Querida Nicaragua: Dieciocho ciclos de diálogo han cubierto las FARC, Fuerzas armadas revolucionarias de Colombia, con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos, cerrando el año 2013. Ahora las FARC quieren una Asamblea Constituyente para sellar la paz. Afortunadamente, el presidente Santos rechaza tajantemente esta opción.
La propuesta fue dada a conocer por el número dos y jefe negociador de las FARC, Iván Márquez, alias de Luciano Martínez Arango, en un comunicado ante los periodistas de La Habana, la ciudad especialista en acoger a guerrilleros comunistas y narcotraficantes para tratar de hacer los arreglos que se proponen, no para lograr la paz, en la cual no tienen mayor interés, sino para dar un paso gigantesco en sus ansias de hacerse del poder en Colombia.
El plan de los rebeldes es llamar a una constituyente que se basará en un gran acuerdo nacional que comprometerá a todos los poderes públicos y será expresión elevada de la participación social. Para garantizar la mayor representatividad y legitimidad posibles, la asamblea estará compuesta por representantes de las fuerzas guerrilleras en número que será definido como parte de un eventual acuerdo final, dice el comunicado.
Además, la guerrilla espera que se incluyan representantes de comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, de las víctimas del conflicto y de mujeres organizadas, estudiantes y trabajadores.
Solo les hizo falta prometer en el comunicado elevar los salarios de los soldados y combatir la explotación del capitalismo, que nos hacen recordar las promesas de aquellos famosos comunicados orteguistas, de diciembre del 74, cuando la toma de la casa del ministro Chema Castillo, y que fueron publicados en LA PRENSA y en Novedades y leídas en cadena nacional de radio y televisión durante tres días seguidos.
No hay duda de que si las FARC encuentran a Santos en un momento de debilidad y les concede lo que piden, tienen dinero de sobra para comprar votos, tal como lo han hecho en Venezuela, Nicaragua, Ecuador y Bolivia. Una sola oportunidad de abrirles el camino para competir democráticamente y comenzará su lucha tenaz. Si no ganan en esta, probarán en la que viene y en la otra y la otra elección hasta que puedan, imitando la tenacidad y el irrespeto del señor don Daniel, ganar el poder a cualquier costo.
Ya deberíamos haber aprendido lo que es la izquierda, lo que son los movimientos guerrilleros, sobre todo los narcoguerrilleros como las FARC, con un bagaje a cuestas y con una hoja de vida que está a la vista en la conducta de individuos como Pablo Escobar y sus cómplices. La democracia representativa, con todos su defectos, es el mejor sistema político que se ha inventado hasta ahora, y hay que cuidarla como la niña de los ojos. Hay grupos merodeando por todas partes. En Honduras, el peligro fue inminente y los votos de la izquierda no fueron cosa como para ponerse a reír. Y el zelayismo no se quedará tranquilo. Hará lo que hizo Ortega en 1990, cuando perdió el poder: gobernará desde abajo, fomentará huelgas, se tomará oficinas públicas, se opondrá a todas las leyes que quiera pasar el gobierno hondureño. La izquierda no se detiene, trabaja día y noche.
En Costa Rica, donde se avecinan las elecciones, el candidato de la izquierda alcanza en las encuestas el segundo lugar. Y abiertamente se proclama amigo de Daniel Ortega y simpatizante del orteguismo. Estamos pues entre dos fuegos sumamente peligrosos, pues son inimaginables las tretas del izquierdismo. Chávez está acabando con Venezuela, pero todavía tiene petróleo para mantener a Cuba y varios de sus satélites latinoamericanos.
Costa Rica ha disfrutado de 64 años de paz y elecciones limpias y transparentes gracias al prócer José Figueres Ferrer. Sería el colmo que se deje engañar con las promesas mentirosas del izquierdismo que sopla sus vientos por estos lares. ¡Dios salve a América! El autor es gerente de Radio Corporación. Excandidato a la Presidencia de la República en 2011.
Ya deberíamos haber aprendido lo que es la izquierda, lo que son los movimientos guerrilleros, sobre todo los narcoguerrilleros como las FARC. La democracia representativa, con todos su defectos, es el mejor sistema político que se ha inventado hasta ahora, y hay que cuidarla como la niña de los ojos. Hay grupos merodeando por todas partes.
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