Cuando el corazón se vuelve incapaz de bombear suficiente sangre oxigenada para hacer frente a las necesidades del cuerpo aparece la insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) o falla cardíaca, un estado anormal en el cual se congestionan de líquidos pulmones, hígado y resto de la circulación. Constituye principal causa de ingreso hospitalario en especial en la población anciana, por ejemplo, en Estados Unidos se calcula que cinco millones de personas la padecen y cada año se diagnostican 550 mil nuevos casos. Una enfermedad de gran impacto económico en los sistemas de salud.
Un 75 por ciento de casos de ICC están causados por enfermedad coronaria o cardiopatía isquémica (secuelas de infartos cardíacos). En segundo lugar la presión alta descontrolada y otras causas son: daño en válvulas cardíacas, miocarditis, enfermedades del pericardio, arritmias cardíacas, anemia, consumo de alcohol, apnea del sueño, etc.
La disminución de la tolerancia al ejercicio que el paciente expresa refiriendo “cansarse por todo” se manifiestan por disnea o dificultad para respirar y la hinchazón de los tobillos y piernas por edemas son primeros síntomas destacados. Esta disnea dificulta dormir, por lo cual se necesitan muchas almohadas o lo hace sentado, durante las noches se incrementa la disnea y aparece dolor en el pecho o angina de pecho.
Otros síntomas son palpitaciones, síncopes o desmayos, episodios de ataques o derrames cerebrales. Al examinar al enfermo se notan inflamadas las venas del cuello, hay ruidos o estertores pulmonares, hígado aumentado de tamaño y edemas.
Cuando el médico internista recibe estos pacientes su primera meta es establecer la causa de la ICC, para poder aplicar un correcto tratamiento. Todas las campañas dirigidas a prevenir los infartos cardíacos disminuirán la incidencia de una enfermedad que dura en promedio cinco años antes de arrebatarle su valiosa vida al paciente.
Ver en la versión impresa las páginas: 5 B