Por Vladimir Vásquez
Julio Icaza grafica con el dicho de “se necesitan dos para bailar un tango” el estado de la relaciones entre Nicaragua y Costa Rica. En la víspera de la toma de posesión, el presidente electo costarricense, Luis Guillermo Solís, inició recientemente una gira por Centroamérica que no incluye a Nicaragua, lo que sería una señal de mantener el distanciamiento con el gobierno de Ortega que marcó el gobierno de su antecesora, la presidenta Laura Chinchilla. Costa Rica no quiere bailar tango con Nicaragua. Ahora, toca ver si Nicaragua está dispuesta a responder el desaire con otro desaire, con el nivel de representación que envíe a la toma de posesión de Solís el próximo 8 de mayo. Si es Ortega el que decide ir, puede que haya baile. Icaza, político de oposición con amplia experiencia en relaciones internacionales, en esta entrevista brinda sus recomendaciones para mejorar las tensas relaciones entre los dos países y considera que Nicaragua debería dar “una muestra” para “entrar en una fase más constructiva”.
::: Con la reciente segunda vuelta de las elecciones de Costa Rica, uno esperaría un cambio en las relaciones Costa Rica-Nicaragua, ¿se ve venir ese cambio?
Creo que existe una oportunidad en tanto que el gobierno de la señora Chinchilla, por los problemas internos, recurrió al problema limítrofe como un distractor de la opinión pública de su país. Solís estaría entrando a conformar un nuevo Gobierno que no tendría estos problemas de opinión pública, ha sido electo con una gran mayoría. Además, Solís tiene una perspectiva integracionista, desde académico que ha sido y como asesor que fue de (José María) Figueres en relaciones internacionales, que no la tenía la señora Chinchilla.
::: Hablamos de un personaje “integracionista”, pero cuando se mira esta actitud de visitar otros países y no Nicaragua que es su vecino ¿realmente se puede creer en la figura del personaje integracionista?
Él está visitando a todos los presidentes de Centroamérica a excepción de Daniel Ortega, las declaraciones que dio en su visita a Guatemala fueron en esa línea de integrar más a Costa Rica con la Región Centroamericana. Esa es una decisión, muy particular del presidente electo Solís que tiene que ver más con los aspectos protocolares por supuesto, con toda la simbología que esa decisión tiene pero que no debería ser obstáculo para que Nicaragua pueda aprovechar esta oportunidad histórica de recomponer sus relaciones con Costa Rica y darle una tonalidad y una dirección mucho más constructiva de la que han tenido hasta ahora.
::: Pero, ¿Nicaragua podría lograr esto si no hay voluntad de parte de Costa Rica de hacer un cambio en su política exterior?
Por supuesto que todo es recíproco en las relaciones internacionales, pero como te digo, conociendo la trayectoria del presidente electo Solís y tomando en consideración que no tiene los condicionamientos y las necesidades que tuvo la expresidenta Chinchilla por lo menos ahí se visualiza una probabilidad, un chance de poder establecer un nuevo tipo de relación. Para eso Nicaragua sí, debería hacer unos gestos.
::: ¿Cómo cuáles?
Gestos que fueran en la dirección de reafirmar su buena voluntad. En primer lugar, Nicaragua debe renunciar también a la tentación de utilizar el problema o los problemas limítrofes de Costa Rica como distractor de los problemas internos y como elemento manipulador del sentimiento nacionalista.
::: ¿Lo ve como si se ha usado con ese fin?
Ha habido elementos de esa naturaleza. Ha habido acciones claramente de carácter provocativo, esto debe reconocerlo como lo reconoció Nicaragua con la última sentencia de la Corte Internacional de Justicia sobre las medidas provisionales por el caso de Harbour Head. Entonces, eso es lo primero que tiene que hacer Nicaragua. En segundo lugar debe de cambiar su enfoque del tratamiento de toda esta zona geográfica. Te decía al comienzo, la naturaleza no reconoce fronteras. El río San Juan es una cuenca y lo que requiere, independientemente de las decisiones que tome la Corte de los dos procesos que se han unificado y que están pendientes de sentencia, Nicaragua debe de cambiar su enfoque sobre el tratamiento que debe recibir o que requiere el desarrollo integral y sostenible de toda la cuenca del río San Juan.
Tiene 12 años de experiencia en relaciones internacionales tras desempeñar labores en la cancillería de Nicaragua como director general de la Cancillería para América Latina y director de organismos internacionales.
Fue embajador representante alterno de Nicaragua en las Naciones Unidas desde 1983 hasta 1989.
Posterior a eso trabajó como director de Asuntos Políticos y Jurídicos de la Secretaría del Sistema de Integración Centroamericana (SICA).
Estudió leyes en la Universidad de Valencia, España, y Relaciones Internacionales en el Colegio de México, en
la ciudad de México.
::: Pero lo que se ha visto es que cada país quiere halar para su lado, ¿dónde está el punto de equilibrio?
Por eso te digo, lo que no puede hacer Nicaragua, es lo que hizo con relación a ese decreto 079-2009 que se aprobó inmediatamente después de la sentencia de la Corte, por el cual se desarrolló una comisión interinstitucional para coordinar, desarrollar e implementar la navegación para el río San Juan y que es una comisión interinstitucional que está coordinaba por el comandante en jefe del Ejército de Nicaragua. Nada tiene que estar haciendo el Ejército de Nicaragua coordinando a las instituciones civiles, y esto por supuesto le da un enfoque eminentemente militar al manejo de toda esa área. Ese es el tipo de cosas que hay que rectificar, lo que tiene que prevalecer es un enfoque eminentemente civilista, eminentemente integracionista y moderno. Hay experiencias lo suficientemente ricas en lo que es el desarrollo fronterizo y lo que es el desarrollo sustentable de las cuencas hidrográficas compartidas que puede servir de base para poder empezar a trabajar en una propuesta de este tipo que pueda darle una solución de fondo a los problemas entre los dos países relacionados con esta área.
::: Usted me habla de la parte que debe hacer Nicaragua en función de cambiar las relaciones pero ¿cuál es el papel que debería jugar Costa Rica?
Se necesitan dos para bailar un tango. Si Nicaragua realmente está interesada en cambiar las relaciones y entrar en una fase más constructiva de relaciones más positivas de los intereses que tiene Nicaragua, ese que definitivamente también tiene Costa Rica. Aquí hay muchas inversiones ticas, el comercio entre Costa Rica y Nicaragua está en favor de Costa Rica y Nicaragua como sabemos también recibe una cantidad importante de remesas de miles de nicaragüenses que viven y trabajan en Costa Rica. Si ambos países están interesados en darle un enfoque más constructivo a esta relación y si Nicaragua realmente lo está, debería dar una muestra. Otro asunto donde hay que hacer cambios también es en el dragado. No puede ser que el dragado se haga de forma tan empírica, tan improvisada como hasta ahora se ha hecho cuando es una labor de carácter científico que debería estar siendo coordinada, dirigida y planificada por un equipo del más alto nivel técnico científico para hacerlo de manera científica y que Costa Rica pueda tener ahí observadores para que pueda conocer todo lo que es necesario para el mantenimiento del río.
::: Otro aspecto son los migrantes. ¿Se puede ver un endurecimiento de las leyes contra los migrantes tomando en cuenta esta complicación en las relaciones entre los países?
No veo que exista riesgo de afectación a los migrantes nicaragüenses, son una necesidad y están llenando un vacío en Costa Rica y son parte del funcionamiento de la economía costarricense y sería muy difícil ver a Costa Rica adoptando medidas xenófobas en contra de los nicaragüenses que en el fondo está ese sustrato de tradición política que históricamente Costa Rica ha recibido a los migrantes y perseguidos políticos nicaragüenses de la época de la dictadura.
::: ¿Por dónde se empieza para lograr todos estos cambios?
Para explorar todas estas posibilidades que te mencioné se podría empezar aprovechando lo que es la reactivación de la comisión mixta, Nicaragua-Costa Rica, por un lado y también aprovechar las reuniones de los órganos que se han establecido en el marco del Sistema de la Integración Centroamericana para empezar a dialogar y tener estos contactos sobre estas ideas cómo darle un nuevo enfoque constructivo a la relación Nicaragua-Costa Rica.
::: Volviendo a la gira del presidente electo Solís a Centroamérica, mucho se ha discutido sobre si el presidente Ortega debe ir o enviar a un delegado.
Hay muchas posibilidades pero yo creo que a este asunto que es de carácter más protocolario por supuesto, con toda la simbología que podás tener, no habría que darle la importancia que va más allá del protocolo, creo que dada la importancia que tienen entre los dos países, deberíamos pensar en las cosas de fondo y hacer propuestas constructivas que vendrían a apuntar a encontrar soluciones de fondo a esos problemas.
::: ¿Debe o no debe ir el presidente Ortega?
Hay muchas posibilidades, la regla de oro en estos asuntos es la reciprocidad. Esa es una regla de oro en asuntos diplomáticos. Pero el presidente Ortega tiene un abanico de opciones.
::: ¿Cuál sería la más conveniente para mejorar las relaciones bilaterales?
La más conveniente sería tomar decisiones que realmente demuestren la buena fe y el interés genuino que tiene Nicaragua en mejorar las relaciones con el país vecino. Y que deje en claro, que no hay ningún interés oculto de Nicaragua de mantener en efervescencia el espíritu nacionalista o distraer de otros problemas internos.
::: ¿Pierde algo el presidente Ortega si no va a la toma de posesión?
Para mí no tiene importancia.
::: ¿Por qué a pesar que el presidente electo de Costa Rica es de centro-izquierda y el mandatario de Nicaragua se cataloga como de izquierda, hay una brecha tan grande entre ellos cuando los líderes de izquierda siempre parecen estar unidos o muy cercanos?
Porque hay izquierdas y hay izquierdas y porque también hay muchos que se llaman de izquierda pero son más de derecha que los de derecha.
::: Y en este caso ¿quién es el de izquierda-derecha?
(Ríe) Mirá, el mismo presidente electo Solís ha dicho que su coalición, la que lo llevó a la Presidencia es una coalición heterogénea de partidos y movimientos políticos y de organizaciones civiles que no tienen una ideología claramente definida. Creo que eso es mucho el reflejo de la evolución que ha sufrido la filosofía política en los últimos tiempos donde las fronteras que han sido los planteamientos de la izquierda clásica tradicional y la derecha clásica tradicional se difuminan más. La corriente ideológica que representa Solís es más de carácter social-democrático.
::: ¿Y en el caso del presidente Ortega?
Hay una gran diferencia con lo que son los planteamientos del presidente Ortega cuya ideología yo realmente desconozco. La propaganda, para mí, es muy diferente de lo que es la ideología política y que más bien en la práctica es estar muy alineado con los intereses del capitalismo. Por cierto, un capitalismo apartado de la ley que deja de convertirse en capitalismo para convertirse en mafia.
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