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Bien merecido el Estadio a Dennis

Debo decir de entrada que considero que el honor que le ha hecho Ortega a Dennis, de ponerle su nombre al nuevo estadio, es en mi criterio bien merecido porque José Dennis no es solo el mayor exponente del deporte nacional, sino que es un verdadero ejemplo para la juventud

Como la mayoría de los nicaragüenses, observé con atención y orgullo la inauguración del nuevo Estadio Nacional Dennis Martínez el pasado 19 de octubre por el presidente Daniel Ortega y el propio Dennis quien tiró un perfecto strike en su lanzamiento inaugural.

Debo decir de entrada que considero que el honor que le ha hecho Ortega a Dennis, de ponerle su nombre al nuevo estadio, es en mi criterio bien merecido porque José Dennis no es solo el mayor exponente del deporte nacional, sino que es un verdadero ejemplo para la juventud.

Para escribir estas líneas fui a entrevistarlo personalmente a su casa en Santo Domingo donde lo encontré en compañía de su esposa Luz Marina, su inseparable compañera desde hace 44 años, con quien procreó tres hijos varones y una mujer: Dennis, Erika, Gilberto y Ricardo, con ellos componen una familia muy unida, ampliada ahora con la llegada de siete nietos.

Al platicar con Dennis amenamente —con la candidez y sencillez que le caracteriza— tuve la sensación de que me había vuelto a encontrar con un viejo amigo.

La última vez que había visto a Dennis fue en una misa en la Iglesia de Santo Domingo y antes que eso, a inicios de los noventa poco después de su épico juego perfecto, cuando llegó a visitar a mi madre Violeta Barrios de Chamorro, entonces presidenta de Nicaragua a quien le autografió una pelota de beisbol. Días antes, Dennis había entrado al Salón de la Fama, cuando la tarde del 28 de julio de 1991 logró la gran hazaña.

Me han llamado la atención cinco cualidades de Dennis Martínez, de las que voy a dar fe en esta columna de opinión. En primer lugar, que no ha politizado el deporte, como otros: “No hay razón de politizar el deporte, yo no soy de una mayoría o de una minoría. Soy de todos y tengo responsabilidades que asumí madurando más por los errores que uno comete, lo que me ha hecho ser más perfeccionista y ver más allá del beisbol”.

“Mi carrera, afirma Dennis, ya terminó: a mis 63 años yo oro y le pido a Dios que me guíe en los últimos días de mi vida para serle útil a mi país y sobre todo a la juventud. Hay que mantener ocupados a los jóvenes en actividades productivas y prepararlos para que luchen por sus metas en lugar de que consuman drogas y alcohol habitualmente, una de las características más negativas de este país”.

En la actualidad Dennis da charlas motivacionales en colegios y universidades “he llegado a concluir que muchos jóvenes no tienen metas, no tienen aspiraciones ni nada, y eso me molesta”, admite.

La segunda cualidad es que es una persona agradecida con sus semejantes y con el Señor. “Ser agradecido es algo nato en mí, tienes que ser agradecido, por medio tuyo yo voy a llegar a muchos chamacos”, me agradece.

Dennis me cuenta que cuando hicieron el anuncio de que el estadio llevaría su nombre, desde el primer momento le manifestó su agradecimiento en una carta a Ortega y a como lo dijo el día de la inauguración, también al pueblo y Gobierno de Taiwán, que es de donde proviene el capital que hizo posible esta bella obra.

En un país donde los hombres a menudo maltratan y abandonan a sus esposas, o no cumplen con sus responsabilidades, o se descarrilan cuando alcanzan la gloria, Dennis brilla por otra de sus cualidades digna de ser emulada: cree y practica los valores cristianos, y por eso es un padre de familia ejemplar.

Su récord de “grandes ligas” es que lleva 44 años felizmente casado con Luz Marina, quien le manifiesta que sabe y está resignada a que el beisbol sea su único rival, porque a Dennis nunca se le han subido los humos a la cabeza como a otros deportistas, cuando acarician las mieles de la fama.

Otra característica es su disciplina y perseverancia: desde hace 34 años Dennis predica con el ejemplo para otros deportistas y no se toma un trago después de un evento que le cambió la vida.

Finalmente, tal como lo vimos en la inauguración, Dennis es un hombre de profunda fe cristiana, de la que hace gala cada vez que puede, predicando con su ejemplo.

Definitivamente, bien merecido que el Estadio lleve su nombre.

El autor es periodista, exministro y exdiputado.

Columna del día Daniel Ortega Estadio Nacional Dennis Martínez

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