ASESORA DE IMAGEN
Uno de los pilares de la construcción de la imagen personal es el análisis de colorimetría, con el que identificamos los colores que favorecen a una persona así como la manera adecuada de combinarlos o contrastarlos, según las armonías de cada tono de piel, ojos y cabello.
Otro elemento importantísimo sobre los colores es conocer sus aspectos simbólicos, que hacen que los demás nos visualicen con ciertas características.
Los colores cálidos, por ejemplo, como el rojo naranja, ámbar, dorados, verde manzana, coral, naranja o marrón, tienen pigmentación amarilla en su composición y te proyectan como cercano.
Por el contrario, los colores fríos, como el fucsia, vino, azul, violeta, rojo escarlata, celeste, verde esmeralda, turquesa azulado o gris, tienen pigmentación azul y te proyectan como una persona lejana, aunque elegante.
Los claros o vivos, como el ciclamen, naranja calabaza, turquesa, azul chino, aqua o amarillo narciso, tienen una intensidad pura y fuerte que proyecta mucha energía. Al vestirlos se te ve como alguien creativo, proactivo y enérgico.
Por su parte, los suaves o apagados como el fucsia suave, rosado orquídea, amatista y salmón, te harán ver como de personalidad suave, relajado y sobrio.
Colores oscuros como el negro, gris oscuro, rojo rubí, verde pino, burdeos, púrpura, azul índigo, rosado o verde petróleo, tienen en su composición el negro y transmiten elegancia, seriedad, sobriedad, estilizan y ponen un poco de distancia con los demás.
A diferencia de estos, los pasteles o luminosos tienen poca intensidad de color pero sí mucha luz por su mezcla con blanco, y transmiten cercanía y confianza a las personas.
Conociendo el significado que le da el cerebro a los colores, aplicá según las circunstancias el tipo de color que te conviene estratégicamente vestir.
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