Donald Trump xenófobo
A propósito de las actitudes y declaraciones hechas en campaña por el precandidato a la Presidencia de los Estados Unidos de América, del Partido Republicano, Donald J. Trump, que tienen indignados a todos los hispanoparlantes que viven en Estados Unidos (EE.UU.) y a los latinoamericanos en general, así como algunos norteamericanos como el actor Matt Damon, quien afirmó en una entrevista que el tema le afectaba directamente pues su mujer es argentina y ha tildado sus palabras de “xenófobas” y “deshumanizantes”, decidí hacer este comentario para llamar a reflexionar un poco, pues pareciera ser que somos buenos para ver la paja en el ojo ajeno pero no vemos la viga en el nuestro.
Las respuestas a las declaraciones de Trump no se hicieron esperar, algunas empresas de televisión cancelaron contratos millonarios con las empresas y los intereses que él representa, también vimos en las redes sociales memes y frases xenofóbicas contra el mismo que las provocó.
Sin embargo y siendo honestos debemos preguntarnos: ¿Son algunos gringos más xenófobos que algunos latinos? La verdad pienso que no. En Latinoamérica existe, especialmente de parte de una clase dirigente, desprecio, odio, repugnancia u hostilidad en contra de los gringos en general, y en contra de los europeos, esto sin entrar a analizar el tema de los judíos a los cuales muchos latinoamericanos profesan también la xenofobia.
Cómo olvidar el odio, los insultos y la diaria verborrea del difunto Hugo Chávez contra los gringos. ¿Acaso hay alguna diferencia? Por todo esto vale la pena leer los pocos comentarios que he rescatado sobre este cuestionamiento que invitan no solo a la reflexión, sino a recordar que más que razas y etnias todos somos humanos, personas con los mismos sentimientos, cualidades y defectos.
Eduardo Echeverría escribió en su muro de Facebook: “No estoy para nada de acuerdo con los xenófobos comentarios del señor Trump contra los latinos, pero Llevo la vida entera escuchando comentarios xenofóbicos contra los gringos por parte de Fidel Castro, Chávez, Maduro, Ortega, Morales y una buena ‘paca’ de profesores de la UCR (Universidad de Costa Rica) y nadie ha dicho nada. Doble moral, se dice”.
Mi hermano Ricardo también comentó sobre Trump y dijo: “Nosotros mismos podemos ser un ejemplo de ‘racismo’ con relación con nuestros mismos vecinos ¿o no? Además, conocemos también, que los latinoamericanos como un todo son antigringos. No estamos muy lejos de un personaje como Trump cuando opinamos acerca de estas cosas en términos generales. A nosotros, los costarricenses, probablemente nos iría muy mal con un Trump en el poder, porque probablemente les diría que no visiten como turistas nuestros países latinoamericanos y ahí sí nos fregarían económicamente. El que no vayamos nosotros, no creo que les afecte en nada a ellos”.
Dicho lo anterior debo aclarar que en lo personal no estoy de acuerdo en los comentarios y actitudes del precandidato Trump contra los latinos, como tampoco estuve de acuerdo con la verborrea de odio que distinguía el difunto Chávez, o la de los Castro, Morales, Ortega, Maduro entre otros.
Carlos Vílchez Navamuel
¡Viva el son nica!
El reloj marcaba casi las 5:40 de la tarde cuando descendieron su féretro, en el lugar previsto donde sería su morada final. En medio de la congoja y el llanto de familiares y amigos, sonó un grito: “¡Viva el son nica!” No era un entierro como otros, era uno muy especial: del compositor y músico Jorge Isaac Carvallo; fallecido a los 84 años.
Para muchos nicaragüenses es un hecho el desconocimiento sobre nuestra propia cultura e idiosincrasia. Seguramente muchos lectores leyeron la noticia de la muerte de don Jorge, pero pocos se tomaron la molestia de conocer más a fondo quién era éste personaje.
Jorge Isaac Carvallo nació en mayo de 1931. De muy niño escribió sus primeras composiciones tituladas Soñar y Confesión . Es considerado, junto al maestro Camilo Zapata y don Víctor M. Leiva, como uno de los pilares del son nica.
Asimismo, don Jorge Isaac utilizó su música para dar voz a situaciones sociales tan actuales y vigentes. Acá entran dos de sus canciones más memorables: La Juliana , que revela la situación de una muchacha campesina a la que su mamá quiere hacer amante del patrón de la hacienda. Y Campesino aprende a leer , una pieza melodiosa y bella, tanto en su musicalidad como en su contenido, exaltando la necesidad de que las personas que laboran en el campo vayan a estudiar para salir de la situación de pobreza que agobia el campo.
He tenido la suerte de ser amigo de la familia Carvallo desde años atrás.
Estar presente en el entierro de don Jorge fue muy especial para mí; no solo por la cercanía que siento por sus familiares, sino porque como nicaragüense reconozco en este gran hombre un don que Dios le dio para llenar con su música el pentagrama nacional.
Las nuevas generaciones estamos en deuda con don Jorge Isaac Carvallo. ¡Ni siquiera recibió la Orden Independencia Cultural Rubén Darío!
Lastimosamente, este gran compositor y pilar del son nica nunca recibió un homenaje en vida. Ojalá que la plaza que se construirá cerca del Centro Cultural Managua, en el viejo centro de la capital pueda llevar el nombre de don Jorge, o de los padres del son nica.
Es muy triste que el Gobierno de Nicaragua no decretara tres días de duelo nacional ni la colocación de banderas en media asta. Es lamentable que para personajes de otras latitudes y ajenos a nuestra historia sí se decrete duelo, pero con los nuestros no hay el mismo trato.
No quiero terminar estas palabras sin referirme al grito sonoro que estremeció mi ser la tarde que le dimos sepultura a don Jorge Isaac Carvallo. “Viva el son nica”. ¡Por supuesto que sí! Mientas Nicaragua tenga músicos como don Jorge, nuestra nación será grande. Mientras existan familias como la de él, dispuesto a preservar su legado, esa llama de los grandes artistas jamás se apagará. ¡Viva el son nica!
Israel González Espinoza. Periodista católico.
Abogados ilustres de Somoto
Somoto tuvo en el pasado abogados con un formidable talento jurídico. Egresados de las augustas aulas universitarias de León y animados por el deseo de una apropiada superación, supieron asimilar las sabias enseñanzas de sus laureados maestros.
A esos profesionales de las leyes que más tarde dieron cátedras de Derecho, hoy la sociedad de Somoto los extraña y rinde a su memoria el caro tributo del reconocimiento ciudadano que se merecen. Cómo no sentir la ausencia del notario muy destacado en la cartulación, Justo Rufino Huete; la brillante capacidad del doctor Ramiro Armijo Lozano, graduado de honor junto con el recordado expresidente de Nicaragua, doctor René Schick Gutiérrez; la honradez profesional de César Augusto García Corrales y José del Carmen Gutiérrez Rocha; la preclara jurisprudencia de Rafael Antonio Díaz Alfaro, quien por su indiscutible talento y para orgullo de Somoto llegó a ser en distintos períodos magistrado-presidente de la entonces bien renombrada Corte Suprema de Justicia; la probidad en el exacto cumplimiento del Derecho de Gilberto Caldera Ráudez, quien además de ser un buen litigante en los frondosos años de su carrera tuvo por escudo la meridiana honradez que le distinguía; o también la destacada inteligencia de Rodolfo Emilio Fiallos, jurista de nota que sembró buenos precedentes en el ejercicio del Derecho.
La brillante ejecutoria penalista de Felipe Santiago Roque Idiáquez, con su destacada oratoria que usaba en los tribunales de conciencia, y la independencia de criterio que lo rigió en sus funciones de juez de Distrito de la compresión departamental de Madriz. Y finalmente, en esta galería de respetables figuras del derecho que tuvo Somoto no se puede olvidar a Efraím López del Valle, un abogado de gran cultura que hizo del ejercicio profesional un apostolado.
Cómo no añorar los formidables alegatos que se daban en los pasillos del Juzgado, frente a un tribunal de jurados, defendiendo o acusando a un reo. Eran verdaderas lecciones de Derecho de consagrados juristas. Época en que el talento era lo común en los abogados. Tiempos que no volverán y de los cuales solo queda la complacencia de haberlos vivido y de recordarlos.
Vaya para ellos, a su morada perpetua, mi gratitud personal y homenaje por los buenos recuerdos que dejaron a su paso por esta vida pasajera.
Hugo Ramón García. Periodista de Somoto.