Mientras permanecemos en la oscuridad se nos hace imposible percibir nuestro alrededor. Nos volvemos vulnerables a la circunstancia y cada paso es incierto. La oscuridad no nos da la seguridad para avanzar hacia un mejor destino. Lo contrario sucede cuando encendemos una luz que nos redime de las tinieblas, pues a partir de ella, emprendemos con seguridad nuestro rumbo y estamos claros del horizonte que debemos seguir.
Hace más de dos mil años el destello de una estrella anunciaba el nacimiento del Salvador de la humanidad, el Hijo de Dios hecho hombre: Jesucristo. Tres Reyes Magos de Oriente, quienes se apartaron de la oscuridad de la noche, se dejaron alumbrar por la estrella que los guiaba hasta un humilde establo. Al llegar al lugar se llenaron de gozo y admiración, frente a sus ojos tenían al Rey del Universo.
En estas fechas en que hemos conmemorado la venida de Dios al mundo es oportuno que, al igual que los Reyes Magos, nos dejemos guiar por la Luz que nos aleja de las tinieblas y nos conduce al gozo y a una vida en abundancia, llenándonos de paz y esperanza. Por tanto espero que esta celebración de la Natividad del Señor Jesús haya sido un momento de búsqueda intensa de su presencia en nuestras vidas y en la de nuestra familia, que hayamos vivido a plenitud la Nochebuena, alumbrados por su Luz.
“ Yo soy la Luz del mundo, el que me sigue, tendrá la Luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad.” Juan 8:12. No solo en este fin de año vivamos en la Luz que es Jesucristo, animémonos a seguirle para que nuestras vidas nunca más permanezcan en las tinieblas que nos conducen a un estilo de vida incierto y vacío.
Con el nacimiento de Jesucristo como el Mesías tenemos una razón para encontrar la felicidad. Dios se despojó de su majestuosidad divina para convertirse en humano y enseñarnos a vivir en su amor, el cual se da sin medida a quien lo pida, pensando siempre en compartir, desprenderse, comprenderse y sobre todo ser transmisores de su mensaje de paz y esperanza que nos lleva a la vida eterna.
Una Navidad sin la búsqueda de Cristo en nuestras vidas es solamente un holgorio de una celebración pagana, la cual nos hace vivir superficialmente la alegría de la fiesta, pues la ausencia de Jesús nos acerca a la tristeza, amargura y frustración que acarrea este mundo.
A partir de esta Navidad y Año Nuevo que nuestros hogares, nuestra familia y nuestro corazón se dejen inundar por esa Luz que viene a acabar con las tinieblas que acechan nuestras vidas, cualquiera que sea la oscuridad que se pueda estar atravesando el nacimiento de Jesús en su corazón le permitirá liberarse y vivir plenamente.
Con Cristo en su hogar el gozo de la Navidad, el compartir y el amor en familia se quedarán para siempre en su vida, con Él todas las noches y días son buenos. El deseo de Dios para sus hijos es que podamos disfrutar del don de la vida en su amor, compartiendo su luz con aquellos que están en tinieblas.
El autor es presidente de la Asociación Cristiana Jesús está vivo.
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