Por Amalia del Cid
Imagine que vive en un país donde el actual presidente está muerto desde hace 19 años y seis meses; donde existe una ciudad dedicada por entero a la propaganda y hay más de 800 estatuas gigantes hechas a imagen y semejanza de ese embalsamado “presidente eterno”. Imagine ahora que solo arriesgando su vida puede salir de ese país… Bien, está usted en Corea del Norte, el lugar más extraño y totalitario del planeta. Este es el imperio de la dinastía de los Kim.
Al otro lado del paralelo 38, la última frontera de la Guerra Fría, se encuentra la hermana y enemiga Corea del Sur. Desde 1948, año de la fundación de los dos estados, los coreanos del sur han tenido 11 presidentes en 18 períodos. Los del norte, solo tres: padre, hijo y nieto.
Kim il Sung, un hombre de gruesos lentes y cierto aire de ardilla, fue el iniciador de esta “monarquía comunista”, considerada la única dinastía en la accidentada historia del comunismo.
No solo es el “Presidente Eterno de la República” norcoreana; también es una especie de Jesucristo. El calendario “Juche” de este país comienza a contar los años a partir de su nacimiento, en 1912. Es decir, el calendario gregoriano está en 2014; pero el de los coreanos del norte apenas va en 103. Ambos años aparecen en los comunicados de la Agencia Central de Noticias de Corea (KCNA), la única que existe en el país.
De Corea del Norte y el régimen que la domina existe muy poca información oficial y la que hay no siempre es de fiar. Por ejemplo, la prensa internacional atribuye a biógrafos oficiales el haber afirmado que Kim Jong il —hijo y heredero de Kim il Sung—, comenzó a caminar a las tres semanas de vida y que ya hablaba a los dos meses de edad (probablemente en perfecto coreano).
El tercero en la línea es Kim Jong Un. Se cree que el pasado miércoles ocho de enero celebró su cumpleaños número 31. Tan hermética es Corea del Norte que ni siquiera la edad del dictador se conoce a ciencia cierta. Pero todo indica que podría estar sobrecalificado para el cargo que ocupa, pues, según la propaganda de la capital, Pyongyang, es un “genio de genios” que a los tres años aprendió a manejar y domina por lo menos siete idiomas.
En el “reinado” del joven y belicoso Kim Jong Un, aún se venera al “Presidente Eterno” y al “Querido Líder” (así llaman a Kim Jong il). Sus rostros están en el metro, en las calles, en las casas, como las dos caras de un escapulario. El sistema propagandístico estatal, como se aprecia en los documentales producidos por el Ministerio de Cultura de Corea del Norte, está diseñado para que los niños aprendan a amar a los “líderes” con la misma intensidad del odio que deben sentir por el invasor: Estados Unidos.
Incluso las flores han sido alcanzadas por la “devoción” de los norcoreanos. El periodista Michael Bristow, corresponsal de la BBC Mundo, cuenta que justo en el centro de Pyongyang hay una exposición de coloridas kimjongilias y kimilsungias.
¿En qué momento Corea del Norte se convirtió en esto? A la historia nos remitimos.
EL CONFLICTO
La situación política y geográfica de las dos Corea es el resultado de tres guerras: la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y la Guerra de Corea.
En 1945, tras la derrota de Japón, que ocupaba la península coreana desde 1910, Estados Unidos le propuso a la Unión Soviética la división del país y eligió el paralelo 38. Tres años más tarde en el norte nació formalmente la Corea comunista, que simpatizaba con los soviéticos, y en el sur se fundó la capitalista, apoyada por los estadounidenses.
La Guerra de Corea, considerada el primer conflicto armado serio de la Guerra Fría, estalló en 1950. El norte atravesó el paralelo 38 e invadió los territorios del sur en clara provocación contra Estados Unidos y con el objeto de unificar al país bajo un gobierno socialista. Al frente de las tropas del ejército norcoreano iba Kim Il Sung.
El enfrentamiento creció hasta involucrar a 16 naciones, dejó al menos dos millones de muertos, duró tres años y finalizó en armisticio. En un país devastado por la guerra, a Kim Il Sung se le ocurrió implementar una ideología de su propia invención: Juche, de autoconfianza. De esa forma aisló aún más a su país, que lo consideraba —y al parecer todavía lo hace— el hombre que salvó al norte comunista de la invasión estadounidense.
De acuerdo con el sitio web de la Historia del Siglo XX, al finalizar la guerra, Kim Il Sung “reprimió por la fuerza cualquier oposición interna y purgó el aparato del partido comunista. Convertido en el único líder de su país estableció una dictadura militarista y totalitaria con un extraordinario grado de control de la población. Desarrolló uno de los más demenciales ejemplos de culto a la personalidad, lo que unido a un eficaz y masivo sistema de propaganda le permitió mantenerse en el poder hasta su muerte”.
EL “PRESIDENTE ETERNO”
Se sabe poco de los primeros años de la vida de Kim Il Sung. Nació el 15 de abril de 1912, sus padres eran Kim Hyung Jik y Kang Ban Suk, y se cree que fue bautizado como “Kim Sung Ju”. Para los norcoreanos es un héroe de la lucha contra los colonizadores japoneses, en la cual se supone jugó un papel clave para justificar su ascenso al poder.
Murió el 8 de julio de 1994. “El corazón de Kim II Sung, de 82 años dictador absoluto de este Estado estalinista asiático desde su fundación, en 1948, se paró a las dos de la madrugada del viernes. Kim Il Sung, que mantuvo a su país aislado del mundo y trató de dotarlo del arma nuclear, lo que provocó la hostilidad de Corea del Sur y de Occidente, deja un heredero”, informó el diario español El País.
Ahora el cuerpo del camarada Kim Il Sung, también llamado “Gran Líder”, yace en “un sarcófago de cristal, impecablemente vestido con traje y corbata, con la cabeza descansando en una almohada tradicional coreana y el cuerpo envuelto en la bandera roja del Partido de los Trabajadores”, narra el periodista español David Jiménez, en su artículo “El muerto mejor cuidado del mundo”.
Realmente —dice Jiménez—, “ofrece la sensación de que podría despertar en cualquier momento y ordenar, como en 1950, la invasión de la vecina Corea del Sur”.
El mausoleo de Kim Il Sung dice mucho de quién fue él. Mide 100 mil metros cuadrados “y tiene jardines adornados con 150 mil árboles de especies traídas de medio mundo, lagos con cisnes y servicio de seguridad privada formado por un millar de guardias”, cuenta el periodista. Por si fuera poco, para pasar al “despacho” del presidente embalsamado, el visitante debe “caminar por cepillos rodantes que te dejan los zapatos como nuevos y ser desinfectado en una cámara de aire”. Para Jiménez, este debe ser “el lugar más limpio del mundo”.
Sin embargo, no fue eso lo que más lo sorprendió, sino que el régimen espere que los extranjeros muestren la misma actitud reverente de los nacionales. “Nada más llegar al país hay que postrarse ante la inmensa estatua de 35 metros de altura que se alza sobre Pyongyang, te fuerzan a visitar la insípida aldea donde nació y te llevan a la biblioteca donde su obra se estudia con el fanatismo del Corán en una madraza de Pakistán”.
Kim Il Sung escribió 18 mil libros “muy intensos y muy profundos”. Eso le dijeron los encargados de la biblioteca nacional al periodista vasco Jon Sistiaga, autor del documental “Corea del Norte, amarás al líder por sobre todas las cosas”. Es decir, redactó un libro al día durante 49 años.
EL “QUERIDO LÍDER”
Según los norcoreanos, Kim Jong Il nació el 16 de febrero de 1942. La versión más prosaica de su nacimiento apunta que vino al mundo en un campamento militar siberiano cerca de Jabárovsk (en la Unión Soviética) y no en el sagrado Monte Baekdu.
Su llegada al poder —dicen los analistas— se debió en buena parte al adoctrinamiento ideológico desarrollado por la maquinaria propagandística del Gobierno y el culto a Kim Il Sung. Además, su padre dejó todo preparado. En 1980, ante el pleno del Partido confirmó a Kim Jong Il como su heredero al “trono”.
Este Kim era célebre por algunos gustos culposos y excesos que se le atribuían. Usaba palillos de plata para comer langostas frescas regadas con champagne y zapatos de plataforma para ganar un poco de altura. También tenía debilidad por el coñac. Esto según el sitio web de noticias internacionales, Global Post, que ha recopilado las diez mayores extravagancias del dictador.
Para combatir la hambruna creada por su propio estilo de gobierno, que entre 1995 y 1999 dejó al menos 250 mil muertos en Corea del Norte (aunque algunos medios, como CNN, estiman que fueron dos millones), “no tuvo mejor idea que criar conejos gigantes”. Y a pesar de su política de odio hacia los Estados Unidos, se dice que tenía una colección de más de 20 mil películas y que entre sus favoritas estaban Rambo, Viernes 13 y Godzilla.
De acuerdo con Global Post, la biografía publicada en la web oficial del Gobierno de Corea del Norte, que ya fue retirada, “informaba de otra característica sobrenatural de Kim Jong Il: no defecó jamás en su vida”.
EL HEREDERO
Tras la muerte del segundo dictador, ocurrida el 17 de diciembre de 2011, un nuevo “monarca” ascendió al poder. El joven Kim Jong Un apareció de la nada para ocupar el lugar de su padre.
El rechoncho dictador es blanco de burlas cada vez que lanza amenazas de guerra nuclear al Gobierno de Estados Unidos. En las redes sociales incluso han llegado a compararlo con el “Doctor Malito”, archienemigo de Austin Powers en las películas del espía británico.
Pero el viernes 13 de diciembre del 2013 no hubo lugar para bromas. Esa mañana el gobierno norcoreano anunció la ejecución de Jang Song Thaek, tío de Kim Jong Un y hasta hacía poco, su mentor y mano derecha. La sentencia se cumplió el jueves, poco después de que el acusado fuera declarado culpable de traición por un tribunal militar, informó la KCNA.
Días después en los medios de comunicación internacionales empezó a crecer el rumor de que no había sido un fusilamiento. Se dijo que el tío del dictador y otros cinco “traidores” sirvieron para saciar el hambre de tres días de una jauría de 120 perros.
Hace poco se descubrió que la bárbara historia se originó en una sátira publicada en la red de microblogs china Tencent Weibo. Sin embargo, reflexionó el periodista Max Fisher, de The Washington Post, “el problema con esta historia y otras que puedan surgir sobre Corea del Norte es que existe la posibilidad, aunque remota, de que puede ser verdad. Sí, hay bastante evidencia que sugiere que esto probablemente sea falso, pero hablamos de Corea del Norte, por lo que también hay razones para permitir su plausibilidad”.
Después de todo, en este país todavía se puede ejecutar por “traición”. Y de acuerdo con informes de la Comisión de Derechos Humanos de Corea del Sur, se estima hay unos 200 mil presos políticos distribuidos en seis campos, donde son sometidos a torturas y opresiones.
Mientras tanto, en las escuelas, las profesoras imparten la clase del día a los niños en edad preescolar: “Pequeños camaradas, cuando oigan mi historia sabrán que nuestro general es el hombre maaás digno de elogio de la tierra…”.
EN NÚMEROS
Corea del Norte tiene 25 millones de habitantes. Y el ingreso per cápita es de unos 1,000 dólares (en Corea del Sur es de unos 20,000 ).
Aunque publica pocos datos sobre su Producto Interno Bruto (PIB), se estima que en 2009 este era de 40,000 millones de dólares. El de Costa Rica, con cerca de 5 millones de habitantes, es de 45,000 millones de dólares.
Se calcula que el país tiene más de un millón de soldados. Y desde 2003 posee armas nucleares.
Alrededor de 40,000 menores de cinco años sufren desnutrición aguda cada año y un tercio de las “mujeres en edad de procrear” padece anemia, según datos de Naciones Unidas, en 2010.
Unos 3,000 norcoreanos logran escapar cada año del país más aislado y hermético del mundo.
AMISTAD
Durante la década de los ochenta, Nicaragua fue amiga de esa Corea del Norte, totalitaria y belicosa. “Fueron relaciones diplomáticas sin mayor contenido económico. Teníamos una embajada allá y los coreanos tenían una embajada aquí, pero no fue una relación importante. Para hacer alguna comparación, la relación que había con Libia, era mucho más importante”, recuerda Víctor Hugo Tinoco, quien fue vicecanciller en los ochenta.
Según él, tampoco la contribución militar coreana, de la que todavía habla del Ejército Nacional de Nicaragua, fue algo significativo.
En aquel momento, con el triunfo de la revolución —cuenta Tinoco—, “se abrieron relaciones diplomáticas con todo el socialismo del mundo. Y todo el socialismo era autoritario. Se establecieron relaciones con Rusia, Alemania Democrática, Checoslovaquia… Y en ese paquete iba Corea, iba Vietnam”.
El 25 de mayo de 2007, Corea del Norte restableció relaciones diplomáticas con Nicaragua, 17 años después de que Pyongyang las suspendiera por diferencias con el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro.
En varias ocasiones el presidente inconstitucional de Nicaragua, Daniel Ortega, ha guardado silencio ante las denuncias de ataques de Corea del Norte a Corea del Sur.
NORCOREA EN LA MEMORIA
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, vicepresidente dela República en los años ochenta, visitó Corea del Norte en aquella época de revoluciones. Así la recuerda:
“… Si de ambientes irreales verdaderamente se trata, habría que hablar de Corea del Norte, por ejemplo. Estuve en Piong Yang en la década de los ochenta, en tiempos del Gran Líder, el camarada Kim Il Sung, al que ha sucedido su hijo Kim Yon Il, para entonces llamado el “Querido Dirigente”.
Cuando un visitante oficial es recibido con honores en el aeropuerto, tras una valla hay centenares de trabajadores traídos en autobuses que saludan con banderitas del país anfitrión y del país visitante, todos ellos, si son hombres, vestidos con trajes del mismo color. Uno imagina que cuando la caravana que lleva al visitante ha partido, toda aquella comparsa que le ha dado la bienvenida deberá entregar tanto las banderitas como los trajes a quienes los dirigen, como ocurre en las representaciones teatrales con los extras.
En la televisión se pasan todo el día películas en esos colores encendidos del Mago de Oz, contando la vida heroica del Gran Líder, que ya lo era desde su infancia, y también abundan los musicales sobre sus hazañas de guerra, con melodías del Hollywood de los años cuarenta del siglo pasado. En los cines, ocurre lo mismo, películas sobre el Gran Líder. En el teatro, puestas sobre el Gran Líder. Y en los suntuosos recintos de la ópera, colmados de un público disciplinado que aplaude como bajo órdenes invisibles, todos luciendo en el pecho, o en la solapa, un retrato de latón del Gran Líder, que vigila desde todas partes, tanto que, como ven, siempre está presente en las letras de las canciones, en los guiones de cine, en los argumentos de las piezas teatrales, y en las voces de los tenores y de las sopranos que loan sus glorias por siempre amén”.
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