Por Oscar González M.
La responsabilidad de elegir a un nuevo papa, máximo líder de la Iglesia católica, recae en un grupo de cardenales, que deben tener la capacidad de buscar entre ellos mismos, o cualquier sacerdote en el mundo, al hombre “perfecto” para ocupar el trono de San Pedro.
Sabiduría, prudencia y piedad, son tres rasgos imprescindibles en estos líderes de la Iglesia, que a su vez son elegidos directa y exclusivamente por el papa de turno.
El papa Francisco fue elegido en el cónclave (elección papal) del 13 de marzo del 2013 y ahora es su turno de elegir, en este caso, a aproximadamente 14 nuevos cardenales. Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, está entre los que podrían ser escogidos.
Brenes se vislumbra como el hombre que podría recibir este título honorífico, por su posición actual en la jerarquía de la Iglesia católica nicaragüense. Aún así, el arzobispo de Managua no es la única posibilidad, ya que el papa tiene la sabiduría para ver en cualquier obispo, e incluso sacerdote, las cualidades para ser merecedor de esta designación.
“El Espíritu Santo no lee periódicos, ni escucha encuestas, ni tiene internet. Eso será una decisión del papa”, señaló Brenes al Diario LA PRENSA en una entrevista reciente, en la que se le consultó la posibilidad de su designación.
Si bien la Iglesia asegura que es por inspiración celestial que el papa escoge a los cardenales, son muchos los aspectos terrenales que le pueden influenciar en esta decisión.
Suelen ser características de los cardenales su amplio conocimiento eclesiástico, el alto nivel intelectual, las buenas referencias y la simpatía de la feligresía de su país de origen.
Es así que Nicaragua podría estar hoy frente a la posibilidad de tener el segundo cardenal en su historia eclesiástica, después que Miguel Obando y Bravo (en retiro) obtuviera este título por disposición del papa Juan Pablo II en 1985.
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