Índice Global de Paz 2016
Wikipedia nos explica que “el índice Global de Paz es un indicador que mide el nivel de paz de un país o región. Lo elabora el Institute for Economics and Peace junto a un panel internacional de expertos provenientes de institutos para la paz y think tanks, junto con el Centre for Peace and Conflict Studies, de la Universidad de Sydney con datos procesados por la Unidad de Inteligencia del semanario británico The Economist.
El último índice global de paz 2016 nos dice que los diez países más pacíficos en el mundo son Islandia se ubica en el puesto número 1, le siguen Dinamarca 2, Austria 3, Nueva Zelanda 4, Portugal 5, República Checa 6, Suiza 7, Canadá 8, Japón 9 y Suecia 10. Australia aparece en el puesto 15, Alemania 16, Holanda 21, España 25, Italia 39, Francia 46 y Reino Unido 47, en la otra esquina aparecen China en el puesto 120 y Rusia muy mal ubicada en el puesto 151 de 163 países.
En nuestra región los mejores situados a nivel mundial son Chile que ocupa el puesto número 27, Costa Rica 33, Uruguay 35, le siguen Panamá 47, Argentina 67, Nicaragua 69, en el otro extremo Honduras y Salvador que aparecen en el puesto 111, Guatemala 117, México 140, Venezuela 143 y Colombia 147.
Y aunque los datos sobre Honduras, Salvador y Guatemala son muy altos, BBC Mundo nos dice que “según el Instituto para la Economía y la Paz, la región que más mejoría ha experimentado es Centroamérica, a pesar de los numerosos problemas de seguridad que la afectan”.
La misma fuente nos explica que “nuestro planeta es hoy un lugar mucho menos pacífico que hace diez años. Y las cifras que dan cuenta del deterioro de la situación son escalofriantes”. Y añade algo todavía espeluznante “el número de víctimas por conflictos se duplicó durante la última década, llegando a casi 60 millones el año pasado”.
El mismo índice también registró el mayor número de muertes en combate de los últimos 25 años, así como un incremento del 80 por ciento en muertes por actos terroristas en comparación con el del año pasado, únicamente 69 países en todo el mundo no registraron al menos un incidente terrorista”.
Carlos Vílchez Navamuel.
Agorafobia
El miedo a los espacios públicos y a las aglomeraciones produce ataques de pánico. Algunas personas que padecen agorafobia se aíslan del mundo al no creerse capaces de enfrentarse a él. Salir solos a la calle, dar una vuelta a la manzana, comprar el periódico o viajar acompañados en el bus son metas y objetivos que se proponen las personas que reciben asistencia psicológica online.
Alberto Pajuelo Peña es el fundador del grupo abierto de Facebook: Agorafobia. Los Invisibles, permite crear redes de trabajo en equipo. Alberto, escritor y fotógrafo, tiene reconocida una incapacidad permanente para el trabajo habitual, padece trastorno de ansiedad excesiva y agorafobia. Una de las motivaciones para crear el grupo abierto es que “no sea otro de nuestros espacios de seguridad, y al final nos encerremos como en nuestra vida personal. Es público para que nadie encuentre barreras en busca de ayuda, bastantes tenemos ya. No se debe cambiar la prisión de casa por una prisión cibernética”. El grupo hace una labor social, es una manera de acercar la realidad y dejar de ser estigmatizados, El desconocimiento de algunas personas sobre la enfermedad hace que se les juzgue con estereotipos como “vagos, cuentistas, zumbados o raritos, entre otras cosas”.
Cualquiera puede padecer agorafobia, no existe un perfil con unas características determinadas. Mujeres víctimas de violencia de género son “presas de una idea sacrificial de amor, intentan salvar una unión que en realidad les aplasta”, señala el estudio Entre la libertad y la constricción: El dilema de la Agorafobia. Algunas de las víctimas sienten ansiedad por tener que enfrentarse al mundo de nuevo tras haber sido encerradas, aisladas y sometidas.
No siempre es fácil aceptar y gestionar lo que nos sucede. El tratamiento no debe basarse solo en la ingesta de pastillas; contar con apoyo psicológico, social y familiar es muy importante. Internet y las redes sociales crean espacios de encuentro digitales donde muchas personas pueden sentirse identificadas y saber que no están solas.
Claudia Brihuega Ortiz, periodista española.
La libertad de educación
La decisión del Tribunal Constitucional de España, que confirma el derecho a los conciertos educativos de los centros de educación diferenciada, pone de relieve un aspecto importante en las relaciones humanas, la libertad de educación.
El problema de fondo, para algunos partidos políticos, es que el concepto de libertad de educación sigue siendo extraño a la cultura de la izquierda española. Conviene recordar que la Constitución obliga a respetar la libertad de los padres de escoger para sus hijos la educación religiosa o moral de acuerdo con sus convicciones, algo que también establece el Pacto Internacional propiciado por la ONU y suscrito por España.
Este es un tema capital que pronto entrará en el juego político.
Jesús Martínez. Madrid.
El gran reto de las presentadoras
Cuando era adolescente y comenzaba a interesarme por el periodismo, sentía una gran admiración por los presentadores de noticieros y revistas en la televisión nacional.
Eran para mí paradigmas, entendidos, además de paladines de la justicia y el idioma. Incluso, los consideraba gente intachable y circunspecta.
Desde esos días, ha transcurrido una década y el tiempo ha ido menguando esa admiración que suscitaban en mí quienes trabajan en televisión desempeñando tal función.
Ese desencanto se debe a que la nueva generación de presentadores está desprovista de ciertas cualidades que debería tener desarrolladas, según los cánones determinados por expertos en la materia.
En este caso, me referiré a dos que son consideradas fundamentales: buena locución y dominio del lenguaje. La primera abarca aspectos como la forma correcta de respirar, la dicción, el ritmo, las pausas, la entonación y las inflexiones de voz, entre otros; la segunda, el uso exacto de términos y palabras.
En efecto, muchas presentadoras de noticieros y revistas no respiran bien, no pronuncian ni emplean de forma adecuada algunas palabras y se oyen repetitivas.
Es válido aclarar que únicamente hablo de las mujeres, porque en ellas es en quienes he logrado identificar las fallas de locución e idiomáticas a las que me he referido.
Algunas voces señalan como culpables de esta situación a los propietarios de los canales de televisión que han puesto de moda la política de contratación de modelos y reinas de belleza con el fin de captar televidentes, aun cuando esto va en detrimento de la calidad profesional del medio de comunicación.
Pero, al pasar revista, me doy cuenta de que incluso hay periodistas, tituladas o no, entre esa nueva generación de presentadoras. De hecho, son ellas las que incurren en el error de respirar mal, no aquellas.
Me asalta, entonces, la duda: ¿se resolvería la problemática planteada despidiendo a las modelos, reinas de belleza y periodistas con poca preparación para contratar en su lugar a gente mejor preparada? De ser así, las vacantes serían numerosas, aunque es una opción.
Quizás sea suficiente con que las que están en el medio televisivo se conciencien y se preocupen por superar sus carencias profesionales a través del estudio como autodidactas, o inscribiéndose en cursos especializados, convencidas de que deben cumplir no solo la sagrada misión de informar, sino también la de educar.
Hoy día, no hay excusas para tener un pobre desempeño profesional: por un lado, en internet son abundantes los sitios web con información, tutoriales y cursos gratis sobre cómo ser un buen presentador de noticias y temas relacionados; por otro, Nicaragua ya cuenta con la Primera Academia Nicaragüense de Locución (Acanil), dedicada a formar personas en “el arte del buen habla”.
Henry Peralta.