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Nuera: Regina Cuadra.  Suegra: Ana Lucía Icaza, ambas de Academia Eleganza. Peinado y maquillaje: Grupo Conceptos. Lugar de producción: Wayak Hotel & Suites.

Dos grandes amores

Regina Cuadra lleva ocho años de feliz matrimonio con Rafael Alvarado Icaza. Recuerda como si fuera ayer el día que tuvo su primer contacto formal con su suegra, Ana Lucía Icaza. Para “ganársela”, nos cuenta que le llevó un pajarito australiano que su abuelita le había obsequiado.

María Melba Calero

Regina Cuadra lleva ocho años de feliz matrimonio con Rafael Alvarado Icaza. Recuerda como si fuera ayer el día que tuvo su primer contacto formal con su suegra, Ana Lucía Icaza. Para “ganársela”, nos cuenta que le llevó un pajarito australiano que su abuelita le había obsequiado.

Ese día, ambas conversaron por largas horas, tiempo suficiente como para que Regina concluyera que su suegra era muy amable, tranquila y relajada.

Ana Lucía Icaza también lo confirma y relata que cuando le presentaron a su nuera logró deducir que ambas serían grandes amigas, ya que le pareció una muchacha sencilla y de excelentes costumbres.

Ana Lucía considera a Regina, y a sus otras dos nueras, como la hija que no dio a luz, pues solo procreó tres varones.

“Desde que nacieron mis hijos puse en mi corazón el deseo de llevarme de lo mejor con mis nueras, y así ha sido. Son las hijas que no tuve y a todas las aprecio por igual”, expresa Ana Lucía.

“La clave de que no tengamos roces está en que nos aceptamos la una a la otra. Somos distintas en realidad, pero nos sabemos complementar y balancear muy bien”, afirma Cuadra.

Ambas disfrutan ir al cine, salir a pasear y disfrutar de agradables momentos en familia.

Para Regina su suegra ha representado un papel muy importante en su vida, sobre todo desde que falleció su mamá.

“Ella siempre ha estado incondicionalmente a mi lado y siempre tiene un consejo que darme dependiendo de la situación. La admiro mucho por su dedicación, la manera en que educó a sus hijos y ahora el tiempo que le dedica a sus nietos”, comparte Regina.

Todo tiene un origen

Generalmente las nueras se quejan de sus suegras porque sienten que ellas invaden un espacio sagrado de privacidad.

Las suegras, por su parte, se involucran mucho en la relación de sus hijos porque consideran que difícilmente una mujer será merecedora del amor de ellos y es ahí cuando inconscientemente solo ven en ellas defectos y no las virtudes por las que sus hijos se enamoraron. También llegan a sentir cierta rivalidad y desplazo.

Para la psicóloga Ledia Gutiérrez todo tiene un origen. Ella explica que ciertas madres celan a sus hijos porque han establecido con ellos un fuerte vínculo emocional, a tal punto que cuando toman la decisión de casarse, la nuera se torna en una rival, “porque les robó lo que les pertenecía”.

Esta situación puede ser peor si el hijo es el último en dejar la casa o si es hijo único. De acuerdo con la especialista, la madre se enfrenta al síndrome del nido vacío, que es cuando pierde el rol de protectora.

Y si la madre enviuda o se divorcia, es posible que le delegue a su hijo el rol del “hombrecito de la casa”, lo cual no es correcto, porque estas funciones no le corresponden.

Mutuo respeto

Para ningún hijo es fácil enfrentarse a esta situación. Eso es lo primero que tanto nuera como suegra deben procurar comprender. No es sano ponerlos “entre la espada y la pared”, o a elegir. Son dos fuertes amores, diferentes entre sí, pero igual de fundamentales. Ninguno es más que el otro, por eso, lo ideal es tratar de complementarse para lograr ser una gran familia.

Para llevar una relación agradable, la psicóloga Ledia Gutiérrez nos brinda los siguientes consejos:

*Es recomendable que las suegras no brinden su opinión sobre asuntos que únicamente le corresponden a la pareja.

*No deben criar a sus nietos como si fueran sus hijos, ya que le quitan autoridad a la mamá.

*Es necesario que las nueras mantengan una relación amistosa, sin permitir que la suegra tome decisiones sin consultarle previamente.

*No deben prohibirle a su marido que visite o se comunique con su madre.

*Para no entrar en conflictos de invasión de espacio, lo mejor es que los recién casados construyan su propio hogar y dediquen los fines de semana para visitar a la familia.

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