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El informe de Luis Almagro a Daniel Ortega

Comenzaré diciendo que considero que es positivo que el presidente Ortega se haya mostrado anuente a aceptar un diálogo respetuoso y propositivo con el secretario general de la OEA, Luis Almagro

Comenzaré diciendo que considero que es positivo que el presidente Ortega se haya mostrado anuente a aceptar un diálogo respetuoso y propositivo con el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Todo diálogo en principio es bueno porque puede devenir en buenos resultados, aunque no siempre será de la satisfacción de todos.

Lógicamente que a escasas dos semanas antes de las elecciones en Nicaragua, considero que es muy improbable que el diálogo con la OEA vaya a cambiar radicalmente el curso de la farsa electoral y los resultados de todos esperados.
Pero lejos de angustiarme por no conocer el informe del secretario general Luis Almagro al Gobierno de Nicaragua sobre “la ponderación de los hechos del proceso electoral en Nicaragua”, estoy optimista porque creo que si este informe fuera de corte diplomático o intrascendente, sí se hubiera hecho público.
No se hace público —según intuyo— porque su contenido es crítico y para dar espacio a un necesario intercambio de opiniones que pudiera devenir en una corrección del rumbo, sin provocar reacciones mediáticas contraproducentes de parte del gobierno y que echarían a perder cualquier esfuerzo de buena voluntad.
Los informes de la OEA generalmente se hacen poselecciones, este sería el primero que yo sepa que se envía previo a una elección.

Confío en la integridad y capacidad del secretario general de la OEA, Luis Almagro, un demócrata de carta cabal, y que en sus ponderaciones de los hechos en Nicaragua que han precedido la farsa electoral plasmadas en su informe, haya tomado en cuenta los planteamientos de la Coalición Nacional por la Democracia y la demanda generalizada del pueblo nicaragüense por unas elecciones libres, transparentes, que cumplan con los estándares democráticos aceptados en todo el mundo, tal como lo señala el pronunciamiento de la CND emitido el lunes.

Lo que sí puedo adivinar, con escaso o nulo margen de error, es lo que no contiene el informe. Es decir, de lo que no se trata.
No dice el informe, como esperaría el magistrado Roberto Rivas, que todo marcha sobre rieles, que ha sido una campaña electoral competitiva, en igualdad de condiciones y que hay un entusiasmo desbordante por parte del electorado, que está presto a salir la madrugada el 6 de noviembre a votar.

No dice el informe que la OEA está perfectamente clara de que a escasos meses, antes de las elecciones, era necesario quitarle la personería a la principal fuerza opositora el PLI liderado por Eduardo Montealegre, que encabezaba la Coalición Nacional por la Democracia, para otorgársela al desconocido Pedro Reyes.

No dice el informe que la OEA comprende perfectamente las razones del gobierno esgrimidas en el “libro blanco” tras haber defenestrado a 16 diputados propietarios y 12 suplentes por ser verdaderos tránsfugas, al no reconocer la autoridad máxima del PLI a pesar de que los invitó 3 veces a dialogar a su casa.

No dice el informe que la OEA va a enviar observadores o acompañantes para “validar” la farsa electoral del 6 de noviembre, en la que no habrá ninguna sorpresa porque los resultados ya todos los conocemos.
Ortega tiene ahora una oportunidad de bajarse de la escalera en la que se ha subido solo, poniendo a todo el país en riesgo de las consecuencias. Almagro le pondrá una escalera con muchos peldaños, veremos cuántos está dispuesto a bajar.

Tal como sostiene en su parte medular el pronunciamiento de Coalición Nacional por la Democracia, “como la verdadera fuerza de oposición en Nicaragua considera que estas conversaciones constituyen una gran oportunidad para que Ortega rectifique, suspenda la farsa electoral, e inicie el camino para reabrir la vía cívica a fin de que el país empiece a reconstruir la institucionalidad democrática que fue desmontada por el régimen”.
Concluyo haciendo propias las palabras de cierre de dicho pronunciamiento: “Estas conversaciones deben ser el punto de partida para la celebración de un proceso electoral con observación nacional e internacional, creíble, competitivo, que sea un paso para la consolidación de la democracia y fortalezca la tranquilidad y la paz entre todos los nicaragüenses”.

El autor es periodista y exdiputado del PLI arbitrariamente destituido.  

Columna del día Daniel Ortega informe Luis Almagro OEA PLI

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COMENTARIOS

  1. jose martin ortiz
    Hace 8 años

    ay don pedro no se deje engañar daniel o su emisario va hacer el paso del garrobo como lo hizo con la conferencia episcopal cabezea y dice que si ha todo .y despues que ….NADA…y si firma algo acuerdese firmar me haras cumplir jamas,,,,,,,,

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