El misterio de la misericordia no se debe celebrar solo con palabras, sino sobre todo con las obras, con un estilo de vida realmente misericordioso, hecho de amor desinteresado, servicio fraterno y compartir sincero. Así lo ha explicado el papa Francisco en un encuentro con representantes de diferentes religiones, unos 200, comprometidos en el campo de las obras de caridad y misericordia.
El encuentro, celebrado esta mañana en el Vaticano, se ha tenido en el contexto del Año Jubilar.
El hombre —ha asegurado el papa— tiene sed de misericordia y no hay tecnología que pueda calmar esta sed: busca un afecto que vaya más allá de los consuelos del momento, un puerto seguro donde pueda atracar su navegar inquieto, un abrazo infinito que perdona y reconcilia. Además, el santo padre ha pedido que no suceda más que las religiones, por el comportamiento de algunos de sus seguidores, transmitan un mensaje desentonado, discordante con el de la misericordia.
El tema de la misericordia –ha señalado el pontífice– es familiar a muchas tradiciones religiosas y culturales, donde la compasión y la no violencia son esenciales e indican el camino de la vida.