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Godzilla

Han pasado sesenta años desde que los estudios Toho y el director Ishiro Honda desataron a Gojira, un gigantesco monstruo creado por la radiación de bombas nucleares. Parte de entretenimiento popular y parte de exorcismo del trauma de Hiroshima y Nagasaki, la película tuvo éxito comercial y abrió el subgénero kaiju. En numerosas secuelas, la bestia se fue domesticando hasta convertirse en aliado de la humanidad. Rebautizado como “Godzilla”, migró a occidente de la mano de distribuidores independientes, quienes no dudaron en recortarla e incluir nuevas escenas, adulterando su sentido original. En Nicaragua, la mayoría de los espectadores lo conocen por el vilipendiado remake de 1998, y la serie de dibujos animados de Hanna Barbera.

Por Juan Carlos Ampié

Han pasado sesenta años desde que los estudios Toho y el director Ishiro Honda desataron a Gojira, un gigantesco monstruo creado por la radiación de bombas nucleares. Parte de entretenimiento popular y parte de exorcismo del trauma de Hiroshima y Nagasaki, la película tuvo éxito comercial y abrió el subgénero kaiju. En numerosas secuelas, la bestia se fue domesticando hasta convertirse en aliado de la humanidad. Rebautizado como “Godzilla”, migró a occidente de la mano de distribuidores independientes, quienes no dudaron en recortarla e incluir nuevas escenas, adulterando su sentido original. En Nicaragua, la mayoría de los espectadores lo conocen por el vilipendiado remake de 1998, y la serie de dibujos animados de Hanna Barbera.

La nueva versión de Gareth Edwards es historia de origen y película desastre. En una mina industrial, un científico (Ken Watanabe) descubre el esqueleto de una bestia colosal y una misteriosa crisálida. Años más tarde, un científico (Brian Cranston) sobrevive a un desastre nuclear provocado por una serie de terremotos. Los eventos están conectados. Eso queda en evidencia cuando dos gigantescos “Organismos Terrestres Masivos sin Identificar” hacen de las suyas. Los ejércitos se movilizan, pero la naturaleza es más efectiva. De las profundidades aparece un “depredador alfa”. Adivinen cómo se llama.

Las escenas promocionales destacaban a un reparto plagado de excelentes actores: la francesa ganadora del Óscar, Juliette Binoche; Bryan Cranston en toda su gloria post “Breaking Bad”; Watanabe, el actor japonés más internacional; David Strathairn como estoico militar; y Sally Hawkins, la idiosincrática actriz británica. Al final, todos ellos son secundarios de lujo con personajes caricaturescos y diálogos risibles. Los protagonistas son el militar Ford (Aaron Taylor-Johnson), su esposa Elle (Elizabeth Olsen), y su pequeño hijo. Salvo por dos escenas, las circunstancias los mantienen separados. Están solos ante la fatalidad.

En el gran esquema, todos los humanos están de más. La verdadera atracción son los monstruos. Pero tome nota de cómo el director los filma. Casi siempre son solo parcialmente visibles; velados por nubes, lluvia o nubes de polvo. Los vemos desde el punto de vista de seres humanos, a través de ventanas y lentes, o en pantallas de televisión. Esto tiene una utilidad práctica. Primero, la artificialidad se disimula. El distanciamiento incrementa la magnitud, y la cualidad amenazante del tamaño. Godzilla y sus rivales pelean en medio de espacios intervenidos por humanos, pero son indiferentes a los que les rodea y a nuestra propia presencia. Están absortos en su propio drama de reproducción y depredación. Como luchadores enfrascados en una pelea mientras sus zapatos estampan mortalmente a un hormiguero y sus habitantes.

Edwards gusta de mantener la acción fuera de cámara. Nos muestra el resultado, como dantescos retablos de destrucción: un avión roto sobre una autopista repleta de vehículos; los escombros de Las Vegas en un reporte de noticiero. La demolición más gráfica se reserva para la climática batalla en San Francisco. Y siempre, el daño colateral humano se mantiene fuera de pantalla. La sangría privaría a la película del público infantil, comprometiendo seriamente sus chances en la taquilla. Watanabe dispensa un par de líneas contra la destrucción del medioambiente, pero creo que más que castigar a la humanidad, la película remarca la indiferencia de la naturaleza ante nuestra presencia.

Los valores de producción son sólidos. Edwards inserta imágenes de inusitada belleza, como los paracaidistas que trazan con bengalas su trayectoria sobre un cielo crepuscular. La música de Alexander Desplat es un homenaje brillante al género. Esperaba más del elemento humano, pero no sería una kaiju de respeto si el monstruo no fuera la atracción principal. Pido secuela. Sin Godzuki, por favor.

Sección Domingo Godzilla Monstruos

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COMENTARIOS

  1. jose
    Hace 10 años

    estuvo bestial esa pelicula no me la perdi para nada

  2. Pregunta...
    Hace 10 años

    Como puede escribir esto sin que la pelicula se este exhibiendo en Nicaragua? A menos que…..

  3. cesar perez
    Hace 10 años

    FUE MEJOR LA DE 1998, era mas agil el zilla y las escenas de accion mas rapida… esta es mas trillada a lo japones… la de 1998 es una version moderna a lo USA. Aunq esta fue mejor q la basura de godzilla 2000, eso fue un fiasco.

  4. Godzilla 2014 Grrrrrrr!
    Hace 10 años

    Cesar – de que estas hablando? Este articulo se refiere a Godzilla 2014, la cual se estreno en USA este viernes pasado.

    El film Godzilla 2014 es absolutamene espectacular, especialmente si uno ve la pelicula en IMAX 3D! Una pantalla de mas de 3 pisos… Y el sonido – wow! – cuando aparece el pies de Godzilla por primera vez y camina, todo el teatro tiembla como si fuera un terremoto…. Y el rugido de Godzilla hace temblar hasta la paredes! Que experiencia tan increible.

  5. Godzilla ataca Managua!
    Hace 10 años

    (AP). Después de semanas de temblores subterráneos, el monstruo radiactivo prehistórico emergió del Lago Apoyeque en las afueras de Managua. El gigante prehistórico de inmediato se dirigió al Palacio Presidencial en el centro de la capital para hacer frente a su archí-enemigo, el presidente Daniel Ortega. Las fuerzas militares nicaragüenses no fueron ningún rival contra la amenaza de gigantesco reptil, el cual rugía furiosamente mientras destruía la residencia oficial de Ortega.

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