hora del almuerzo por no cocinar.

Apliquemos esto en la vida cristiana, la misas, los retiros, las visitas al Santísimo, la oración personal puede ser un calvario o solo un compromiso y en último caso un aburrimiento y empezamos a poner excusa, el sacerdote mucho predica, no llega puntual, el coro pone el sonido muy alto, tengo que estudiar o hacer algún trabajo, y todo esto es para excusar nuestra falta de esfuerzo por buscar al Señor.

El punto de partida del esfuerzo será siempre nuestra responsabilidad. Qué bonito es ver en la misa dominical no una obligación, un precepto, sino una necesidad que sentimos por el grado de responsabilidad en que vivimos nuestra vida cristiana.

El Señor nos ha dicho que no es fácil. Recuerda que la salvación es un don de Dios pero una tarea del hombre.

Religión y Fe salvación

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