Carla Fjeld
PhD en Nutrición Humana
En la columna anterior hablé sobre la linaza por su contenido de grasas omega-3. Hoy hablaré sobre una prima de la linaza, la chía, una semilla nativa de Nicaragua, cuyo papel en la salud representa uno de los más grandes descubrimientos en nutrición.
Esto se debe principalmente a su contenido de ácidos grasos omega- 3. La chía era usada como parte de la dieta diaria de aztecas y mayas y ha estado olvidada durante siglos.
Conocida también como la “semilla mágica”, “superalimento” o “el antiguo alimento del futuro”, la chía se está empezando a utilizar ahora en la industria alimentaria por sus interesantes propiedades nutricionales y terapéuticas. Es una fuente importante de fibra, proteínas de alto valor biológico, antioxidantes naturales, con un alto contenido en ácidos grasos omega-3, alfa-linolénico y minerales.
Entre los beneficios potenciales de estas pequeñas semillas ancestrales se encuentra la reducción del riesgo cardiovascular, reducción del colesterol “malo” y la mejora de la salud digestiva.
Ya sabes, la potencia de estos no desaparecen, pero se reducen cuando se cocinan, así que siempre es mejor comer las semillas crudas. Se estima que se debería de ingerir aproximadamente 25 gramos diarios (dos cucharadas soperas). En Ola Verde tenemos chía para llevar o incorporada en ensaladas, muffins y galletas.
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