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Cartas al Director

Los que, sin ser especialistas, se aproximan con infantil curiosidad a la vida histórica, constatan con estupor un hecho sorprendente. Algunos pueblos, aún aquellos que tienen detrás de sí siglos de experiencia colectiva

AMORES INEXPLICABLES

Los que, sin ser especialistas, se aproximan con infantil curiosidad a la vida histórica, constatan con estupor un hecho sorprendente. Algunos pueblos, aún aquellos que tienen detrás de sí siglos de experiencia colectiva, de improviso, se prosternan ante determinadas personas e incluso amamantan tiernos sentimientos de afección, por monstruosos que sean sus comportamientos. O sea, sufren con sus azotes pero aman a sus verdugos.

Así ocurrió con el pueblo alemán, admirable por su cultura, que se doblegó de pronto a la voluntad de una persona de dudoso equilibrio mental, que proclamaba con el brazo en alto la superioridad de la raza aria y la aniquilación de las demás minusválidas. En la sublime Rusia, el comunismo totalitario aniquila a millones de personas en nombre de la solidaridad proletaria y sin embargo, cuando Stalin fallece, llora desconsoladamente su desaparición.

Lo mismo ocurrió en China con Mao Zedong, en Corea del Norte con Kim II Sung, en Camboya con Pol Pot. En Cuba, el patológico hechizo que ejercen ciertas personas no germina en la población cubana sino más bien fuera del país. El médico argentino Ernesto Guevara (que confiesa abiertamente, con indisimulado orgullo, haber asesinado a los que consideraba enemigos de su revolución, y que hubiera continuado la noble tarea de segar vidas ajenas si la muerte no le hubiera privado de este placer) ha sido elevado a los altares de la piedad internacional por millones de personas.

Y Fidel Castro, el megalómano filibustero, y máximo responsable de la sangrienta tiranía y de la hambruna que persiste en Cuba desde hace más de cinco decenios, cómodamente apoltronado en los repliegues de su fabulosas fortunas, sigue predicando con cínica unción, ahora secundado por su hermano Raúl, las maravillas del régimen socialista. Pues bien, he aquí que estos malhechores son ahora cortejados por los dirigentes políticos de América y aún del mundo. Incluso los máximos responsables de la Iglesia católica se aproximan para rendirles pleitesía.

El pragmatista diplomado, Obama, y otros que le imitan, consideran al parecer que el mantenimiento de la paz y el fomento de las relaciones internacionales exigen la tolerancia de la tiranía y de la miseria material y moral que ella trae consigo. Otros suponen que con palmaditas amistosas la luz entrará finalmente en el infierno de los gurús comunistas cubanos.

La utopía es ciertamente un mal que enceguece la captación de la realidad, pero es todavía más fatal si enturbia el juicio de los que deciden el destino de los pueblos.

José Leopoldo Decamilli. Berlín.
SE SUPONE

El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha aprobado por unanimidad la Resolución 2254 para lograr la paz en Siria.
Se supone que comenzará por las conversaciones a partir de enero entre el gobierno sirio y miembros de la oposición y también supone declarar un alto al fuego con el objetivo de lograr una transición política que resultará en un gobierno que convocará a elecciones y una nueva Constitución. Esas elecciones estarán supervisadas por las Naciones Unidas.

Se supone que mientras se realizan estas conversaciones, los bombardeos serán eliminados para poder establecer el alto al fuego. ¿Cuáles bombardeos? ¿Norteamericanos, franceses, rusos?

También se supone que Bashar al Asad no será miembro de las conversaciones con la oposición. ¿Cuál gobierno sirio conversará con cuál oposición? Como dicen en el idioma de Shakespeare: wishful thinking.

Por otra parte, con la participación de los ministros de Finanzas de los países miembros, el Consejo también aprobó una resolución para atacar las fuentes de financiación de los grupos terroristas e impedir el uso del sistema financiero internacional. Específicamente se refiere al Califato que genera sus propios ingresos para mantener sus operaciones.

Dice Vladimir Putin que Turquía compra el petróleo que “exporta” el Califato y dicen otros que resulta más beneficioso ayudar a Turquía a controlar su frontera que acusarla del comercio con los terroristas.

Mientras tanto, Arabia Saudita anuncia una nueva coalición para combatir el terrorismo se supone con 34 países musulmanes que ya algunos han expresado no estar incluidos. Por supuesto, es una alianza sunita y dice el príncipe ministro de defensa, Mohamed Bin Salman (bueno uno de los príncipes y, por supuesto, Mohamed) que esa alianza es por “la preocupación del mundo islámico para combatir el terrorismo, por ser socio en la lucha mundial contra esa plaga y que habrá coordinación internacional con las grandes potencias y con las organizaciones internacionales”.

El centro de operaciones, por supuesto, estará en Riad.

En el 2012 surge la coalición Amigos de Siria. Se reúnen en Túnez en febrero, en Estambul en abril, en París en julio y en Qatar en junio del 2013.

De los 121 países que se supone son los Amigos de Siria en la de Qatar asistieron 11 países que no lograron acuerdo para la entrega de armas a la “oposición siria”. En esa oportunidad el ministro de Relaciones Exteriores de Qatar dijo que el único acuerdo de intensificar el apoyo a los rebeldes tiene que ser con “decisiones secretas”.

Los Amigos de Siria, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, la coalición de Arabia Saudita, todos contra el Estado Islámico.
Mientras tanto, el Estado Islámico sigue como el famoso anuncio: campante. ©FIRMAS PRESS

Violeta Yangüela. Periodista y escritora dominicana.

POLICÍA “RECAUDADORA”

En la mayoría de las estaciones (distritales) de la Policía Nacional (PN) en Managua han sido abiertas ventanillas bancarias para la “agilización” al pago de multas y otros servicios policiales, asimismo los agentes del tránsito realizan gestiones con funcionarios de la ciudad, para retener vehículos mal estacionados y por infracciones (de conductores) a la ley 431 (Ley para el Régimen de Circulación Vehicular e Infracciones de Tránsito) llevándolos al depósito municipal, cuyo dueño debe pagar una exorbitante multa por cada día de permanencia la que se altera, según el tipo de vehículo.

Aún recuerdo la alharaca que formaron los opositores del gobierno local de los años noventa liderado por el entonces alcalde Arnoldo Alemán, cuando este anunció la creación de una policía municipal que vendría, según él, a “mejorar” los aspectos de seguridad ciudadana en los espacios públicos, tales como: parques, andenes peatonales, malecón, rotondas, mercados, cementerios, etc. así como el aumento en la recaudación. Dijeron los críticos de la propuesta que no podía existir otra institución armada, además manifestaron que se corría el riesgo de fundar otra Guardia Nacional (GN) como la de Somoza. Sin embargo, son los mismos detractores de ayer quienes ahora utilizan a la PN como instrumento municipal coercitivo con fines meramente recaudadores.

El sentido común nos dice que el aumento en la recaudación de impuestos, tasas por servicios y multas, representa más ingresos para inversión en obras de beneficio colectivo para los capitalinos o más dinero para el populismo de la pareja presidencial en la colocación de arbolatas.

Es deplorable la actitud de los agentes de la PN, principalmente los que se mueven en el perímetro urbano y suburbano de la capital, debido a que los conductores presienten que no hay buenas intenciones en la utilización de radares para la medición de velocidad, ya que en muchos casos los policías andan como en cacería de brujas buscando un pelo en la sopa con microscopio. Es obvio que esta situación hace más pesada la carga a conductores de vehículos de uso privado, así como de uso público; quienes pagan stiker de rodamiento, licencia de conducir, pago por cambio de categoría de licencia, placas, tarjeta de circulación vehicular, emisión de gas, seguro e inspección técnica mecánica, entre otros servicios.

Hago un llamado sincero al “Soberano” y la comisionada mayor de la fuerza pública a que respeten y preserven la esencia de la institucionalidad policial, servir a la comunidad y no servirse de esta.

Salomón Samuel Mendoza Suárez, municipalista.

Cartas al Director Nicaragua Policía Nacional Somoza

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