Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se realizan a mediados del mes de septiembre jornadas de divulgación sobre el linfoma o cáncer linfático, con el propósito de incrementar el conocimiento sobre esta enfermedad.
Esta enfermedad afecta a más de un millón de personas en el mundo y es la tercera neoplasia maligna (linfoma no hodgkin) después del melanoma y el cáncer de pulmón.
Desde el año 2000 ocupa el quinto puesto de los cánceres mortales y en Estados Unidos se hacen sesenta mil nuevos diagnósticos anuales.
Este tipo de neoplasia se caracteriza por que puede debutar como un tumor del sistema linfático y después se convierte en leucemia; que es un cáncer de los glóbulos blancos o lo contrario.
La importancia de un diagnóstico temprano es que con un tratamiento efectivo podemos curar al enfermo.
Los linfomas más conocidos son los de tipo Hodgkin y los no Hodgkin.
La presidenta de Brasil Dilma Rousseff y el escritor Gabriel García Márquez —GABO— son personalidades afectadas de linfomas y dos ejemplos de su curación.
Si hablamos de los síntomas, hay personas que no los presentan.
En otras lo común es que acudan al médico porque presentan ganglios o adenopatías inflamadas en el cuello, elásticas y no dolorosas.
La pérdida de peso de un diez por ciento del peso corporal en los últimos seis meses, fiebre de 38 grados por más de dos semanas y sudoración nocturna profusa son los tres síntomas relevantes que se presentan cuando hay una adenopatía.
Conviene buscar la asistencia del médico internista que está entrenado para establecer diagnóstico y tratamiento oportuno.
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