María Elda Amador Lazo
El arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, celebró el miércoles el XX aniversario de lo que es hoy la referencia católica del país, la Catedral Metropolitana, dedicada a la advocación mariana de la Inmaculada Concepción de María, patrona de Nicaragua.
“Esta Catedral es obra del Espíritu Santo. Surge en un diálogo en el año de 1988, entre el cardenal Miguel Obando y monseñor Bernard Francis Law, arzobispo de la época de la Arquidiócesis de Boston, en donde se concretó que el señor Tom Monaghan, propietario de las Domino’s Pizza, auspiciaría la construcción de esta Iglesia Madre”, comentó Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua.
Sencilla, amplia y fresca
El proyecto fue depositado en las manos del arquitecto mexicano Ricardo Legorreta, quien le imprimió al templo tres características fundamentales en su diseño: sencillez, amplitud y frescura. “El diseño tiene su propio significado, es una Catedral majestuosa y sencilla, esta obra no tiene acabado ni repello y el piso es artesanal, laborado por manos nicaragüenses. El objetivo del arquitecto era que se viera impreso en las paredes de la catedral el esfuerzo humano”, expresó el ingeniero Francisco Reyes, presidente del consorcio que construyó la Catedral.
El sacerdote Bismarck Conde, exvicario de la Catedral, asegura que este templo se convirtió en una pastoral de santuario, que fusiona la espiritualidad con las obras que benefician a los más necesitados, como la visita a los hospitales, la construcción de capillas, la fundación de grupos juveniles, padres y madres orantes y el grupo de la Sangre de Cristo, entre otros.
Su mantenimiento
Un aspecto que no pasa desapercibido es que la Catedral no ha estado exenta de enfrentar crisis económicas debido a las dificultades para cumplir, incluso, con los pagos de sus servicios básicos.
“La gente que asiste a nuestra Catedral viene de los barrios y se mueve en rutas, algunos se trasladan en taxi, por lo que hemos comprado una máquina para contar monedas, porque en las ofrendas las monedas son las que predominan. Se pasan dificultades para pagar los recibos de luz y el salario de los 23 trabajadores que deben limpiar el templo y darle mantenimiento a las áreas verdes. Si encontráramos empresarios que se dispusieran a ayudar a la Catedral para que pague la luz, creo que sería una buena ayuda”, expuso el sacerdote Héctor Treminio, vicario de la Catedral Metropolitana.
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