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Martha Justina González, Máster en nutriciónLA PRENSA/ ARCHIVO

Trastornos alimentarios

Son trastornos multicausales, en los que influyen la genética, el ambiente social, cultural, familiar y conducen a desequilibrio psicológico y emocional, manifestado por alteraciones de la conducta alimenticia.

Los más conocidos son anorexia nerviosa o autoimpuesta y bulimia (vómitos o diarrea provocada después de comer) pero existen otros que pasan desapercibidos. Son trastornos multicausales, en los que influyen la genética, el ambiente social, cultural, familiar y conducen a desequilibrio psicológico y emocional, manifestado por alteraciones de la conducta alimenticia.

Puede ser leve, si no se atienden a tiempo puede derivar en consecuencias para la salud.

Los padres son el modelo para adopción de valores y estilos de vida en los hijos, incluye forma de comer, de ejercitarse o divertirse. Si los progenitores, uno o ambos, tienen excesiva preocupación por la silueta, hacen comentarios peyorativos hacia sus cuerpos o el de los hijos, pueden provocar que el menor sufra trastornos alimentarios.

¿Qué hacer para prevenir o controlar problemas? Lo primero es conocerlos.

La anorexia se identifica por pérdida drástica de peso acompañada de cambios de humor, irritabilidad y tendencia a aislarse familiar y socialmente. Suelen decir: “Ya comí, no tengo hambre” y se alejan de los momentos y oportunidades de comer.

La bulimia es más difícil descubrirla a menos que se sorprenda “infraganti”. Generalmente comen suficiente o hacen “atracones”.

Ortorexia, obsesión por comer sano y vigorexia (exceso de ejercicio) no son fáciles de detectar.

Permarexia. La persona considera que lo que come le engorda, hace restricciones de alimentos y practica dietas milagrosas, cuenta calorías sin interés en las características nutricionales de los alimentos. Consume suplementos nutricionales, vitamínicos y diuréticos considerándolos productos extraordinarios para conseguir sus objetivos, fluctúa de peso constantemente.

Estos trastornos alimenticios en varones se conocen como manorexia, exageran el deporte y restringen alimentación por miedo a engordar.

Drunkorexia-Ebriorexia. Común entre adolescentes. Restringen alimentos para compensar el consumo de calorías consumidas en bebidas alcohólicas. Cuentan calorías pero no toman en cuenta el balance de nutrientes. Comen snacks energéticos, no nutritivos, dulces y frituras.

El consumo de agua excesivo y compulsivo, potomanía. Asociada con anorexia.

Toman más de cuatro litros diarios, causa dilución de sodio y potasio alterando el equilibrio de líquidos en el cuerpo. Se presentan calambres musculares, cansancio, náuseas, dolor de cabeza, pérdida de agilidad mental, somnolencia profunda y prolongada y convulsiones.

Síndrome del comedor nocturno. Come en exceso en la noche, durante o después de la cena, varía entre atracón o consumo de muchos snacks, poco o nulo ingesta de alimentos en desayuno. Es común entre personas con baja autoestima, depresión y se considerará también un trastorno del sueño, unido al síndrome de piernas inquietas, apnea y sonambulismo. Tiene consecuencias como gastritis, reflujo gastroesofágico y aumento de peso.

Síndrome del descontrol alimentario. Ingesta rápida de una cantidad grande de alimentos con sensación de falta de control, come sin hambre hasta sentirse desagradablemente lleno. Se hace a solas, a escondidas, por vergüenza, depresión o sentimiento de culpa. Sin conductas compensatorias o purgativas como en bulimia y con menos alteración perceptiva de su cuerpo. Ocurre varias veces en un período de tiempo determinado, semana o mes.

Tratamiento: psicológico y nutricional incluyendo participación de la familia. Algunos casos requieren también tratamiento médico con el psiquiatra.

Salud bulimia consejos de salud

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