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Cartas al Director

Lo hemos puesto a prueba en Venezuela. Gracias a nuestra eficaz orientación, el país se ha liberado de los garfios del imperialismo y del capitalismo internacional.

¡Claro que podemos!

Lo hemos puesto a prueba en Venezuela. Gracias a nuestra eficaz orientación, el país se ha liberado de los garfios del imperialismo y del capitalismo internacional. Estas conquistas tienen su precio, naturalmente: la miseria, el hambre, la carencia de los más elementales productos requeridos por la vida cotidiana, la violencia anárquica, la corrupción… Mas en medio de estas deplorables desgracias —es nuestra fe— se va forjando la fisonomía de la futura sociedad humana, solidaria, libre y justa.

En España repetiremos la misma asombrosa tarea. Con la ayuda del socialismo de raigambre zapaterista, aniquilaremos la inmunda alianza de las fuerzas reaccionarias y del poder financiero internacional, para que germine una sociedad solidaria, controlada por los ojos vigilantes de la clase revolucionaria.

Hay que aceptar con entera confianza el nacimiento de ese futuro que hoy parece utópico. Así sea.

José Leopoldo Decamilli, Berlín. Presidente de la Comunidad de Trabajo Internacional “Libertad y Democracia”.

El arte de la estrategia empresarial

Ha notado en la realidad nicaragüense cómo los negocios no son de larga duración. ¿Qué es lo que en realidad ocurre? ¿Será que el país no brinda las condiciones para establecer negocios duraderos?

Expondré una alternativa de qué ocurre. Cuando inician los negocios y empieza a ir bien todo en la empresa dejamos la previsión y nos quedamos con la vigilancia. Algunos suponen que todo tiene que ir bien y nada tiene que cambiar, pero la realidad es que ¡todo cambia! Lo primero que tiene que hacer es tener una visión y misión. No como un cuadro que adorne las oficinas y que no tenga ningún significado para los trabajadores, sino que sean palabras que afecte la forma de trabajar de los empleados. La visión se tiene que vivir dentro de la empresa, es una meta que mueve a todo el organismo empresarial hacia el cumplimiento en la fecha estipulada en la visión.

Una visión sin fecha fija es como decir algún día lo haremos, por tanto esperemos, no iniciemos a trabar en pro de la visión hay suficiente tiempo. Las fechas nos permiten irnos comparando cómo vamos respecto a la meta de manera anual. Verificar cuánto hemos avanzado.

Muchos tienen una visión con fecha fija, pero no tiene el andamiaje necesario para obtener resultados en pro de la meta, la estrategia. El trabajo empresarial es lo más parecido a un juego de ajedrez, es una guerra donde debes de mover la pieza adecuada con precisión de relojero. Muchos preguntan por qué algunas industrias están en crisis, por la falta de precisión en los movimientos. En cierta consultoría revisamos qué estaba ocurriendo en una empresa antes de la crisis. Y se observó que ciertas inversiones hechas un año antes sin un análisis minucioso provocó una avalancha financiera.

Si usted tiene un negocio no tome todo a la ligera. No tenga el mal del apostador dentro de una empresa, puede perderlo todo en un día. Dedique el 50 por ciento de su tiempo a analizar y tomar decisiones con suficiente argumento. Luego se dará cuenta que ese tiempo invertido le es redituable.

Maxwell Altamirano Ramos.

La generación fantasma

Desde un recóndito lugar del país, para el público que logre alcanzar estas palabras, quiero pedirles su total atención. Voy a contar cada historia como si fuese la última vez en mi vida. Pues desde niño me enseñaron que el cambio, nace de la esperanza.

Esto va dirigido a aquellas generaciones pretéritas que ya ocuparon un espacio en la historia de este país, a esas personas que comparten ahora un pequeño pedazo de felicidad, a esas personas que crecieron en su tierra natal y lucharon por ella para llegar hasta donde están. Quiero que sepan que estas no son solo mis palabras; pues las nuevas generaciones me han motivado a escribirles estos pensamientos.

Nuestra generación no tuvo suerte. Las oportunidades son limitadas gracias a la ambición de los gobernantes y su amor incondicional ante el poder. Muchos de nosotros no tuvieron el privilegio de crecer donde nacieron, porque casi el 30 por ciento de mis congéneres graduados han emigrado fuera del país en busca de algún tinte de oportunidad.

La inmovilidad obligada nos ha hecho abrir nuestro corazón a los recuerdos más miserables de esta triste existencia. Frecuentemente, cruzamos el Occidente en pasos agigantados, en remisión a lugares ajenos a nuestro origen. Son nada menos que esas escenas exotéricas, repletas de juicios y carentes de lo que parece ser real, pero que sin embargo, ahora vale más que la regresión misma.

Nos han apartado de todo vínculo de protagonismo, nos han cortado de la verdadera educación, y todo, por esos hombres que visten de autoridad. Ellos nos han hecho saber que repudian a cualquier ser humano que cuestione y piense diferente. ¿Cómo vamos a entender entonces? Si nuestro trabajo está en dependencia de lo que no debemos entender.

Es cuestión de lógica. Vivir en sociedad implicó para nosotros renunciar a ciertas libertades para someternos a un conjunto de leyes y así formar un mejor país. Pero todos, menos nosotros, se han adueñado de él. A nosotros nos mandaron a buscar moral afuera, moral que podemos encontrar a la vuelta de la esquina.

Crecimos llenos de promesas rotas, llenos de historias contadas por hombres con seudónimos impuestos por su propio orgullo; y como si no hubiese sido suficiente, crecimos en calles pedagógicas, que enseñaron más que las escuelas mismas.

Una generación de natural desencanto, aglomerada por deseos insuficientes y oportunidades míseras. Una generación que ha sido engañada por la historia de un país, olvidado por Dios.

La violencia llegó a nosotros de la mano de los seres más engañosos de esta tragedia, quienes en su total arrogancia, creyeron que tomaríamos armas para luchar por ideales de papel. Pues estaban tan equivocados como nosotros, o aún más.

El crepúsculo llegó. Casi no hay luz. Queridos amigos, de algo sí estoy seguro: para la guerra existe un solo camino; pero los caminos de la paz, son tan numerosos como las almas de los hombres.

Saúl Verde.

Admirable mujer

Leí la entrevista que le dio Karla Icaza a la revista Magazine, me impresionó mucho, pero me produjo dos tipos de reacciones: por una parte me dio mucho dolor por haber sido afectada por la grave enfermedad contra la que lucha; pero por otra parte, siento gran satisfacción porque no se ha dejado derrotar. Enfrentó el problema y estoy seguro que lo seguirá enfrentando con toda su energía, voluntad y capacidad, virtudes que siempre admiré cuando fui notario del Banpro.

También la felicito por el libro que escribió con el objeto de ayudar a otras personas que tengan el mismo problema y me emociona mucho, que el producto que obtenga de su venta esté destinado para ayudar a instituciones que luchan contra el cáncer, lo que quiere decir que está intacto su generoso corazón.

Julio Ruiz Quezada.

Cartas al Director

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