Por Mónica García Peralta
Carlos Neira nunca quiso especializarse en Urología, pero 29 años después no se arrepiente de esa decisión. Considera tener mucha suerte, pacientes agradecidos y una familia grande, de seis hijos y siete nietos. Está en su tercer matrimonio y dice que “lo prohibido es lo más rico en esta vida”.
:::¿Qué especialidad quería?
Mi primera intención fue ser ginecólogo.
:::¿Cómo es su letra?
Tengo una letra legible, pero imprimo las recetas.
:::¡Qué moderno!
Sí, la verdad sí. Ni siquiera llevo expedientes en papel.
:::¿Qué es lo más difícil de ser médico?
El tiempo que le robás a tu familia para darle a tus pacientes.
:::¿Lo fácil?
En medicina no hay nada fácil.
:::¿Aplica los consejos que da a sus pacientes en su vida?
Es difícil… Emmm. Lo que pasa es que lo prohibido es lo más rico en esta vida.
:::Y hablando de prohibido, ¿con qué peca usted?
(Suspiro) Bebidas, comidas y otras cosas más… (ríe).
:::Usted se define como una persona…
Transparente. Por bueno, bueno… pero por malo, mejor apartate.
:::¿A qué le teme?
La soledad. Enfermedades crónicas, largas y dolorosas. Y a la pobreza, de espíritu y material.
:::La clave de su éxito es…
Perseverancia, disciplina y honestidad.
:::Su talón de Aquiles…
(Suspiro) Han sido las mujeres.
:::Su mayor virtud…
Soy amigo hasta la muerte.
:::¿Y lo más loco que ha hecho?
Entre ser militar, tres matrimonios e irme de Nicaragua después de tener todo aquí, solo puedo decir que no me arrepiento de nada.
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