14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Cartas al Director

En una época en que todos consideran y exigen sus derechos, podemos pensar que los niños, además del fundamental derecho a la vida, necesitan que sus padres y profesores les den el ejemplo de la alegría. Esta cualidad humana la necesitan los mayores y los pequeños.

El derecho a la alegría

En una época en que todos consideran y exigen sus derechos, podemos pensar que los niños, además del fundamental derecho a la vida, necesitan que sus padres y profesores les den el ejemplo de la alegría. Esta cualidad humana la necesitan los mayores y los pequeños.

La alegría no es fruto del bienestar material ni de éxitos profesionales, aunque esto nos dé satisfacciones personales. Cuando aparecen las contradicciones o fracasos nos puede amenazar la tristeza y entonces habrá que considerar las cosas buenas que tenemos y lo positivo que hemos recibido de los demás.

Una alegría más profunda nace de ayudar y servir con generosidad a los miembros de la familia, a los compañeros de trabajo y a otras personas de la sociedad. Y este servicio será más efectivo cuando los demás perciban la sencillez y la alegría en el servicio. La alegría será la huella personal de una acción, de una ayuda. Sin ella, el servicio no sería aceptable. De ahí la importancia de saber dar con buena cara y con amor.

Actualmente hay mucha gente que va a lo suyo y solo busca resolver los problemas personales. Por eso, para servir hace falta ser rebelde y usar la libertad personal para tener dominio sobre las cosas y las tendencias egoístas.

En cuanto a educadores, los padres y profesores han de enseñar a los pequeños estos valores con el ejemplo y con la palabra. Los hijos tendrán mañana como un gran tesoro el recuerdo y los efectos positivos de la alegría de sus padres. Y por otra parte, quizá los padres tienen el deseo de que sus hijos les recuerden como una persona alegre y feliz, que sonreía habitualmente y rechazaba siempre la tristeza que paraliza.

Arturo Ramo García

Devastación ambiental

El politólogo Emilio Álvarez (q.e.p.d.), explica en su libro Cultura política de Nicaragua el origen y las causas por las que hemos pasado tanto conflicto, pobreza, desavenencias y las vicisitudes por las que estamos marcados desde el tiempo de la conquista española. Lo mismo pero a manera global de la región lo explica Eduardo Galeano en su libro Las venas abiertas de América Latina . Hasta el día de hoy padecemos las consecuencias a las que el destino nos sometió y también la de nuestras malas acciones. ¿Cómo pasamos de ser el granero de Centroamérica al segundo país más pobre de América Latina, con problemas severos en seguridad alimentaria? Es una pregunta que todos nos hacemos. Aunque la respuesta es clara y a su vez confusa y compleja, implica análisis de un gran compendio de lo que en sí es nuestra historia misma la que hemos forjado como república. La globalización nos penetró lacerando nuestra esencia y desangrándonos sin clemencia.

Afirmando que hemos sido un país netamente agropecuario, en la actualidad la mayor aberración a nuestra sobrevivencia es la manera irracional con la que producimos, aún conscientes de que nos está llevando al despeñadero. Tenemos una ceguera política, social y cultural para no cambiar el rumbo de las cosas. Preocupa demasiado el hecho de la desaparición de bosques, ríos, destrucción de áreas protegidas.

En Nicaragua tenemos mucha tierra ociosa ya no siendo una ventaja, porque ahora vemos que la mayoría de estas regiones están áridas y sin mantos acuíferos, la tierra sin agua no produce, la lluvia nos da la espalda, no obstante el problema se traslada ahora a regiones donde históricamente ha abundado el agua, como la región pacífica, con buenas precipitaciones y acumulación en el manto friático, situación que presenta severo deterioro. Ahora padecemos racionamientos de agua en las ciudades agravados con altas temperaturas.

Aun estando conscientes a lo largo de nuestra historia productiva hemos sido oprimidos en tiempos pasados por el feudalismo, latifundios, guerras y conflictos fratricidas, en tiempos modernos por grandes monocultivos, como el banano, el algodón, la caña, el maní, la palma africana, la ganadería extensiva, la minería, la industria maderera que extermina Bosawas, la invasión de la frontera agropecuaria, la mayoría con fines de saqueo y explotación de materias primas, dejando a su paso devastación ambiental marginando a la mayoría de la población a un sistema de subsistencia, pobreza, precariedad e injusticia social, agudizada cada vez más que pareciera una gran hecatombe. En las ciudades proliferan aceleradamente los pequeños negocios de gente desempleada puestos con capital extranjero y el empleo informal a tope con gente que ya no sabe ni qué vender en las calles para poder comer convirtiéndonos en el escalafón del materialismo y consumismo que arroja el gran capital. Y en las venas de nuestros campos fértiles donde está la esencia de nuestro subsistir se pierde en el olvido y en el atraso nuestra única oportunidad de dignidad y orgullo.

Lenin Duarte

Tesoros escondidos

Acoyapa es una bella tierra ganadera en la llanura de Chontales donde los rayos del sol hacen su temprana aparición y perduran por más tiempo. En cada madrugada se oyen en el canto de los gallos, de clima cálido se siente el olor a sudor humano como si fuera una esperanza en el caminar por esta llanura en el ocaso de mi vida.

Es la tierra de mi apreciado amigo, doctor León Núñez y su concilio de El Bejuco. En cada época del año en los hípicos compartimos momentos agradables en su hermosa casona costado norte del Parque Central, de amplios corredores y gran patio que desemboca en la siguiente calle.

Acoyapa, tierra de los tesoros escondidos, los finqueros de antaño enterraron sus dineros al carecer del Banco Central. ¡Chontales es bello! Como lo describía el profesor Carlos A. Bravo, pero sus ríos ya no son de leche, están tan secos que sus piedras parecen quebradas. El chontaleño es amigable, hospitalario, alegre y acogedor. Celebran sus fiestas todos los meses del año comenzando los hípicos y chinamos. La gente y sus comarcas aledañas acuden masivamente a la barrera al estilo Coliseo Romano. Esta plaza de otros me recuerda a un famoso narrador mejicano que decía: “El torero no es graciosa huida sino apasionada entrega”. Pero esa apasionada entrega ocasiona fatales consecuencias a los desafortunados toreros: fracturas de las costillas, cornadas abdominales y muertes que por estar la clínica en las proximidades de la plaza, atendía sus primeros auxilios. Mientras el circo romano grita eufórico y aplaude a los desafiantes toreros, pero así es la vida alegre que forma parte de este pueblo.

Mientras tanto seguimos navegando en estas agua turbulentas del siglo XXI bajo las sombras del pasado en un laberinto de ideas mezcladas socialistas, cristianas y esotéricas que iluminan esa tierra “bonita y alegre” de hojalatas coloridas de múltiples y vistosos colores albagurú inspiradas por el aura del sincretismo religioso, político y encarnado en la filosofía del saibabismo.

No nos queda más remedio de vivir a como lo describe el poeta granadino Francisco de Asís Fernández: “Vivir como príncipe loco en los reinos desheredados de Xalteva, el Mombacho y el Lago Cocibolca”. Granada, escenario de grandes poetas, entre ellos mi apreciado amigo Carlos Martínez Rivas que en los años ochenta lo invitaba a mi residencia y compartíamos bellos momentos literarios y en su apartamento de su pequeña biblioteca en el antiguo Colegio Centro América con vista al gran Lago Cocibolca. Nuestra amistad friccionada por la distancia del exilio.

Pero el camino del cristiano es el de la voluntad de Dios, tal como esta se manifiesta en el tiempo.

Anastasio Mongalo

Salvar el río Grande de Matagalpa

“¡Salvemos nuestro río Grande de Matagalpa!”, es la interesante campaña que está realizando el movimiento ambiental “Proyecto Azul” de Ciudad Darío, con el fin de poder hacer conciencia entre la población para que este río ya no siga siendo basurero público. “Río del Desastre” lo llamó el navegante genovés Cristóbal Colón cuando descubrió Nicaragua, en uno de sus cuatro viajes a América. Es algo irónico lo que el hombre mismo ha provocado en este río histórico, al convertirlo actualmente en un desastre ambiental.

Salvador Pérez González

Cartas al Director

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí