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Navidad es la cercanía de Dios

Ya se siente cada vez más cercana la Navidad, y aunque hay dificultades económicas, siempre tenemos algo que dar y compartir, muchos con la alegría de la fe, otros solo con un evento familiar o social.

SACERDOTE ÓSCAR CHAVARRIA

Ya se siente cada vez más cercana la Navidad, y aunque hay dificultades económicas, siempre tenemos algo que dar y compartir, muchos con la alegría de la fe, otros solo con un evento familiar o social.

Navidad para la fe de los cristianos es afirmar que Jesús es el Cristo (el Mesías o Ungido), anunciado en el Antiguo Testamento, que es Hijo de Dios, que se hizo ser humano para salvar al mundo de sus pecados. Celebramos que Dios se ha hecho hombre como nosotros, para enseñarnos el camino hacia Dios Padre.

La alegría de la Navidad consiste en que se cumple la profecía de Isaías 7, 14: El Señor, pues, les dará esta señal: La Virgen está embarazada y da a luz un varón a quien le pone el nombre de Emmanuel, es decir: Dios-con-nosotros. La Virgen María trajo al mundo el gozo de la cercanía de Dios.

Este júbilo por el nacimiento del Niño Dios se ha traducido, desde hace siglos, en grandes celebraciones: Eucaristías solemnes, con música e incienso; una reunión familiar, con una comida especial y ofrecimiento de regalos. Pero, con la creciente descristianización, la fiesta navideña se ha vaciado de sentido religioso, para quedar solo como una fecha para una reunión familiar y para dar regalos, y también quizá para viajar aprovechando las vacaciones. Se ha perdido el Dios-con-nosotros.

Esta pérdida de sentido religioso no solo afecta a la celebración misma, celebramos el Nacimiento de Jesús, pero sin hacer referencia a Él; le hacemos la fiesta pero no invitamos al festejado. También tenemos la costumbre de recibir regalos navideños, pero ya no se tiene la cercanía de Dios. Por eso, cuando se dirigen al Señor, esperan conseguir regalos y favores, pero si no los consiguen se apaga su fe en Él.

La Navidad nos conduce a preguntarnos a qué vino Jesús al mundo. Al observar su vida en los Santos Evangelios, notamos inmediatamente que Jesús no vino a darnos riquezas, pues nació en un lugar pobre y humilde (Lucas 2, 7). Tampoco trajo poderío militar, pues tuvo que huir de Herodes que mandó a matar a todos los niños de esa comarca, pensando que así eliminaría al recién nacido Rey de Israel (Mateo 2, 13-18).

¿Qué ha traído Jesús realmente, si no ha traído la paz al mundo, el bienestar para todos, un mundo mejor? ¿Qué ha traído? La respuesta es muy sencilla: a Dios. Ha traído a Dios. Este es el auténtico regalo de Navidad: comprender que celebramos la cercanía de Dios. Jesús Nazaret es Dios-con-nosotros porque es Dios viviendo el drama de nuestra existencia humana: la alegría y el dolor, el amor y la traición, la esclavitud y la libertad, la persecución y la inmigración la carencia de bienes materiales…

Sabemos que Jesús es Dios-con-nosotros, no porque nos llene de dinero o de salud, sino porque ha vivido lo mismo que ahora experimentamos nosotros y le ha dado un sentido sobrenatural, divino, a nuestra abundancia y a nuestra carencia, a nuestra salud y a nuestra enfermedad. Ahora tenemos a Dios en nuestras vidas y, por eso, con o sin regalos, podemos decir: ¡Feliz Navidad!

El Señor te bendiga y te guarde, que el Señor te bendiga y tenga de ti misericordia, que el Señor te bendiga y te conceda su paz.

Religión y Fe Dios Navidad

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