14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Parque Jurásico 3D

La innecesaria conversión de Jurassic Park a 3D se justifica con el XX aniversario de su estreno. Al menos, brinda la oportunidad para volver a ver la película en pantalla grande y evaluar cómo ha cambiado el estilo del cine taquillero.

La innecesaria conversión de Jurassic Park a 3D se justifica con el XX aniversario de su estreno. Al menos, brinda la oportunidad para volver a ver la película en pantalla grande y evaluar cómo ha cambiado el estilo del cine taquillero.

El Dr. Alan Grant (Sam Neill) y la Dra. Ellie Sattler (Laura Dern) son paleontólogos reclutados por el millonario John Hammond (Richard Attenborough) para “darle el visto bueno” a su última inversión: un misterioso parque en una isla de Costa Rica. Entre sus acompañantes encuentran el Dr. Ian Malcom (Jeff Goldblum), matemático experto en la Teoría del Caos; y los nietos de Hammond, Alex (Ariana Richards) y Tim (Joseph Mazzello), huyendo del traumático divorcio de sus padres. Nosotros sabemos lo que ellos no saben. El parque es un zoológico de dinosaurios, revividos a través de clonación. El asombro cede ante el terror cuando los sistemas de seguridad fallan y las bestias milenarias corren libres, cazando a los humanos.

Lo que vemos es, básicamente, la misma película de antaño, con todo y sus pequeños pasos en falso. El saboteador se reúne con su compinche en “San José, Costa Rica”, al lado del mar y con mariachis de fondo. Esta reducción de “latinidad” ya era ridícula hace 20 años, y lo es más ahora. Sin embargo, debemos agradecer que Steven Spielberg no sufra del revisionismo patológico de su colega George Lucas, empeñado en “mejorar” sus “Guerras de las Galaxias”. Tenemos que tomar lo bueno con lo malo en Jurassic Park , y el balance es muy positivo.

Olvídese de la frenética acción que impera en el producto taquillero actual, la edición a quemarropa y el afán constante de subir la parada en la escala de destrucción. Spielberg es un virtuoso de la construcción de anticipación y la dosificación de las revelaciones. Esconde a sus monstruos hasta que es absolutamente necesario revelarlos. La puesta en escena de sus secuencias es limpia y económica. Siempre sabemos qué está pasando, dónde están los personajes y cómo se desplazan en el espacio. No hay una sola toma de más. El sonido es juiciosamente administrado para mayor efecto dramático. Tome nota del primer ataque del T-Rex, una secuencia bellamente construida. Las complicaciones incrementan, pero el escenario siempre es plausible.

Jurassic Park también pone en evidencia cómo se ha perdido la capacidad de construir subtexto. La lucha por la sobrevivencia es la atracción principal, pero esta se fundamenta sobre un eje emocional y otro intelectual. En el plano emotivo, el personaje de Sam Neil –macho noble y taciturno, en el molde de Harrison Ford– aprende a tolerar a lo niños en la medida que debe proteger a los nietos de Hammond, salvando así su relación de pareja. La película se toma el tiempo de ponderar las implicaciones éticas implícitas en su premisa. No hay una, si no dos escenas cuya única razón de ser es explorar ideas fundamentales sobre la vida, la ciencia, las responsabilidad del científico y el capitalista. Buena suerte encontrando eso en el último esperpento de Michael Bay. ¡Ya no las hacen como en 1993!

La famosa “inocencia” que vende la marca Spielberg viene cortada por un perverso y sutil sentido del humor. Los niños son progresivamente aterrorizados. Laura Dern sonríe demasiado, pero cuando le toca gritar horrorizada, lo hace como una profesional. El sentido de maravilla –esas tomas de personajes extasiados ante la majestuosidad del brontosaurio– nunca están alejadas del horror más primario. ¿Y para qué mostrar un cuerpo desguazado, si con un brazo desmembrado basta? Spielberg es popular cuando es bueno, pero cuando es malvado es mejor.

Sección Domingo cine

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Vannesa Moncada Silva
    Hace 11 años

    “El saboteador se reúne con su compinche en “San José, Costa Rica”, al lado del mar y con mariachis de fondo. Esta reducción de “latinidad” ya era ridícula hace 20 años”. Habría que agregar que se oye a la gente hablar con acento mexicano (nada en contra del acento mexicano que es muy lindo) pero, por favor, los ticos hablando con acento mexicano!

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí