Querida Nicaragua: si cualquier persona sensata e imparcial lee las 24 recomendaciones que hizo la Misión de Observación Electoral de la Unión Europea (UE) en 2011, lo menos que puede pensar hoy es que el sistema electoral nicaragüense ha colapsado. Y en realidad, hay que hacerle tanto arreglo, hay que componerle tanta disposición abusiva que le han puesto que prácticamente es un órgano degradado, colapsado. Primera recomendación de la UE: Reformar la ley electoral y establecer mecanismos de elección de magistrados con prestigio profesional, independiente y neutral.
Con esto, claramente se le dice a los señores magistrados que no tienen prestigio profesional ni la independencia necesaria para ese cargo, y que no son neutrales, que obedecen a directrices de sus partidos. Más claro no puede hablar la misión observadora europea.
La segunda recomendación se refiere a la representatividad equitativa política en los Consejos Electorales Departamentales, Regionales, Municipales y en las Juntas Receptoras de Votos. Esto quiere decir que los mencionados organismos tengan no solo representación oficialista, sino que de todos los partidos contendientes en forma equitativa.
Otra recomendación: que el Consejo Electoral no introduzca figuras como los coordinadores de centros de votación o los técnicos de ruta, que no figuran en la ley electoral.
Otra: que se garantice que cualquier procedimiento relativo al proceso electoral sea claramente establecido en reglamentos publicados al menos seis meses antes de las elecciones. Esto indudablemente, para que los partidos contendientes no sean sorprendidos con disposiciones de última hora.
En cuanto al padrón electoral, la UE dice: el registro nacional de votantes es responsabilidad del Consejo Supremo Electoral (CSE) y debe ser exhaustivo, fiable y preciso. Es imprescindible la depuración del padrón electoral. Esto, agrego yo, para evitar que los difuntos no voten como ocurrió en estas elecciones y para que cada ciudadano sepa positivamente donde tiene que ir a depositar su voto con la seguridad de que su nombre está presente en el padrón electoral.
En cuanto a la cedulación de los ciudadanos, se recomienda mantener abiertas de forma permanente o por períodos regulares las oficinas del Registro Civil Municipales. Esto, agrego yo, con el propósito de que todos los ciudadanos puedan obtener su cédula en cualquier tiempo de modo que puedan ejercer su derecho al voto.
Recomiendo la Misión de la UE, el respeto escrupuloso a la presencia activa de los fiscales de los partidos políticos en todas las fases del proceso electoral. Esto nos indica, agrego yo, que nuestros fiscales no pudieron estar presentes en momentos importantes, y sabemos de positivo que muchos de ellos fueron echados a empujones de los recintos electorales. La misión europea recomendó también la observación electoral nacional. Esto es la participación de Ética y Transparencia, Ipade, Hagamos Democracia, etcétera, como observadores del proceso electoral. Y en fin, que son 24 las recomendaciones que hizo la Misión de Observadores de la UE, tratando de corregir todas aquellas irregularidades que observamos en las elecciones pasadas. Y estamos siendo generosos al llamarles “irregularidades”, pues muchas de ellas fueron verdaderas trampas, engaños, abusos incalificables como el hecho comprobado de que muchos recintos electorales abrieron sus puertas en horas intempestivas de la madrugada con el objeto de que, al no haber fiscales, los miembros orteguistas introdujeran boletas marcadas con el nombre de su candidato en las urnas electorales.
Esto es lo que vulgarmente se conoció como las “urnas preñadas”. Luego de escuchar las declaraciones de algunos funcionarios proclives al orteguismo y del propio presidente del CSE, tuvimos la impresión de que nada iba a cambiar, como en efecto nada cambió. Han continuado haciendo remedos de elecciones, farsas electorales y hoy en día el gobierno ha firmado un contrato millonario con cabildeos en Washington. Vamos a pagar 35 mil dólares mensuales, más de mil dólares diarios, no para buscar democracia sino para acabar con ella.
El autor es gerente de Radio Corporación y excandidato a la Presidencia de la República en 2011.