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ILUSTRACIÓN: GERALD CONTRERAS

Cáncer cervical, absolutamente prevenible

De tez morena, a Katalina la recuerdo como una mujer valerosa, humilde, sencilla y muy entregada a su familia, sobre todo a sus nueve hijos. Una mujer educada bajo los estereotipos de una sociedad conservadora, que tiene como primer mandato seguir al marido en todo y nunca refutarle en nada.

Fátima Arellano

De tez morena, a Katalina la recuerdo como una mujer valerosa, humilde, sencilla y muy entregada a su familia, sobre todo a sus nueve hijos. Una mujer educada bajo los estereotipos de una sociedad conservadora, que tiene como primer mandato seguir al marido en todo y nunca refutarle en nada.

Cuenta la familia de Katalina que ella jamás visitó un médico. Solo iba a los hospitales cuando sentía los dolores de parto, pero nunca para cuidar de su salud, mucho menos para realizarse exámenes de ginecología. Su marido se lo prohibía. Nadie después de él podía conocer su desnudez. Katalina jamás lo contradijo. Eso iría contra la educación que le inculcaron y, además, porque de hacerlo, recibiría muchos golpes, como los que acostumbraba recibir cada vez que su marido así lo quería.

Pero un día Katalina se armó de valor. Desafió a su marido y, agobiada por tantos malestares, decidió visitar un médico. Fue tarde, muy tarde. Tras realizarle diversos exámenes, como el Papanicolaou por primera vez y algunas biopsias, se le detectó cáncer cervical en etapa avanzada y con metástasis.

Después de ese diagnóstico, a Katalina se le vio muy poco fuera de casa, la cual se tornó opaca, triste y sin vida. El pilar del hogar tenía cáncer y se estaba consumiendo como una vela cuando pierde el vigor de su llama. Y así fue. Pero Katalina luchó hasta el último día. Se aferró a la vida lo más que pudo, hasta que le llegó la hora de descansar.

Factores asociados al cáncer

Como el caso de Katalina se conocen muchos más, sobre todo en regiones marcadas por la pobreza y el machismo.

La doctora Greta Solís, especialista en ginecología, explica que hay muchos factores que propician la formación del cáncer cervical, tales como: infección por el virus del papiloma humano (VPH), infecciones de transmisión sexual como la clamidia, que también daña el cuello del útero, tener múltiples parejas sexuales, haber tenido muchos partos, fumar y sufrir de obesidad. “Pero los dos factores más fuertes de nuestro país son los que has mencionado. La pobreza y el machismo están matando a nuestras mujeres”, secunda la doctora Solís.

Lo más lamentable de este tipo de cáncer es que se puede prevenir y hasta curar si se logra detectar a tiempo.

“En Nicaragua sigue ocupando el primer lugar en los cánceres ginecológicos porque todavía no se ha logrado cubrir en su totalidad la toma del Papanicolaou a nivel nacional. Aunque existen campañas educativas, al año se nos están muriendo 31 mujeres por este tipo de cáncer”, lamenta la especialista.

Agrega que las mujeres que mueren es porque acuden a realizarse sus chequeos hasta que la enfermedad está en una etapa avanzada, eso quiere decir que los parametrios están tomados y es posible una metástasis, ya sea a vejiga o a recto, y a veces a distancia, como a hígado y a pulmones.

Tratamientos curativos

El objetivo primordial es lograr detectar el cáncer en sus primeras etapas, ya que las probabilidades de erradicarlo por completo son muchas, sobre todo por los diversos tratamientos que se aplican.

La doctora Solís explica que se puede tratar con asa diatérmica, que consiste en cortar una parte del cuello uterino que presenta cáncer. Existe también la cono biopsia, procedimiento quirúrgico que se hace para retirar toda la parte afectada del cuello.

“Estos tratamientos se hacen cuando la mujer quiere conservar la fertilidad. Pero si el cáncer está avanzado, se procede a realizar una histerectomía, pero es completamente salvador porque se sana la mujer”, explica la ginecóloga.

Si el cáncer es producto del VPH, es más que primordial evitar su contagio y también su desarrollo.

“Existen más de 150 tipos de VPH. Sin embargo, los tipos 16, 18, 31 y 45 son los más carcinógenos y, por consiguiente, los que provocan cáncer en el cuello del útero. Es decir, que si una mujer es portadora de este tipo de virus y no se lo trata, dentro de 10 a 15 años sufrirá de cáncer cervical. Este virus solo se puede detectar a través del Papanicolaou y el tipo específico a través de la prueba ADN PAP”, detalla la especialista.

Cuando el Papanicolaou refleja presencia del VPH, pero aún no cáncer, la doctora Solís explica que se procede a realizar el tratamiento denominado crioterapia.

“Funciona para tratar el virus cuando no ha causado cáncer. Es sencillo, un procedimiento de consultorio que consiste en la congelación del cuello del útero para que el virus desaparezca y quede anulado”.

Vacunas de prevención

El virus del papiloma humano también puede causar cáncer de vulva, vagina, boca, ano y pene. Se puede adquirir por diversas razones. No es garantía absoluta estar casado y solo haber tenido una pareja, pues basta con que uno de los dos sea infiel para que las probabilidades de contagio aumenten. Recordemos a Katalina; su caso es prueba fehaciente.

Justamente por lo antes expuesto, la principal recomendación que se hace es aplicar las vacunas contra el VPH, cuya protección es eficaz para los tipos 16 y 18, que son los más oncogénicos a nivel mundial.

“Existen dos tipos: Gardasil y Cervarix, ambas intramusculares. Estas vacunas protegen contra el VPH, se aplican en tres dosis, una de inicio, al mes la segunda y al sexto mes la tercera. Hasta el momento no se requiere un reforzamiento y protege para toda la vida, pero hay que esperar la tercera dosis para tener una protección completa”, explica la doctora Solís.

Agrega que la Gardasil cubre también contra el condiloma humano y se puede aplicar desde los 9 hasta los 26 años de edad. La Cervarix se aplica desde los 9 hasta los 50 años y aunque no protege de los condilomas, es eficaz contra el virus del papiloma humano.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 29 de sus 35 países miembros han aprobado la vacuna, pero solo Estados Unidos, Canadá, México, Panamá, Perú y Argentina han adoptado la recomendación de la Organización Mundial de la Salud y la OPS de incluirla en los programas nacionales de vacunación. En el resto de las naciones, como Nicaragua, quien desee protegerse del virus debe adquirir la vacuna por su cuenta y en clínicas privadas. Y aunque en nuestro país hay laboratorios que elaboran las vacunas, su costo es muy alto para el nivel socioeconómico de la población.

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