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Cartas al director

Por eso siempre que pude defendí a Antonio de sus detractores, y la prueba de su honestidad es la forma en que se desempeñó como profesional sirviendo a su país en el campo

Recordando a Toño

Colega ingeniero y empresario brillante y honesto, ingresó en política por accidente histórico. Su labor ha sido elogiada por unos, criticada por otros. Su balance es positivo. En las mismas circunstancias yo no lo hubiera podido hacer mejor. Fue un buen ciudadano y un caballero ejemplar.

Eddy Kuhl.

Se va un grande de Nicaragua

Antonio Lacayo Oyanguren es todo lo bueno que han dicho. Tenía ciertamente todas las cualidades profesionales, gerenciales y estratégicas que han mencionado. Voy a hablar del hombre, al que a mí me tocó conocer de cerca, por haber sido parte de su equipo de campaña que él dirigió, en aquella gesta histórica que llevamos a cabo entre los meses de septiembre de 1989 y el 25 de febrero de 1990. Como jefe de campaña Antonio era un gran gerente, dirigiendo a su equipo hacia las metas propuestas, y se asesoraba bien en las duras decisiones que le tocó tomar.

Luis Sánchez Sancho, Danilo Lacayo Lanzas, Carlos Hurtado Cabrera, Edgar “El Tigre” Quintana y este servidor éramos su equipo de campaña, apoyados por directores regionales, todos los partidos de la UNO, asistentes y miles de voluntarios que hicieron posible el milagro de derrotar a la maquinaria sandinista, y lograr un triunfo limpio y respetado, como nunca se había visto en la historia de Nicaragua. Gracias a la figura emblemática de doña Violeta, y a la voluntad del pueblo que comprendió que con su voto podía pasar de la guerra a la paz, de la postración económica a la prosperidad, y de la confrontación entre nicaragüenses a la reconciliación.

A pesar de las confrontaciones políticas con los aliados de la UNO y el equipo del vicepresidente Virgilio Godoy, el Gobierno de doña Violeta coordinado por Antonio Lacayo Oyanguren logró la transición, de la Nicaragua postrada, a la Nicaragua vibrante que tenemos hoy. Vale la pena leer de nuevo el libro La difícil transición nicaragüense que nos dejó precisamente él como un legado, para entender en toda su profundidad las vicisitudes que se tuvieron que vencer para completar esa etapa histórica en nuestro país.

Los que tuvimos la oportunidad de servir en ese histórico Gobierno, somos testigos silenciosos de la mística que Antonio proyectaba, para transformar Nicaragua. Yo solo estuve tres años, pero puedo mencionar a muchos hombres y mujeres honestos que desempeñaron sus cargos con la convicción de estar sirviendo a nuestro país, como me lo recomendó mi madre cuando me aconsejó que no la pensara dos veces, que lo hiciera por Nicaragua.

Por eso siempre que pude defendí a Antonio de sus detractores, y la prueba de su honestidad es la forma en que se desempeñó como profesional sirviendo a su país en el campo de la empresa privada de alto nivel, como correspondía a un hombre de tanta experiencia. Siempre jovial, optimista, enamorado de Nicaragua, amigo, profesional competente, visionario y comprometido con el trabajo. Ese era este gran hombre que hoy se nos va, a Nicaragua, a su apreciable familia, y a todos los que lo conocimos y respetamos. Antonio, nos dejas un buen legado.

Nicaragua está de luto

El Partido Liberal Independiente (PLI) y la Coalición Nacional por la Democracia expresan su más sentido pésame por el sensible fallecimiento del ingeniero Antonio Lacayo Oyanguren, exministro de la presidencia (1990-1995), que hoy deja un gran vacío y un gran legado en la política nacional.

La figura del ingeniero Lacayo Oyanguren fue trascendental para el proceso de pacificación durante el Gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro, así como para el ordenamiento de la economía nacional tras la debacle en que se encontraba el sistema económico en los años ochenta. Como ministro de la presidencia contribuyó a la democratización de Nicaragua y luchó junto con doña Violeta Barrios de Chamorro para sacar al país de la guerra y llevarlo a la paz, para pasar de un estado totalmente totalitario a la democracia, para pasar de una economía estatizada y hecha añicos, a una Nicaragua próspera.
Su contribución también fue trascendental para que en Nicaragua hubiera independencia de poderes, una Corte Suprema de Justicia independiente, un Consejo Supremo Electoral independiente, donde los votos se contaban, una Asamblea Nacional donde se discutían las leyes.

El PLI y la Coalición Nacional por la Democracia lamentan la pérdida del ingeniero Lacayo Oyanguren y expresan su solidaridad con su esposa Cristiana Chamorro Barrios y a sus hijos, y hacen extensivas las muestras de solidaridad a nuestro diputado Pedro Joaquín Chamorro Barrios y demás familiares; al mismo tiempo elevamos nuestras oraciones al Todopoderoso para que encuentren pronto consuelo.

Partido Liberal Independiente (PLI).

La patria agradecida con Antonio

Ciertamente Antonio Lacayo usó a cabalidad los “talentos” que recibió: fue un hombre de diálogo, respetuoso, audaz en la toma de decisiones, visionario, honrado, solidario, capaz, enfocado, ordenado, apasionado con sus proyectos y propósitos, pero sobre todo rebosante de amor, amor a su patria, a su familia, a sus semejantes.

Como lo han expresado sus mas cercanos colaboradores, él interpretó a cabalidad los Acuerdos de Esquipulas. Con doña Violeta a la cabeza, con su equipo de gobierno, realizó la difícil transición de la guerra, el desastre económico, y la división fratricida, que nos heredó el primer gobierno de Daniel Ortega… hacia la paz, la democracia, el ordenamiento y reactivación de la economía y la reconciliación nacional.

Pero además, con su amorosa familia y los amigos más entrañables, hace pocos años enfrentó con entereza, de manera silente y con éxito, la terrible enfermedad que lo acercó aún más a Cristo, acogiéndolo con compromiso como su absoluto Señor.

Él, después de cumplir su jornada, ahora ya goza de la felicidad infinita en el regazo del Creador.

Agustín Jarquín Anaya.

Acróstico para Antonio

Ante Dios, te rendiste
No ante el fuerte o el poderoso
Tu legado, persiste
Osado, valiente y brioso
Nunca te venció el temor
Iluso soñador de Nicaragua libre
Obstinado y correcto señor

La patria, anquilosada en tu calibre
Anidará un futuro prometedor
Crecerá la esperanza que forjaste
Acariciando un mundo mejor
Yunque, que siempre buscaste
Obstinadamente ser un servidor

Obsesionado con mucha disciplina
Yacimiento de entusiasmo
Ante tu muerte repentina
Nicaragua, en su marasmo
Galantemente te despide
Ubérrimo amigo, te marchaste…
Reflexiona desde tu nueva morada
Es mi esperanza, que lo que sembraste
No sea en vano, al final de la jornada.

Avil Ramírez.

Cartas al Director Antonio Lacayo Cartas al director

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