SACERDOTE ÓSCAR CHAVARRÍA
Sin duda alguna que la crisis por la que estamos pasando extiende sus brazos a todos los sectores de la sociedad, no solo en el sector económico, político, ético y religioso sino también familiar. Si algún grupo humano sufre las consecuencias de esta crisis es la misma familia. Y muchos no caen en la cuenta que quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen.
Pero, la verdad es que las crisis siempre han existido y, si sabemos afrontarlas, pueden enseñarnos mucho para cambiar también muchas cosas en beneficio de todos, ya que la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer. Las crisis son una realidad desde que el mundo es mundo y, por tanto, también la crisis familiar. La familia de Nazaret pasó, sin duda alguna, por momentos muy difíciles y por crisis profundas que supo desafiar y retar.
La verdad es que la familia está sufriendo muchos palos desde fuera y desde dentro.
DESDE FUERA:
Porque los mismos gobiernos y poderes públicos no le están dando la importancia que la familia se merece. Los problemas económicos se agudizan cada vez más y quienes los sufren más directamente son las familias. Los sistemas educativos no afrontan con seriedad la importancia de la familia y los valores que en ella deben resaltarse ante los alumnos desde la más tierna edad.
DESDE DENTRO:
Cada día se va dificultando más la convivencia familiar dado que los valores más esenciales que conlleva el amor auténtico se nos están escapando de las manos. Se materializa la vida y se pierde la sensibilidad y la noción del amor. Las prisas, los problemas, las infidelidades, la falta de valores dificultan la marcha normal de la vida familiar. No hay tiempo para comunicarse; no hay tiempo para convivir. Y una cosa sí debemos de tener bien clara: Que no es la familia la que no tiene futuro; es el futuro el que no tiene porvenir sin la familia.
SIN FAMILIA:
Se pone en peligro la vida política de un país, porque empieza a notarse la ausencia de líderes capaces de darse en servicio al bien común. Se pone en peligro la economía del país porque se multiplican los problemas sociales: la corrupción, la falta de trabajo, la educación, la delincuencia, la pobreza… Se pone en peligro la convivencia y la misma paz social por la ausencia de valores que solo se aprenden en el seno familiar.
Salvamos la patria, si salvamos la familia. No es cuestión, pues, de preguntarse si la familia tiene futuro o no, sino de preguntarnos con seriedad si es posible un futuro sin familia.
Quienes hemos tenido la alegría de tener una bella familia, un padre, una madre y unos hermanos ejemplares, sabemos, por experiencia propia, que no hay nada que pueda suplantar la belleza de una familia unida. ¡Que la Sagrada Familia de Nazaret bendiga nuestras familias!
El Señor te bendiga y te guarde, que el Señor te bendiga y tenga de ti misericordia, que el Señor te bendiga y te conceda su paz.