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La realidad de la Cruz

Todo pasa, nada es eterno en esta vida y a veces lo que creemos que es necesario, es superficial y efímero. Y lamentablemente es a lo que más le dedicamos tiempo. Mañana llegamos al fin del año litúrgico con la solemnidad de Cristo Rey. Ante un mundo que nos invita a pensar que el más importante es quien tiene poder, Jesús nos enseña desde la cruz que reinar es amar, entregarse y servir a todos.

Pbro. José Rodolfo Paisano

Todo pasa, nada es eterno en esta vida y a veces lo que creemos que es necesario, es superficial y efímero. Y lamentablemente es a lo que más le dedicamos tiempo. Mañana llegamos al fin del año litúrgico con la solemnidad de Cristo Rey. Ante un mundo que nos invita a pensar que el más importante es quien tiene poder, Jesús nos enseña desde la cruz que reinar es amar, entregarse y servir a todos.

El evangelio de este domingo está tomado de Lc. 23, 35-43. Los personajes de este evangelio no son lo más importante. El personaje principal es Jesús en la cruz. El objetivo de nuestro texto evangélico consiste en transmitir una enseñanza sobre el alcance universal de la obra redentora de Jesús.

Uno de los peligros que podemos correr es fijar como personajes centrales a los otros. Ni siquiera el buen ladrón. El evangelista Lucas no usa el estereotipo de “ladrón” (lesté) para nombrar a los otros dos que estaban siendo crucificados con Jesús, sino que usa el término malhechor (kakourgos), que viene a significar villano, criminal.

El texto nos presenta a Jesús reinando desde la cruz, crucificando con Él todo el mundo temporal, que consiste en una autoafirmación del hombre, en una búsqueda pasional inútil del superhombre, del que nos habla Nietzsche.

Algunos han pensado que dejando de ver a Dios, es decir, de buscarlo, el hombre puede encontrarse a sí mismo, lo cual es una postura absurda, sin Dios el hombre se pierde y se encierra en un mundo cerrado, sin apertura o trascendencia. Solo desde Jesús, la cruz recobra su auténtico sentido, ella se vuelve sabia y nos habla de la realidad temporal y trascendental del hombre.

Los brazos de la cruz vienen a significar la vida temporal, finita, corta y mundana del hombre. Pero, aunque el hombre viva en el mundo, no pertenece a este mundo, es en él, donde el hombre se pregunta del sentido de las cosas y de la vida y se reconoce como parte diferenciada de él. Ya Maurice Blondel, filósofo, en su obra L’Action, se cuestiona sobre el sentido de la vida humana y sobre el destino del hombre.

Lo que nos diferencia de los otros seres es el don de la razón, Dios nos quiso y nos hizo seres racionales y por eso el hombre es el único que se puede preguntar sobre: Quién soy, cuál es mi origen y finalidad, por qué existe esto y no la nada, por qué existe el mal y que hay después de la muerte. Lo que se muestra en estas preguntas antropológicas es la necesidad de encontrarle sentido a la vida.

Ver a Jesús clavado en la cruz, es creer que todo ha terminado, el maestro de Galilea ha fracasado; incluso sus amigos, a quienes le dio poder y vieron sus milagros lo han abandonado.

Solo quedaron al pie de la cruz, aquellos que creyeron que su reino no es de este mundo, y es eso lo que nos indica la parte vertical de la cruz; Jesús nos enseña que el hombre no solo es temporal sino que es trascendencia, apertura hacia la Vida Plena. Solo “Realmente, el misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado” (VS no. 2).

Religión y Fe Dios religión

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COMENTARIOS

  1. JORGITO BELLO
    Hace 11 años

    Lei el articulo. Me gusto. Pero me gusta mas el Padre, está bello. tiene una sonrisa preciosa. Ay que pecado….como que tengo que ir a su parroquia para “oir” sus misas.

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