Estos cachorros sí que han sabido robarse el corazón de sus amos. Más que una mascota, ellos son un miembro más de la familia.
Seguro ya te has encontrado con estos tipos de situaciones donde el consentido de la casa no es un niño, sino ¡el perrito!
Así es el caso de Figo, un cachorrito de raza bulldog inglés. Figo es el amigo inseparable de Tomás Fuentes, un joven de 18 años.
Figo es juguetón y manso. Le encantan las galletas y ver televisión con la familia. Cada vez que Tomás llega de la universidad, Figo es el primero en recibirlo. La rutina que tenemos con él (Figo) es sacarlo a pasear todos los días y darle un hueso (galleta) como manera de premio por portarse bien. Jugamos y nos divertimos mucho, cuenta Tomás.
A pesar de que el físico del bulldog es visto como agresivo, Figo es un amor. Si no pregúntenle a Tomás, quien dice que su perrito es especial por todas sus muecas y ruidos que hace, le encanta dormir.
Peinarlo, bañarlo, darle de comer o jugar con Figo es una diversión, más que una tarea, confiesa Tomás.
LA PEQUEÑA LULÚ
Para Aura Dolmus, el mejor regalo que le pudieron haber dado fue a su bebé Lulú. Su moi o princesita son algunos de los nombres que utiliza para llamar a su perrita de raza pequinés cruzado.
Lavarle los dientes, comprarle ropa, peinarla y hasta platicar con Lulú, son parte de las cosas que esta joven de 22 años realiza y que para la mayoría de la gente puede ser una locura. No me hace sentir mal que me digan que estoy loca, yo soy así, expresa Aura.
Pero, ¿por qué lo hace? Con el tiempo Lulú fue más importante para mí porque cuando yo necesito a alguien ella siempre me busca y hace algo para sentirme mejor. Me mira como si me dijera ¿mami qué tenés?, relata Aura.
Sin embargo estos tres años no solo han sido de alegría. Hace más de un mes a Lulú le diagnosticaron tumor venéreo canino.
No lo podía creer, no quería que mi bebé se muriera, dice Aura.
Luego de gastar alrededor de 15 mil córdobas en quimioterapias y una operación, a Lulú le devolvieron la vida. Son los afectos que ella me da y por eso hago cualquier cosa (por Lulú), cuenta Aura.
BLANCA-NIEVES
Su adoración es Nieves, una perrita French Poodle. Todos los días al llegar a su casa Jessenia López, es recibida por los brincos y ladridos de Nieves.
Cuando voy a trabajar ella siempre me espera, donde yo estoy ella está, eso hace que la ame. Es la única que se alegra de verme en casa, bromea esta joven.
Y si de defender y pelear por su cachorra se trata, Jessenia no la piensa dos veces.
No me gusta que se metan con ella, confiesa.
Su baño, su comida, sus juguetes así como sus citas al veterinario no pueden faltar. Es parte de la rutina.
Creo que gasto más en ella (Nieves) que en mí, es como mi hija, sonríe Jessenia.
Como bien dice el dicho el perro es el mejor amigo del hombre.
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