Por Fabián Medina
A Agustín Jarquín Anaya, de 61 años, es difícil asociarlo a algo que no sea la política criolla. Lleva más de 40 años en ella. Por eso nadie lo asocia a la Carretera Masaya-Catarina cuya construcción dirigió como ingeniero, ni a la construcción de casas en Bello Horizonte y la Primero de Mayo, donde las hizo a veces de bodeguero, otras de fiscal y algunas de maestro de obras. Pero además de ingeniero, es administrador, abogado recién graduado, y ahora exdiputado. Así como hay magistrados de facto, contralores de facto, presidente de facto, Jarquín es un “exdiputado de facto”. Si los primeros ejercen sus cargos sin ley que los ampare, Jarquín fue impedido de ejercerlo a pesar de que la ley lo respalda.El despojo de su diputación fue una pasada de cuenta de quienes fueron sus aliados por 13 años, y a quienes recientemente abandonó después de múltiples desacuerdos .
::: Mucha gente ha interpretado su salida de la Alianza con el Frente Sandinista y de la Asamblea Nacional como “mal paga el diablo a quien bien le sirve”.
O “esta bueno que le pase porque ya sabía a lo que se estaba metiendo” (risas). Son parte de las expresiones populares. Lo cierto es que la alianza que se hizo en el año 2000 fue una invitación del presidente Ortega. Yo estaba en ese tiempo retirado de la política
::: Mi pregunta es si usted se siente mal pagado con todo esto que pasó.
Francamente ha habido un incumplimiento, y más que un incumplimiento un engaño. No en la retribución personal. Sí, ha habido un incumplimiento a la luz de lo que ofreció cuando nos invitó el comandante Ortega, que decía que la solución “exige una forma de hacer política superando los viejos esquemas de confrontación ( ) el respeto al Estado de Derecho”… Esto francamente no se ha satisfecho, y sin esto Nicaragua no tiene desarrollo.
::: Pero lo extraño es que 13 años después se venga a dar cuenta, cuando yo podría mencionarle ahorita al menos 20 casos de irrespeto al Estado de Derecho que se me vienen a la mente
Uh, bastantes, hay más. No es así Recordá que el comandante Ortega es presidente desde el 2007, y a partir de ahí vas a ver declaraciones nuestras señalando que deben quitarse las banderas de las instituciones públicas, señalando que hubo anomalías en las elecciones pasadas, señalando cuando la quema del carro a (diputado) Enrique Sáenz, señalando que debe profesionalizarse la administración de la justicia No es que hasta que ya salimos nos dimos cuenta. Eso lo venimos observando desde que estamos viendo los comportamientos y, por supuesto, tal vez sin insultar, sin hacer alboroto, porque es parte de mi estilo, pero señalando claramente. Desde hace como cuatro años yo vengo señalando que no voy a votar por Roberto Rivas como titular porque su gestión es incorrecta.
::: Las decían pero seguían siendo aliados de quienes las hacían.
Claro, porque es un proceso.
::: El deterioro del Estado de Derecho ya se veía desde mucho antes.
Y se ha venido agravando. Porque con el presidente Ortega yo lo señalaba: Mirá, no es correcto que la bandera del partido, la cual yo respeto y está vinculada a unos eventos heroicos, esté presidiendo actos públicos o esté en instituciones públicas. Con él lo conversamos.
::: ¿Y qué explicación le dio él?
De las tres veces que se lo mencioné, (dijo) que se había hecho la revolución y esa era la bandera que se había enarbolado. Pero precisamente, al estar en instituciones públicas violenta la Constitución y la Ley de Servicio Civil y Carrera Administrativa.
::: A usted no lo oímos pronunciarse cuando un grupo de magistrados de la Corte sacó una sentencia gracias a la cual Daniel Ortega se reeligió ignorando la prohibición constitucional.
No, no la tuve. Mire
::: ¿Usted vio correcta esa acción?
Para mí era polémico y así lo dije.
::: “Polémico” es un eufemismo como para no decir nada.
No, es clarísimo. Yo hice investigaciones, posiblemente estaba equivocado en eso, pero había bastante símil en los artículos que lo comparan con el proceso del presidente Arias y su reelección también. Tal vez me hizo falta ser más beligerante, tal vez me hizo falta ser más estridente y haber dicho: hasta aquí.
::: Ingeniero, estamos hablando de un hecho trascendente, tal vez el más trascendente de las violaciones al Estado de Derecho en estos siete años.
Sí, por eso te estoy señalando lo que hice. Si hice una falta Posiblemente la hice.
::: Esa posición mesurada, para llamarla de alguna manera, ¿tuvo que ver con que usted era aliado del Frente Sandinista?
Este partido (Unión Demócrata Cristiana) era el aliado. Se debió haber asumido una posición más beligerante. Posiblemente sí. Estamos claros que sí. Asumo ese costo.
::: ¿Siente que esa alianza que como partido mantuvieron estos 13 años trajo algún beneficio al país?
Mejoró la economía. He oído empresarios que dicen sentirse más satisfechos que como estaban en la administración del doctor Alemán y del ingeniero Bolaños. Que se sienten preocupados por la parte institucional, porque les augura un futuro no promisorio Se resolvió el problema de la electricidad. Son logros importantes. Se ha logrado que una cantidad de programas lleguen al campo. Hay indicadores sobre la mortalidad infantil, sobre la mortalidad materna, que se han ido mejorando.
::: ¿Y su partido qué beneficios tuvo?
Para el partido tuvo costos importantes. Nos afectó en las relaciones porque hubo un sector importante de la sociedad cristiana, que tiene influencia, la social democracia alemana, la de España, que estaban en desacuerdo, a pesar que la alianza fue avalada por un congreso de la democracia cristiana latinoamericana.
Es ingeniero civil, administrador de empresas y abogado.
En el sector público se ha desempeñado como director ejecutivo del Instituto Nicaragüense de Fomento Municipal (Inifom), contralor general de la República y diputado, entre otros cargos.
Durante la dictadura somocista cayó preso en una ocasión, por un par de días. Durante el régimen sandinista de los años ochenta fue enviado a la cárcel en seis ocasiones, la última de ellas por más de dos meses.
Dice nunca haber disparado un arma. “No me gustan. La verdad las repudio. Me han regalado armas y las regalo” .
::: ¿Se reconocen ustedes en aquel calificativo peyorativo de “partido zancudo”?
No. Del todo. Nuestra actuación ha sido clarísima. Eso sí que no nos cabe. Ni tampoco prebendario. Yo vivo en la misma casa donde he vivido y no es porque no me guste vivir en otro lugar, más bien hemos tenido un compromiso de hacer lo mejor posible el trabajo en función de la gente, independientemente del partido, y sí tengo resultados que presentar de la gestión parlamentaria.
::: ¿Qué le podía aportar la Unión Demócrata Cristiana al partido Frente Sandinista en esa alianza?
¿Qué nos vieron los sandinistas a nosotros? No sé. No es bueno que uno hable de uno, pero algo nos vieron y nos seguían viendo para darnos a nosotros un lugar preeminente, para invitarme a mí a ser compañero de fórmula del presidente Ortega, para ponernos de primero en la lista de diputados. ¿Qué nos miraban ellos?
::: Posiblemente mejorar imagen.
Posiblemente, incluso la misma PRENSA lo reconoce en un editorial cuando señala que nosotros le ayudamos a “lavarse la cara”.
::: ¿No es eso zancudismo?
¿Cuál es tu definición de zancudo?
::: Es el partido pequeño que le ayuda a crear un balance ficticio a un partido hegemónico para ejercer el poder
¿A cambio de…?
::: De puestos y participación en la administración del Estado.
Y beneficios personales. Vos lo podés ver en la manera en que vivo. Claramente no. Si la querés rebuscar de otro lado Y no solo yo, la calidad de vida que hemos tenido todos nosotros es la misma.
::: Usted habla como si ser diputado es poca cosa. Y uno asocia “diputado” a alguien que tiene buenos ingresos por hacer muy poco.
Yo creo que he procurado trabajar más o menos. Hemos impulsado iniciativas de leyes diversas, en temas sociales, VIH, vivienda, adultos mayores, migración
::: Yo reconozco que usted era uno de los diputados más activos, pero mi punto es que el ingreso de un diputado no es desdeñable como para decir que el cargo no trajo beneficios económicos.
No, del todo. Yo en el Incae tuve buen desempeño, me gradué en el Incae y salí entre los primeros, en la parte privada tuve buen desempeño y posiblemente me hubiera sido más favorable no renunciar a la residencia norteamericana en vez de estar en la política como diputado.
::: ¿Usted aspiraba a ser presidente de la República?
A vicepresidente fui candidato.
::: Yo sé. Pero, ¿la cereza del pastel en su carrera política hubiese sido la presidencia?
Ha sido servir. No he trabajado ese tema.
::: Se dijo que Agustín Jarquín se resintió cuando no lo escogieron como compañero de fórmula de Ortega en el 2006 y en su lugar se designó a Jaime Morales Carazo.
Falso totalmente. No sé quién lo dijo. Yo no lo escuché. Inclusive yo sí reconozco ahí la deferencia de Ortega en decírmelo.
::: ¿Qué nivel de comunicación tenía con el comandante Ortega?
Poco. Hasta hace casi dos años, poco. Porque cuando él ya comienza a ejercer la Presidencia, la relación del comandante Ortega con la alianza disminuyó.
::: ¿Alguna vez hablaron de Roberto Rivas con él?
Claramente. A él le dije que yo no iba a votar por Roberto Rivas: “Yo no voto por él, y no es nada personal, pero creo que su presencia ahí no conviene inclusive ni a tu administración. Con la imagen que hay de Roberto, si él conduciendo este poder del Estado cuenta los votos, así como cuenta la gente en el mercado, billete por billete (hace el gesto de humedecerse los dedos con la lengua) para la gente no va a ser creíble. Para una gestión que le dé legitimidad a un resultado tuyo, no conviene”.
::: ¿Y qué le dijo él?
Nada. Solo me escuchó y me quedó viendo y no dijo nada.
::: ¿Y del fraude hablaron?
Ya no hubo chance de tocar ese tema. Pero lo dije públicamente. Yo señalé que el manejo de lo que era el padrón, de la cédula, todo lo que es el sistema electoral de las autoridades. Nosotros desde el comienzo estuvimos en desacuerdo con ese pacto con el doctor Alemán, porque pervirtió las instituciones.
::: ¿En algún momento de sus conversaciones tuvieron alguna tensión o era un solo oírlos y no tomarlos en cuenta? Porque al final siempre se hacían las cosas como ellos querían.
Hubo algunos momentos. Para esta elección, para las candidaturas, lo que habíamos acordado era que iba a haber candidaturas para el Parlacen, pero en el momento de la inscripción nos incumplieron. Mi posición fue que renunciemos a esto. Y en el partido se tomó la decisión de que no, que entrémosle aunque sea solo tu diputación, pero entrémosle. Tal vez nos debimos haber separado.
::: La pregunta toral de esta entrevista es ¿qué cuota de responsabilidad asumen Agustín Jarquín y el Partido Social Cristiano al que usted pertenece en el descalabro del Estado de Derecho que se ha vivido en este país en los últimos años?
Cero, porque no hemos sido partícipes. ¡Cero!
::: Pero eran aliados del ejecutor.
Pero hemos señalado. Somos parte, en general la sociedad. Cuando se comienza a trastocar el Estado de Derecho acá es con el acuerdo del año 2000, que partidiza la Corte de Justicia, la Contraloría y el Consejo Electoral, principalmente. Ya una vez siendo gobierno nosotros dimos el acompañamiento y los objetivos no se satisfacen. Pero nosotros no hemos orientado que se haga de esa manera ni mucho menos. Hemos sido críticos. ¿Que tenemos alguna responsabilidad? Bueno pues, le dimos el beneficio de la duda. Creímos en lo que se iba a hacer.
::: ¿Cuál es la gota que colma el vaso y los hace a ustedes separarse?
No sentíamos incómodos. La disminución de la autonomía municipal, la persistencia de los símbolos partidarios en las instituciones, a pesar que lo decíamos públicamente, el mantenimiento y la incidencia partidaria en la administración de la justicia, luego en el año 2011, con la elección. Ahí debimos habernos retirado, pero acogí la decisión colegiada. Cuando la elección municipal del año pasado nosotros hicimos una propuesta de 117 candidaturas, de las cuales casi 30 eran de alcaldes y alcaldesas y el resto de concejales. El Frente aceptó buena parte de los concejales y ninguna alcaldía.
::: ¿Ustedes capitalizaron el descontento que había en el Frente Sandinista para incorporar cuadros sandinistas inconformes con los “dedazos”?
Algunos iban en las listas nuestras. Eran pocos. Como tres o cuatro. Pero creo que el Frente consideró que ese montón —porque era primera vez que se montaban manifestaciones espontáneas en casi 40 municipios, que inclusive vinieron aquí a Managua— pensaron que nosotros podíamos ser el vehículo para darles acogida a estos y les íbamos a crear una tensión. Nosotros en realidad no la estábamos pensando así. Pero nos decapitaron.
::: A ustedes les han dado trato de desertores.
De traidores.
::: Ha habido cierta saña política. Les inhibieron el partido para que no participara en las elecciones y luego de una forma bastante extraña le quitaron su diputación.
Extraña no, totalmente violentado el proceso Claramente trastoca, por supuesto, derechos humanos, por supuesto derechos políticos de la persona o de la organización, pero también trastoca el sistema político jurídico del país, porque es el enfoque leninista, poner al partido por encima de todo. Eso no puede darse.
::: Con 61 años de vida, 42 de vida política, ¿esta situación que vive va a estimular su vida política de futuro o vamos a ver un Agustín Jarquín de retirada?
Yo creo que hay que darle espacio a los nuevos liderazgos. Creo que hay una emergencia de muchachos y muchachas con gran capacidad gerencial, con principios cristianos, con vocación de servicio y nos corresponde apoyar a esas nuevas figuras. Por supuesto, sí tengo interés en que mis nietos y sucesores de ellos tengan un país bueno. Nicaragua está llamada para el bienestar. Creo que el aparente dominio, casi totalizante, que tiene el partido sandinista es algo que se puede cambiar, porque hay una inconformidad.
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