Desde propósitos de Año Nuevo o productos de la compra hasta los deseos más íntimos y clasificaciones variopintas, las listas acompañan a la Humanidad desde que nació la escritura, una costumbre contra el olvido de la que se han conservado a lo largo de los siglos muestras memorables reunidas ahora en un libro.
Listas memorables, editado por Salamandra, es el título de la recopilación realizada por el británico Shaun Usher, que ha rastreado numerosos archivos para crear esta “lista de listas”, algunas de ellas de hace miles de años.
Este es el caso de la lista de los motivos aducidos por los trabajadores hacia el 1250 a.C. para ausentarse de sus tareas en la construcción de las tumbas del Valle de los Reyes en el Antiguo Egipto.
Aparte de los intemporales motivos por enfermedad, excusas como “estuvo fabricando cerveza”, “le picó un escorpión”, “recogía piedra para el escriba” o “su esposa estaba menstruando” son algunas de las causas de ausencia que recoge esta lista realizada en piedra que, con toda probabilidad, no servirían en la actualidad.
ANÉCDOTA DE GALILEO
Lo que necesitaba comprar Galileo para hacer un telescopio, los pros y contras de Charles Darwin para casarse, las cosas que no hay que hacer cuando se es viejo o los amantes soñados por Marilyn Monroe son temas de algunas de las 120 listas que incluye Usher en su libro, en el que explica que le “horroriza solo pensar” en un mundo sin ellas, un mundo que sería caótico, sostiene.
Listas prosaicas de personajes tan históricos como Miguel Ángel, de quien se conserva una relación de alimentos de 1518 que podía corresponder a la compra que debía hacer o a los ingredientes de una receta, comparten espacio con otras mucho más elevadas como la de los siete pecados de la Humanidad realizada por Gandhi en 1925.
De Leonardo da Vinci, el artista polifacético por antonomasia, se conserva una lista de cosas por hacer entre las que se encuentra “conseguir un cráneo” y nuez moscada.
“No casarme con una mujer joven” ocupa el primer lugar de la lista de propósitos para cuando fuera viejo, que hizo el escritor Jonathan Swift cuando tenía 32 años.
Para las damas, hay listas de consejos como la que publicó La revista de bolsillo para damas en 1824, en la que, entre otras cuestiones, advierte a las que bailen mal de que no lo hagan en ningún caso mientras que a las que tengan manos y brazos bonitos les permite tocar el arpa, eso sí, si lo hacen bien.
LA LISTA DE LOS SOSPECHOSOS
Sobre sucesos que conmocionaron a la sociedad norteamericana, el libro recoge, por ejemplo, la lista de sospechosos de asesinato elaborada por la veterana secretaria de John F. Kennedy pocas horas después de que fuera abatido el presidente o la de las cosas que han cambiado en la vida de una neoyorquina tras los atentados del 11-S.
Del mundo del cine procede la lista de alternativas para la famosa frase: “Francamente, querida, eso no me importa” que Clark Gable pronuncia en la última escena de “Gone With the Wind” y que se tuvo que confeccionar cuando los censores de Hollywood prohibieron la palabra “damn»” (maldito) del original por considerarla ofensiva.