Cirilo Otero es de profesión sociólogo. Mira con atención las manifestaciones que recientemente se han generado en el país. Mina El Limón, la costa Caribe y los campesinos que vinieron a Managua son solo parte de una “olla de presión”, que Otero dice que eventualmente va a estallar, aunque le es difícil prever cuándo.
En esta entrevista Otero analiza el comportamiento de la sociedad nicaragüense. Dice que no todos están contentos. Además habla de la economía de los hogares, los partidarios del Frente Sandinista que ya no están de acuerdo con las acciones del Gobierno y las últimas protestas violentas en los departamentos del país.
Hemos visto protestas en la costa Caribe y otros departamentos, la gente está molesta. ¿Qué pasa cuando hay tanta acumulación de emociones en la población?
El comportamiento social es como un barril. Si vos le echás constantemente agua y lo llenás, el barril va a romperse para soportar el agua que le está cayendo. Eso también pasa con la sociedad. En todas las sociedades, antiguas y modernas, nosotros lo que hemos detectado es que la gente necesita sitios o espacios de diálogo en los que pueda decir lo que siente y proponer para buscar un cambio. Si eso vos se lo cerrás, lo que tenés es una olla de presión que va creciendo hasta que se reviente. ¿Cómo se va a reventar? No sé. Hay distintas formas. Te puedo mencionar cinco rápidamente: la delincuencia, la migración, son cosas que están sucediendo. La agresión contra las mujeres es una expresión de una sociedad incapaz que no tiene espacios cómo manifestarse. Evaden impuestos y el pago de los servicios. Se organizan de forma ilícita para el delito internacional.
Algunos políticos dicen que estos malestares pueden llevar a la gente a intentar cambiar el Gobierno por la fuerza. ¿Es posible?
Es que sería casi mágico decir que eso va a pasar. Incluso dentro del Gobierno hay gente que está incómoda. Yo tengo amigos y amigas que me han dicho que van a la plaza o a la rotonda porque si no pierden su trabajo. Eso los va golpeando moralmente, los va golpeando en la dignidad. Todos los seres humanos tenemos dignidad, queremos ser libres y queremos pensar autónomamente. ¿Por qué yo le voy a encomendar a una mujer y a un hombre que decida por mis cosas o que me diga qué va a comer mi familia? Yo voy a trabajar, a tener mis ingresos y decido si quiero comer y si no quiero comer no como.
Pero a veces parece que a la gente le gusta que otros decidan por ellos. ¿O no es así?
Fijate que todos los seres humanos tenemos un nivel de aguante. Y lo podemos trasladar a una situación de la familia. Puede que haya un tío o el mismo padre, que sea una persona violenta. Que cada vez que toma hace escándalo. ¿Cómo lo soportás? Es tu familia. Algún día va a cambiar, esta forma o la otra. Igual le pasa a la ciudadanía con las autoridades. Empiezan a tener ideas de cómo pueden cambiar, les dicen, se quedan callados, no hacen las cosas, accidentan las actividades. La gente se acomoda y empieza a buscar formas que le afecten lo menos posible. Y a eso agregale que hay remesas familiares. Con eso están felices los ricos y los comerciantes porque ese dinero entra y se consume aquí. En la última encuesta de medición de vida, por eso sale que hay menos pobres, la medición la hicieron por la vía del consumo. No significa que la gente dejó de ser pobre. ¿Qué es lo que más compran? Artículos de lujo y alimentación. Televisores, los famosos teléfonos celulares.
¿Pero es como que la gente deja de comer para comprar lujos?
Fijate que sí. Es decir. En la encuesta sobre el nivel de vida lo que más se ha comprado son celulares y motos. La comida está como en tercer lugar o se combina. En el país tenemos una desnutrición muy alta, la gente medio come o come comida chatarra. ¿Cómo es posible que te pueden adelantar el aguinaldo? Eso no es posible. La gente tiene que ser educada, tiene que recibir sus ingresos en el momento adecuado y no anticipadamente. En Nicaragua no tenemos hábito de ahorro.
¿Pueden los síntomas de las molestias expandirse a otras zonas del país?
Yo creo que la preocupación no debe ser el número de personas, la preocupación debe ser la conciencia social. Si la conciencia va transformando y la gente va sabiendo lo que está pasando y uno lo escucha en los buses, en las calles, en las universidades, la gente dice que no puede hablar.
¿Y usted cómo ve la sociedad nicaragüense actualmente en este contexto de protestas?
Miro una sociedad dividida. Y hay una sociedad que está en el submundo, que es la sociedad que te dice, que piensa, que sabe, pero que tiene miedo. Esta es una sociedad con miedo. No tiene suficiente valor y claridad de qué puede hacer o cómo hacerlo.
¿Siempre ha sido así o es un miedo desarrollado recientemente?
Lo que pasa es que la historia de Nicaragua es simpática. No es atípica pero es interesante. Nicaragua viene de un proceso de intervención, de conquista. Nosotros tuvimos una conquista de corto tiempo y una colonia de largo tiempo. La conquista nos marcó y la colonia nos puso como un hierro, una marca. La gente ha quedado, hereditariamente, que mejor calla. Y hasta después dice y se organiza por debajo. Yo siento que la sociedad en el siglo XXI se está organizando muy lentamente por debajo. No puedo definir la organización si es jurídica, juvenil o religiosa, pero hay una organización por debajo. Me gustó, por ejemplo, la manifestación campesina. Pude tener como el olfato y dije: ahí tengo la respuesta.
Pero hay gente que dice que esa no es una manifestación espontánea y que hay detrás un partido político que controla todo.
Fijate que yo los conozco y no hay partido político que sirva ahí. Es puro ovarios y testículos de campesinos que su temor es que le quiten la tierra. Además, no estoy descubriendo América. Es que no hay ningún partido en este país que pueda arrastrar grandes sectores, ninguno. Aun el Frente Sandinista. El Frente paga ahora. Cuando se le terminen los reales nadie va. Hoy van porque quieren mantener su trabajo o porque les pagan.
Los campesinos que no están recibiendo ayuda del Gobierno que no les permite recibir ayuda y tampoco les dan, ¿qué papel juegan en todo esto?
Nosotros tenemos en el país una gran ventaja que se convierte en una gran desventaja a la vez. Porque el campesinado es un sector social que está migrando frecuentemente. Vos no vas a encontrar un campesino puro que vive asentado en un sitio o en la montaña rural. En un momento es obrero agrícola, en otro momento es comerciante, en otro es gestor de actividades, en otro se viene a la ciudad y hace algunos trabajos, recibe remesas familiares y va a Costa Rica a trabajar. Hay que recordar que nuestro modelo es un modelo que capta la fuerza laboral y la desecha. Entonces el modelo expulsa a esa gente y continúa desarrollándose en otras actividades económicas o políticas.
¿Se pueden detener todos estos malestares de la gente?
Yo creo que el actual gobierno y los últimos cuatro gobiernos no están preocupados por cambiar lo que estamos hablando. Lo ven con desprecio. Este gobierno fundamentalmente mira con desprecio al campesinado. Y el desprecio se manifiesta con una actitud un tanto benevolente. Una actitud como que vas a obsequiar algo para que esté tranquilo. Yo quisiera encontrar la palabra adecuada… es caritativo. Es una acción que no tiene nada que ver con la administración pública ni las perspectivas políticas. Le da migajas al campesinado, le da sobras porque sabe que con eso la gente se conforma. Nosotros en el país hemos ido cambiando la forma de ser y hay gente que dice: hombré, con el asunto del Presupuesto General de la República, dice alguien profesional, por lo menos que nos contaran cómo lo hacen. La gente ha llegado a un nivel de decepción tan grande que no halla qué cosas pedir.
Pero la gente mira eso y dice: “Bueno, es que les están dando, los ayudan”. ¿No es algo positivo?
Yo no le llamaría ayuda. Le llamaría limosnas, migajas que le dan a los sectores mayoritarios del país. Ayudaría si hubieran programas sostenibles, programas que transformen la realidad de los distintos sectores. No tenemos un programa que vaya a transformar los diferentes sectores ni la fuerza productiva de este país. Ninguno de los programas que el Gobierno tiene es efectivo para transformar la realidad. Son electoreros y de anuncios y destinados a que me miren que estoy haciendo cosas. Seguimos haciendo minería, explotación a cielo abierto. Seguimos usando los recursos naturales despiadadamente. ¿Quiénes son los que más sacan la madera de este país? Los gobernantes y las élites que trabajan de cerca. Y ellos tienen desbaratado Bosawas. Y hoy sin ninguna vergüenza van a la COP21 a París, a reclamarle al mundo, cuando nosotros hemos destruido los ríos. Hoy en día hemos perdido 53 ríos y nadie dice nada. Seguimos contaminando con la minería, mirá cómo defendieron a la B2Gold.
En ese caso en particular, ¿estamos hablando de un malestar en contra del Gobierno o propiamente contra la empresa? Porque la gente incluso se fue contra la Policía.
Yo creo que la gente cada día, con base en la tesis que te decía, la gente se está informando. El trabajo que los medios de comunicación hacen tiene un efecto muy bueno. No en vano este gobierno copó, todos los medios. La gente se ha informado de sus derechos y ha revisado sus derechos. Inicialmente en Mina El Limón inició una contradicción de sindicatos de la misma línea: el sindicato sandinista de Gustavo Porras y el de la CST. Pero eso mostró que hay inconformidad en las relaciones obrero-patronales. No es cierto que hay felicidad y bienestar entre el sector público y privado. Eso es acuerdo entre élites nada más. Esa gente salió a reclamar y tenía energía acumulada que desencadenó en violencia. Eso que vos ves que la gente se va contra la Policía es algo que se ha venido acumulando, no es algo que nació de la noche a la mañana ni es una película.
PLANO PERSONAL Cirilo Otero tiene 61 años, siete hijos y está en su quinto matrimonio. Tiene 13 hermanos. Se considera un padre responsable. Dice que ha formado a sus hijos y ha contribuido a que sean profesionales.
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