Los colores marcan el estado de ánimo, son un reflejo de lo que sentimos y vivimos, una manera de demostrar a los demás, a veces de manera inconsciente, cómo nos sentimos. Y el color con el que las pinta, también dicen mucho.
En la antigua Grecia se estudiaba cómo afectaba el color al estado de ánimo. Aristóteles fue el pionero en estudios sobre este tema, tiempo después Leonardo da Vinci y Newton realizaron importantes aportaciones.
Ahora, algunas firmas de cosméticos quieren recuperar la vertiente psicológica de color como una manera de que las mujeres expresen sus emociones en función de la tonalidad elegida en su manicura.
La psicóloga emocional, Ciara Molina, explica que las mujeres se pintan las uñas “por una cuestión meramente estética, que guarda relación con llamar la atención sobre las manos, dado que es una zona muy sensual del cuerpo que proporciona mucha información no verbal sobre la edad de la persona y los cuidados que mantiene”.
TONALIDADES
En este sentido, el color azul, el de la simpatía, la armonía, la amistad y la confianza, es el que más adeptos recluta, independientemente del sexo y la edad.
“No hay ningún sentimiento negativo en el que domine el azul, sin embargo, curiosamente, en China es un tono poco valorado”, indica la especialista.
El rojo se cree que fue el primero en recibir un nombre, es cálido y se asocia al valor, la actividad y la fuerza.
“Es el color de la alegría, de lo atractivo, del deseo y la felicidad”, argumenta Ciara Molina.
“Aunque junto con el negro trae los designios más negativos de la destrucción”, manifiesta la experta.
El amarillo es el tono que prefieren los mayores a los jóvenes.
“Es el color del optimismo, del placer y la amabilidad”, dice Molina, cualidades que, en contraposición, “también comparte con sentimientos como la desconfianza, la envidia, el egoísmo, la avaricia o la mentira”.