OCHO CLAVES
¿Qué tan orteguista es usted? ¿Totalmente, medio o nada? He preparado ocho argumentos que a mi criterio un orteguista jamás entenderá y que podrían servirnos de examen para saber dónde estamos, siendo “en desacuerdo con todos” totalmente orteguista y “de acuerdo con todos” nada orteguista”. Es solo un ejercicio tonto, aclaro, sin mayores pretensiones. Comencemos.
1. EL PASADO COMO EXCUSA
Que los gobiernos llamados “neoliberales” hayan sido un desastre no le da derecho a Ortega de tratar a Nicaragua como su finca, ni significa que él sea mejor que ellos, solo que son un desastre de diferente forma. Dejemos de justificar lo malo que se hace ahora porque antes se hizo igual o peor.
2. LÓGICA DEL LADRÓN
Las elecciones no son un concurso de vivezas. La lógica de que “si no la robamos nosotros se la roban ellos” tiene a Nicaragua patas arriba, sin institucionalidad y con una familia enriqueciéndose a ojos vista y queriendo eternizarse en el poder. Justificar el fraude solo “porque somos más vivos” o “porque podemos” es igual de ridículo a cuando el ladrón dice “le gané” la cartera a un parroquiano. Participar en un fraude no hace más vivo a nadie, solo más ladrón.
3. QUITIPÓN
No todo es un “quitate vos para ponerme yo”. No todos los que criticamos al gobierno estamos interesados en llegar al poder. Un orteguista ve la crítica y la protesta solo como un método de llegar al poder, y considera el hecho de disputarle el poder a Daniel Ortega como algo criminal, blasfemo. Aclaremos: ser electo es un derecho de todos. Criticar al poder público, también. Incluso, los mismos orteguistas deberían tener el derecho de criticar a su gobierno y ejercerlo sin que se tomen represalias contra ellos.
4. COMPADRES HABLADOS
Esta no es una elección entre el partido de gobierno y cinco partidos opositores más, sino la autorratificación del partido de gobierno haciéndose acompañar de cinco compadres hablados.
5. DIRIGENTES SEMPITERNOS
Ni Daniel Ortega fue el líder guerrillero que venció a la guardia somocista ni Rosario Murillo fue dirigente de la revolución. Tampoco es asunto de quitarles méritos. Ortega fue un adolescente revoltoso, pasó su juventud en la cárcel, pero tuvo poquísima o nula participación guerrillera en la montaña o en las ciudades. Rosario Murillo fue una poeta, identificada con el Frente Sandinista, trabajó en Radio Sandino desde Costa Rica pero sin cargos de dirección. Nunca tuvo actividad guerrillera.
6. CONFLICTO ÉTICO
Podría aceptarse que la Constitución Política de Nicaragua no prohíbe expresamente que el cónyuge del presidente sea candidato, pero eso no elimina el conflicto ético que significa que Daniel Ortega haya escogido como su vicepresidente a su propia esposa. ¿A alguien en su sano juicio se le ocurre que cuando los legisladores establecieron prohibiciones para los hijos, los cuñados, los hermanos y los padres del presidente, hayan pensado que la esposa o esposo estaba excluido de estas prohibiciones? Puede que no lo hayan puesto expresamente por que dieron por hecho que estaba integrado, puede que no lo hayan puesto por olvido, pero en ningún caso dejaron de prohibirlo porque se considerara ético y correcto.
7. POR UNOS DÓLARES MÁS
Quienes protestan o critican no siempre lo hacen por amor a los dólares. En primer lugar deben saber que el imperialismo no anda con una bolsa de dinero pagando cada critica o protesta que se le hace al gobierno. Y en segundo lugar, los hechos demuestran lo contrario: quienes más ventaja monetaria y material sacan son los que defienden al gobierno, y a quienes peor les va en este sentido son a quienes muestran su inconformidad. ¿Por qué creen que hay tanto empresario que se manifiesta a gusto con este gobierno? O ¿cómo explican que los muchachos que protestan lleguen en buses públicos, caminado o apilados en camiones, sin comer, mientras sus apaleadores o “fuerzas de choque” llegan en camionetonas nuevecitas, motos asignadas, con día de trabajo pagado, y les llevan puntualmente sus comidas empacadas?
8. ¡DEREEECHAA!
No, no es que una buena parte de la más rancia derecha nicaragüense se haya hecho sandinista, sino al revés. Ese grupo, definitivamente neoliberal, procurador de la mayor cantidad de ganancias al menor costo posible, sigue guardando un odio frontal contra el sandinismo, solo que lo ha encausado hacia los renovadores, atribuyéndole a ellos la quintaesencia del sandinismo, porque a quienes están en el poder ya los consideran de los suyos.