14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

En las prácticas de futbol, él se ponía a veces de portero y paraba la bola con una mano. Eso me impresionaba. Creo que si él en vez de cura se hubiera dedicado a ser futbolista, se la hubiera ganado a Pelé”. Edén Pastora, exalumno y amigo

Me llamaron Juan Bautista

Se acercaba la hora de la generación del 57 y el maestro se ponía muy serio cuando hablaba del futuro de sus alumnos. Cada semana les decía: “Ustedes ya se van a bachillerar... De aquí van a salir médicos, abogados, ingenieros y hasta puede que en un caso remoto salga un gánster... Pero, por favor... si de aquí va a salir un gánster, ¡que sea un graaan gánster! para que nosotros los jesuitas digamos: ¡Ese lo formamos nosotros!”

Por Amalia del Cid

Se acercaba la hora de la generación del 57 y el maestro se ponía muy serio cuando hablaba del futuro de sus alumnos. Cada semana les decía: “Ustedes ya se van a bachillerar… De aquí van a salir médicos, abogados, ingenieros y hasta puede que en un caso remoto salga un gánster… Pero, por favor… si de aquí va a salir un gánster, ¡que sea un graaan gánster! para que nosotros los jesuitas digamos: ¡Ese lo formamos nosotros!”

Juan Bautista Arríen, el maestro, era entonces un muchacho de 26 años a punto de obtener un doctorado en Filosofía. Y entre sus alumnos estaba uno que después de escuchar el discurso sobre el “gran gánster” decidió que se convertiría en guerrillero, Edén Pastora, el futuro “Comandante Cero”.

“Él nos decía —recuerda Pastora— no quiero hombres mediocres. Por favor… hay que ser grande en la vida”. Y Arríen suelta una carcajada. “Es que la mediocridad va en contra de la naturaleza humana. Las personas no nacimos para ser mediocres”, explica.

Este es el año 83 de la vida de Arríen. Y en la intimidad de la minúscula oficina que acondicionó en su casa se detiene un minuto para observar las paredes tapizadas con fotos y reconocimientos. Ya no cabe ni un cuadro más.

“Aquí me declararon Ciudadano del Siglo, ya no recuerdo el nombre de la organización… Aquí me hacen Hijo Dilecto de Managua… En esa foto el presidente Ortega me entrega la Orden Cultural Rubén Darío… Bueno, este es el Premio Nacional de Humanidades… En aquella la Asamblea Nacional me da la Orden de la Libertad Pedro Joaquín Chamorro Cardenal. Allí me dieron la Orden de la Paz Martin Luther King…”, va recordando con ese acento vasco que no pierde aunque vino a Nicaragua hace 58 años y es ciudadano nicaragüense desde hace más de 40.

Del otro lado de la salita están los reconocimientos a su carrera deportiva. Hay un lugar especial para la foto de la camiseta de la Selección Nacional de Futbol, la misma que derrotó a los Estudiantes de la Plata de Argentina, y la medalla de oro que recibió en agradecimiento por su desempeño como jugador.

“El intelectual no podía ser sin el deportista. Ni el deportista sin el intelectual”, analiza. Y corta el aire haciendo espirales con las manos, como si se encontrara impartiendo una clase.

En su larga lista de exalumnos hay muchos personajes que, para bien o para mal, han influido en el curso de la historia de Nicaragua. Tenemos, por ejemplo, a Dionisio Marenco, quien fue alcalde de Managua; Edgar Tijerino, gran cronista deportivo y Alfonso Robelo, que integró la primera Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional. También al exguerrillero Edén Pastora y a Daniel Ortega Saavedra, actual presidente (inconstitucional) del país.

A todos los recuerda con cariño. Los ve como a los muchachos que un día llegaron a él como el barro llega al alfarero.

Esta tarde Arríen se encuentra en su casa. Leerá un libro de José Saramago, verá un partido de futbol, pondrá las noticias y descansará mucho. Desde hace tres meses no puede mantener su acostumbrado ritmo de trabajo, porque ha estado librando una nueva batalla por su vida.

Acostumbraba nadar todos los días durante 45 minutos a partir de las 5:30 de la mañana, hasta que el agua viciada de la piscina le provocó una infección en el cartílago de la oreja derecha. Ya lo han operado dos veces y dos veces ha perdido parte de su oreja. Pero la infección sigue y Arríen teme que toque el cráneo. Ahora se prepara para una tercera cirugía y ha dejado todo en las manos de Dios.

ORÍGENES

Francisco Arríen era panadero, deportista y fanático del Athletic de Bilbao. Cesárea García era una maestra rural obsesionada con el orden y la limpieza. Él prefería hacer y no hablar. Ella era alegre, entusiasta y creativa. Pero cuando nació su primero hijo se pusieron de acuerdo en el nombre. El niño se llamaría Juan Bautista. Sería “Juan”, la “alegría de Dios”.

Y así, Juan Bautista Arríen vino al mundo el 13 de mayo de 1931, en la villa de Durango, provincia del País Vasco, en el norte de España. Hijo de Francisco y Cesárea y también, dice, “hijo de la guerra”.

A los cinco años le tocó enfrentar la crudeza de la Guerra Civil española. Sin embargo, considera, “en medio de la zozobra aprendés a sufrir; en medio de la pobreza aprendés a tener hambre y en medio de la inestabilidad aprendés de la seguridad”. Por eso aquellos años le sirvieron para forjar su carácter.

Era el carácter que necesitaría mucho tiempo después, durante sus años como sacerdote jesuita y rector de la Universidad Centroamericana (UCA), en Nicaragua, cuando tuvo que andar sacando de la cárcel a los estudiantes que se atrevían a desafiar al régimen, en los últimos años de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle.

“Ya para entonces habíamos tomado caminos distintos. Yo quitando vidas; él salvándolas”, cuenta Pastora.

En 1979, por discrepancias de pensamiento, Arríen decidió salirse de la Compañía de Jesús. “En sus tiempos de ministerio sacerdotal, el doctor Arríen fue ejemplar. Lo demostró cuando decidió pedir a la Santa Sede su dimisión. Eso lo hace solamente una persona sincera, valiente”, señala monseñor Bosco Vivas, obispo de la Diócesis de León y Chinandega y amigo cercano de Arríen.

Ya fuera de la compañía, Arríen se casó y continuó en su labor de educador. Recuerda como una “experiencia linda” la escuelita que construyó y fundó en 1988 en un asentamiento que por entonces era conocido como Villa Miseria y ahora se llama Vista Hermosa.

Un día, en una de sus tantas visitas, se encontró con un rótulo que decía: Escuela Juan B. Arríen.

—Pero, ¿cómo va a creer? Esto no es bueno, los nombres se ponen a los que han muerto con determinados méritos —reclamó a la directora.

—Señor, ¿usted nos dijo que esta escuela era nuestra? —replicó ella.

Arríen asintió con la cabeza.

—Pues vea —agregó la directora— si es nuestra, nosotros le ponemos el nombre que queremos.

VIDA DE CASADO

Paco se ha acercado dando saltitos y moviendo la cola alegremente. “¡Este sí me gusta!”, dice Arríen. De las siete mascotas de su segunda esposa, Giovanna Daly, solo este perro lanudo se ha ganado su simpatía. No le atraen mucho los animales.

Pero cada mañana sale al patio de su casa y vuelve a asombrarse al descubrir los árboles, como si los mirara por primera vez. “¡Cuántos tonos de verde! ¡Qué maravilla!”, exclama, extendiendo los brazos al cielo. “¡Miren esa palmera! ¡Miren qué belleza!”

Esta pequeña casa de limoneros, limonarios, aguacate y mango es el templo Arríen. Aquí sufre o goza los partidos del Athletic de Bilbao y se enfrasca en sus lecturas. “Yo diversifico más mi tiempo. Él es un comelibros. Todos los días lee 50 o 100 páginas”, cuenta su esposa Giovanna, a quien él considera el gran amor de su vida.

Giovanna ha estado con él en los momentos más amargos de su vida. Estuvo con él durante su lucha contra el cáncer y ha sido su sostén tras la muerte de su hijo menor, Xabier Ignacio, quien murió en un accidente en 2005. Esa pérdida logró quebrarle el espíritu. “Es el golpe más brutal que he sufrido en toda mi vida. Todos los demás han sido superados, este no lo puedo superar todavía”, escribió en su libro La vida más allá de uno, una autobiografía narrada con candidez, a corazón abierto. Tanto que, más que una biografía, parece un diario íntimo.

Empezaron como amigos, conversando por largas horas, cuando Giovanna, también docente, llegó a trabajar a la UCA. Ambos acababan de salir de matrimonios difíciles. Él tenía dos hijos; ella, tres. “Decidí casarme con él porque pensé que era una linda persona, no tomaba licor y era casero”, cuenta Giovanna.

Con 17 años de matrimonio, dice entre risas, se han convertido en un “mal necesario” el uno para la otra. Y viceversa.

Arríen sonríe. Sonríe todo el tiempo, hasta que le tocan temas tristes o se pone a hablar de educación. Pero, a veces, por las tardes, deja su traje de maestro y se encuentra a sí mismo como una “partícula perdida en el infinito del universo”, que a pesar de todo es parte de un diseño divino. Entonces vuelve a alzar los brazos al cielo y exclama: “Oigan, oigan cómo canta el cenzontle. ¿No es hermosa la creación de Dios?”

Sección Domingo Bautista futbolista

Puede interesarte

COMENTARIOS

  1. Reynaldo "Cacho" Tellez
    Hace 11 años

    Mi admiracion y respeto para el Dr. Arrien, aunque no me dio clases, lo conoci a traves del deporte, coincidimos varias veces en diferentes acontecimientos., una personalidad incomparable.
    Me alegro de que este bien y que Dios y la Virgencita lo protejan.

  2. Juan
    Hace 11 años

    Este planeta tierra es una Universidad donde el alma construye su propia ropa (el cuerpo ) el tiempo lo destruye poco a poco,se aprende las lecciones,llega el momento que la ropa se destruye y el alma tiene que construir otro traje para seguir con su aprendisaje.

  3. Salvador Davila Ruiz
    Hace 11 años

    Una anecdota de Arrien: estaban varios picaros estudiantes de la UCA que parecian pitcher con hombre en primera espiando de reojo a Nadia Leets que estaba coquetamente sentada de piernas cruzadas con una minifalda, llega el Padre y les dice, oye, no sean degenerados, yo se que eso es rico peo disimulen.

  4. ojo de aguila
    Hace 11 años

    Jamás, los alumnos del CCA tuvimos por compañero a DANIEL ORTEGA. Alguien se equivocó y lo menciona como alumno de Juan Bautista Arríen. Daniel Ortega fue alumno de los Hermanos Cristianos (PEDAGOGICO. Muy distinto.

  5. MAISSA
    Hace 11 años

    Conociendo más , acerca de su vida, ahora en este reportaje, le admiro más , pues sabía de él con sus aportes altruistas en sus exposiciones acerca del tema “educación “, en su papel de representante de la UNESCO.

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí