Desconfianza
Don Wilfredo Penco, permítame a título personal darle la bienvenida a Nicaragua. Sin embargo, debo decirle que soy parte de los muchos nicaragüenses que tenemos una profunda desconfianza sobre su actuación como observador electoral. Son dudas razonables, entenderá. Para las elecciones municipales del 2008 y las presidenciales del 2011 y 2016, usted vino a Nicaragua como parte de un grupo de “expertos electorales” invitados y pagados por el Consejo Supremo Electoral. Y mientras a organismos como a la OEA, a la Unión Europea y al Centro Carter se les pararon los pelos por lo que pasó aquí, asaltos electorales a descampado, usted vio todo bonito desde los vidrios polarizados de las camionetas oficiales en que los paseaban. ¿Entiende la desconfianza, don Wilfredo?
Elecciones 2008
Las elecciones del 2008 representan el mayor fraude electoral de Nicaragua en los últimos 50 años. Turbas del Frente Sandinista echaron a los fiscales opositores de los centros de votación, se cambiaron los resultados con total descaro, a tal punto que una alcaldía ganada por la oposición en las urnas en la noche, al día siguiente aparecía con los datos al revés ganada por el oficialismo. Se pusieron actas donde el partido oficial sacaba el 100 por ciento de los votos al estilo Saddam Hussein, en Irak, o Kim Jong-un, en Corea del Norte. Hubo centros donde votaron más ciudadanos que los existentes en la localidad. Fue un escándalo mayúsculo. Todo está documentado. La Iglesia católica, el Centro Carter y la OEA, para decir algunos, pidieron que se publicaran los resultados y se aclararan las dudas. Usted, en cambio, vio unas elecciones “libres y transparentes”, como para tomarlas de modelo. No le llamó siquiera la atención que su anfitrión, el Consejo Supremo Electoral, hasta el día de hoy no ha publicado los detalles de las votaciones que mostrarían de dónde salieron los resultados que olímpicamente dieron como finales y que usted, don Wilfredo, vio como “correctos”.
Elecciones 2011
En el 2011 usted vuelve a venir, invitado por los mismos señores, como el experto que es. Recuerdo haberlo visto al día siguiente de su llegada en los canales privado oficialistas alabando las elecciones sin haber visto nada siquiera. Fue otro desastre. Dante Caputo, el jefe de la misión OEA, dijo que ni siquiera podían pronunciarse sobre ellas porque les “taparon el radar” y la Unión Europea dijo textualmente en su informe que “las elecciones del seis de noviembre han supuesto un retroceso en la calidad democrática de los procesos electorales nicaragüenses por la escasa transparencia y neutralidad con que han sido administradas por el Consejo Supremo Electoral (CSE)”. ¿Pero usted? Otra vez lindo. Todo bonito. Igual pasó en el 2016. Puro turismo electoral el suyo. ¿Entiende, entonces porque tanta desconfianza hay sobre usted?
Tapaojos
Ahora tiene una oportunidad de oro para rehabilitar su nombre. Y no es que le pida que invente nada, sino que vea. Que se quite los tapaojos. Que esta vez vea más allá de donde le señalan con el dedo. Que vea la podredumbre de un sistema que, en lugar de respetar la voluntad popular, está diseñado para impedir que los ciudadanos la puedan expresar. Oiga a los excluidos. Pregúntese al menos por qué hay partidos o grupos políticos que no pueden participar, quién controla al árbitro electoral, qué calidad de oposición tienen los “partidos opositores” que participan, por qué no sean hecho los cambios que la organización que usted representa ahora propuso para darle alguna credibilidad al sistema electoral y, finalmente, por qué ya no se ponen los resultados completos para que cada quien haga sus propias sumas y dejemos de tener como único resultado las cifras que don Roberto Rivas da, que nunca se sabe de dónde salen.
Farsa electoral
Don Wilfredo, podemos llamarle elecciones a los que usted viene a observar, podemos decir que es una fiesta cívica, podemos ponerle cualquier otro nombre bonito, pero no por ello va a dejar de ser lo que es: una farsa electoral. Se vota pero no se elige. La posibilidad de elegir, con todas las irregularidades que pudo haber tenido antes, aquí se perdió desde el 2008 con el descarado fraude que usted avaló. Los cargos se asignan. A tal punto que con toda seguridad ya están listos los resultados que don Roberto Rivas leerá al día siguiente de las votaciones. Y lo menos que esperamos de usted esta vez, don Wilfredo, es que observe, documente y reporte, y no venga también ya con su informe listo como ha venido siempre.