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Cartas al Director

Hace poco fui invitado en San Juan del Sur a la inauguración del nuevo edificio del Instituto Libre para Adultos, construido gracias a una donación de la Fundación Random Acts, con sede en Boston

Terror oscurantista

Hace poco fui invitado en San Juan del Sur a la inauguración del nuevo edificio del Instituto Libre para Adultos, construido gracias a una donación de la Fundación Random Acts, con sede en Boston. Lo conté en mi artículo Cada quien su propio instrumento. No suelo asistir desde hace años a actos públicos de esta naturaleza. Pero acepté porque me lo pidió Margaret Morganroth, una de las patrocinadoras del proyecto, a quien conocí en Cambridge para el tiempo en que fui profesor visitante en la Universidad de Harvard.

El gobierno cristiano, socialista y solidario no puso un solo córdoba para esta obra. Pero era lógico que estuvieran presentes autoridades del Ministerio de Educación y del Concejo Municipal. Era un día de fiesta para todos, para quienes aportaron el dinero, para quienes lo buscaron, para los alumnos, adolescentes y adultos de muchas comunidades del municipio, algunas de ellas distantes, para los jóvenes arquitectos, y por supuesto para mí, encantado de compartir esa experiencia hermosa.

No fui invitado en nombre de ningún partido político, pues desde hace más de veinte años no pertenezco a ninguno, sino como escritor que siempre tiene algo que decir, como esa vez, que al tomar la palabra hablé sobre uno de los temas que más me preocupa como ciudadano, la educación.

Me encuentro en El Paso, Texas, invitado a inaugurar un congreso literario en la universidad, al que asisten estudiantes y profesores tanto de México como de Estados Unidos, y hasta aquí me llega por LA PRENSA la noticia de que la delegada del Ministerio de Educación y el secretario del Concejo Municipal fueron destituidos por el hecho delictivo de haber estado presentes donde yo también estaba.

Esto es terror. Terror oscurantista. Es persecución. También conozco circulares donde se instruye a rectores y decanos no dejarme entrar a las universidades estatales, aún para hablar de mi obra literaria y de literatura, y lo mismo ocurre en los institutos públicos de secundaria. Lo sé por los profesores que han buscado invitarme, llenos de vergüenza.

Es el mismo terror que se usa contra Ernesto Cardenal al condenarlo en un juicio con la pena de pagar 800 mil dólares. La misma persecución.

Y estas destituciones arbitrarias y caprichosas son un atentado contra la dignidad humana. No tengo relación con esos funcionarios despedidos en San Juan del Sur. Apenas crucé unas cuantas palabras con ellos esa vez de la inauguración. Pero me siento profundamente apenado por su suerte, solidario con ellos, y avergonzado de que semejante barbarie ocurra en Nicaragua, ellos y yo igualmente nicaragüenses.

Solo falta que establezcan un área a la redonda dentro de la cual los militantes del partido oficial no se pueden acercar a mí para que no se contaminen.

Sergio Ramírez Mercado. El Paso, Texas, marzo 3, 2016.

Juez Julio César Arias aclara

Señor director de LA PRENSA: Me dirijo a usted para hacer de su conocimiento que en la edición número 28053 del Diario LA PRENSA, del día martes 28 del corriente año, en la página 5, sección Ámbitos, leí el artículo redactado por la periodista Martha Vásquez Larios titulado FSLN impone su “Justicia”.

El referido artículo, el cual me sorprendió, pero me asombró, ya que conociendo el estilo y la intención con que a veces escribe la periodista Vásquez Larios, me atribuye el supuesto hecho de que me presenté en la sala donde se ventilaba una audiencia presidida por la juez Segundo Local Penal, doctora María José Morales Alemán, y que por estar yo supuestamente revestido por cierta autoridad política que ejerzo en el

Complejo Judicial Central Managua, la doctora Morales se vio obligada a emitir una Resolución en contra de una de las partes.

Deseo hacerle saber, como un acto de justicia con la doctora María José Morales Alemán, que con ella tengo muy poca comunicación personal, pero una buena relación de respeto y consideración; por lo tanto, resulta ilógico pensar que sobre ella o cualquier otro judicial de este Complejo, tenga yo algún tipo de autoridad administrativa, política o cualquier otro tipo de ascendencia personal, como para incidir en las decisiones propias de su cargo.

Considero que por razones de ética y profesionalismo, la periodista en mención debió haberme por lo menos consultado alrededor de la especie noticiosa y de esta manera corroborar lo que supuestamente le expresaron las personas perdidosas del juicio, y con ello determinar la veracidad de esta situación. La señora Vásquez Larios ha tenido suficiente tiempo como para buscarme y cumplir con el mandato constitucional de informar con veracidad y objetividad.

Muchas veces le he escuchado a Martha preguntarme en los pasillos o la sala donde me encuentro realizando audiencia, que “si hay algo bueno”, debiendo entender por “bueno” dentro del lenguaje periodístico que se maneja en los Juzgados, que si tengo conocimiento de algún caso de relevancia que pueda servir para una nota periodística sobresaliente. Entiendo también, por las exigencias de las empresas noticiosas para las cuales laboran algunos periodistas, que estos en ocasiones necesitan de “algo bueno”, porque como ellos mismos dicen “si el medio no vende el periodista no come”.

Por la relevancia que la periodista quiso darle a su nota, me percato penosamente que yo serví de insumo para que Martha Vásquez lograra su “buena” nota periodística del día.

Solo me resta aclararle que no conozco a ninguna de las partes litigantes, que no tengo ningún interés en la causa y que respeto profundamente las decisiones que mis homólogos toman en el ejercicio de sus cargos.

Julio César Arias Roque. Juez Quinto de Distrito Penal de Audiencias de Managua.

Respuesta de la redactora

Señor juez Julio César Arias: acuso recibido de su queja, pero le aclaro que en ninguna parte de mi nota titulada “FSLN impone su justicia”, publicada el 28 de febrero del 2017, lo señalo de influir en ninguna decisión de la juez María José Morales Alemán, y si usted aparece mencionado en la nota en el quinto párrafo es porque su presencia en la sala fue circunstancial y solo usted sabrá su verdadero motivo.

La víctima en el caso tiene derecho a interpretar su visita a como ella quiera, yo describo lo que sucede en mi entorno, así como describí el atuendo color chicha que vistió uno de los acusados y no es mi percepción que el partido en el Gobierno domine el poder judicial, ni es la primera vez que LA PRENSA publica al respecto.

Además, me sorprende por qué ahora piden que los consulten por lo que dicen las partes en los procesos judiciales (aunque le aclaro, usted ni siquiera lleva la causa, como para consultarlo), si innumerables veces han dicho jueces y magistrados que “no importa lo que digan las partes (entiéndase reos y víctimas), porque la versión oficial del poder judicial son las sentencias y resoluciones”, incluso la misma oficina de prensa de su institución lo retoma.

No entiendo por qué se cubre con el nombre de la doctora María José Morales Alemán si en la nota está muy claro en base a qué ella dio su resolución judicial. Su queja sin fundamento pareciera más preocupación política, pero en eso no lo puedo satisfacer, y eso no me extrañaría, porque en Nicaragua sucede de todo, hasta la coca se convierte en talco.

Martha Vásquez Larios. Redactora de Ámbitos de LA PRENSA.

Error en nombre

En el artículo publicado en LA PRENSA del jueves 2 de marzo en la página 4A, titulado Amenaza a propiedad inscrita hace 59 años, se escribió: “Un asiento registral vigente desde que Anastasio Somoza Debayle”, cuando lo correcto es “Luis Anastasio Somoza Debayle”. Pedimos disculpas por el error.

Moisés Martínez, periodista.

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