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La luz de la humanidad

Cuando Israel vivió su destierro en Babilonia era un pueblo que sufría las consecuencias de las “obras de las tinieblas”, que vivía en la oscuridad de la guerra, de la opresión, de la esclavitud, dividido entre vencedores y vencidos, pobres y ricos. Un pueblo que en medio de su oscuridad era incapaz de ver una estrellita de esperanza, un pueblo triste y deprimido.

Sacerdote Óscar Chavarría

Cuando Israel vivió su destierro en Babilonia era un pueblo que sufría las consecuencias de las “obras de las tinieblas”, que vivía en la oscuridad de la guerra, de la opresión, de la esclavitud, dividido entre vencedores y vencidos, pobres y ricos. Un pueblo que en medio de su oscuridad era incapaz de ver una estrellita de esperanza, un pueblo triste y deprimido.

A este pueblo le dice el profeta Isaías: “Verá una gran luz (Is.9,1)… Y esa luz acabará con la vara del opresor (Is.9,3)…. Y les vendrá, de nuevo el gozo y la alegría” (Is.9,2).

Jesús inicia su actividad y mensaje no en la ciudad de Jerusalén donde residen los poderes políticos, sociales, económicos y religiosos, causantes de la oscuridad en que vive el pueblo. Jesús empieza a actuar en la “Galilea de los gentiles” (Mt 4,18), la región mal vista, la separada, la olvidada, la pobre, fruto de la marginación. Es ahí donde empieza a hacerse realidad la profecía de Isaías: “El pueblo que camina en tinieblas, ve una gran luz” (Is.9,1; Mt.4,16).

Los ciegos empiezan a ver (Jn.9,1-41), los enfermos empiezan a recobrar la salud (Jn.5,1-9), los leprosos quedan limpios (Mc.1,40-45), los muertos empiezan a recobrar la vida (Jn.11,1-44).

Por eso, el mensaje de Jesús empieza a ser “evangelio”, “buena nueva”, “buena noticia” (Mt.4,23) para todos cuantos buscan romper en este mundo las tinieblas del odio, de la división, de la miseria y opresión, y abandonar las barcas y las redes que les esclavizan y así hacer un mundo más humano.

El mensaje de Jesús empieza a ser “Buena Noticia” para todos cuantos desean abrir los ojos y encontrarse con un mundo lleno de luz y en el que todos empecemos a darnos cuenta de que es mejor: La luz de la libertad que la oscuridad de la esclavitud. La luz de la unidad que la oscuridad de la desunión. La luz de la justicia que la oscuridad de la corrupción y la opresión. La luz de la vida que la oscuridad de la muerte.

El mensaje de Jesús es un llamado a romper las oscuridades que nos impiden vivir y convivir dignamente, como personas humanas.

El mensaje de Jesús es un llamado a que seamos “pescadores de hombres” (Mt.4,19), a construir una nueva humanidad en la que reine: la comunión allí donde hay división, la libertad allí donde hay opresión, el amor allí donde hay rencor y odio, salud allí donde hay enfermedad, vida allí donde se da la cultura de la muerte, la luz allí donde reina la oscuridad.

En esta sociedad nuestra que camina en medio de tantas tinieblas por la opresión que ejercemos los unos con los otros, todos estamos llamados a encender, como Jesús, esa luz, ese Evangelio que nos haga mirar la vida y la convivencia de cara a una mayor fraternidad, respeto y libertad.

Religión y Fe humanidad luz

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