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Cartas al Director, farsas electorales

Cartas al Director

El crecimiento desorganizado de las ciudades es un caos del cual nadie quiere ser responsable y menos dar solución

Urge cambios en el sistema de salud
El terremoto de 1972 dejó, según datos oficiales, más de 10,000 víctimas fatales y al resto de la población en un océano de incertidumbre, desesperanza y expectativa de muerte, al ver literalmente como el mundo caía sobre ellos. Si bien los habitantes de la época no contaban con sistemas de mitigación de desastres y prácticas actuales, hemos aprendido poco de la experiencia vivida y lo que podríamos esperar bajo una catástrofe igual o mayor.

El crecimiento desorganizado de las ciudades es un caos del cual nadie quiere ser responsable y menos dar solución. Las zonas de riesgo son muchas y las condiciones precarias hasta el día de hoy no parecen mejorar.

Las urbanizadoras promueven las supercasas, capaces de soportar las condiciones más adversas, lo mismo decían muchos antes que Managua desapareciera en pocos segundos. La calidad de las construcciones con las que se pretende maquillar la “nueva ciudad” se jactan de ser superiores, pero ¿es falta de humildad o ignorancia? Ni los japoneses con la experiencia y grandes conocimientos son tan atrevidos y faltos de prudencia.

Los ejercicios de alarmas son una práctica para salvar la mayor cantidad de vidas posible, pero ¿qué hay de los niños, ancianos, discapacitados, incapacitados, personas obesas, pacientes hospitalizados y hasta mascotas? Todos ellos son sacrificios potenciales de la ola de eventos por venir, para la cual los simulacros no previenen.

En el peor de los escenarios la ciudad podría pasar por las mismas condiciones o peores que en 1972, según el impacto estructural. Estado y empresas tendrían una reorganización desordenada velando primeramente por la posibilidad del saqueo e histeria colectiva, los servicios frágiles actuales serían inexistentes (agua, electricidad, comida, transporte) y los sistemas de comunicación colapsarían simultáneamente. Todos desconectados de todo, en una verdadera Era de Piedra.

La supervivencia de un paciente crónico puede ser una lucha diaria por la vida, el diabético sin insulina, el hipertenso o el paciente con VIH sin tratamiento. La medicina tan fundamental, como el alimento, se vuelve blanco de depredación y violencia. Si los sistemas de salud actuales no cuentan con suficientes medicinas para el servir diario a la población, ¿qué nos espera en caso de un desastre natural de tal dimensión?

Cientos de desplazados y hambrientos, gente sin hogar, colapso económico, no hay hospital o sistema de emergencia que puedan tener la capacidad de asistir a tantas personas a la vez. El invierno ya ha demostrado qué tan vulnerable somos (y no fue un huracán). ¿Por qué no hemos proporcionado a nuestras unidades de emergencia con equipamiento decente de intervención?

Para la cantidad de información con la cual contamos en la actualidad solo nos deja pensar que estamos más que indefensos, hambrientos, sin recursos, en abandono, aturdidos de demagogia política, pintados como tumbas con burda cal y necesitados de soluciones reales y efectivas que nadie ha dado en décadas.

Vivimos a la verdad la Era de la Estupidez, donde dedican millones en obras transitorias y olvidan que las entrañas de la ciudad están podridas, que nuestro sistema de salud urge de cambios reales y que las unidades de socorro no cuentan siquiera con las herramientas e insumos suficientes para atendernos en la venida de una onda sísmica mortal.
Danilo A. Hernández Romero.

Ejecución de campesinos
La población nicaragüense está alarmada y consternada por la ejecución criminal de seis campesinos por el Ejército en el sector de La Cruz de Río Grande. Entre las seis personas asesinadas, se encontraban un niño de 12 años y una adolescente de 16 años, que antes de ser asesinada fue violada. Luego sin el examen forense del Instituto de Medicina Legal fueron sepultados en una fosa común. Esta espeluznante masacre criminal ha tenido repercusión en el ámbito nacional e internacional. A pesar de ello la alta jerarquía del Ejército, como la del Gobierno, no se han dignado en emitir un comunicado explicativo de los sucesos acaecidos, negando a la ciudadanía el derecho de ser informada. Gobierno y Ejército se han encerrado en un silencio sepulcral. Según se conoce, en varios lugares de la montaña se viene dando este accionar contra el campesinado que no comulga con el actuar dictatorial del Gobierno.

El Ejército y la Policía Nacional fueron creados, según la Constitución, con el objetivo de proteger justamente la vida de los ciudadanos y salvaguardar el honor y la defensa del país. Por lo que se dice y se sabe, el régimen orteguista va en decadencia gobernativa, de mal en peor, por violar la Constitución flagrantemente. A eso se debe el abstencionismo de la gran mayoría de nicaragüenses que no asistieron a las urnas electorales en las elecciones presidenciales y municipales pasadas. El comandante Daniel Ortega y su séquito saben perfectamente que sin fraudes electorales no se pueden mantener en el poder. En vista de ello, solamente nos queda afianzar la lucha cívica y, que los líderes políticos de oposición se unan y dejen a un lado el egoísmo y el egocentrismo.

El amor a la patria y la lucha por su libertad es un reto que nos honra a todos los nicaragüenses; el que no piense así es que anda por un camino sinuoso, antidemocrático y ajeno al acontecer y realidad nacional, por eso, no debemos callar nuestra conciencia.
Armando Lau Gutiérrez.

Navidad de eternidad
“La Navidad se vive en familia, se canta en conjunto y se celebra con todos”, el suspiro navideño se siente y se vive en pleno esplendor, diciembre es homenajeado por todos y en todos lados, qué bello sería el mundo que cada minuto de respiración, viviésemos con aroma a Navidad, donde la familia se reúne a celebrar esta fecha tan esperada y especial, no tanto por lo que se recibe o se regala, sino por las persistente muestras de afecto de distintas maneras donde se apodera el amor, unidad y solidaridad. Profusas familias tienen la costumbre de ataviar la casa por dentro y por fuera, sin duda le da singular resonancia de elegancia.

Metafóricamente ese árbol navideño es nuestra figura, y toda esas decoraciones que se le hacen, que sean nuestros sentimientos, el ser humano siempre aprende, entonces aprendamos a mejorar nuestra forma de ser e investiguémonos nosotros mismos en qué fallamos y seguro viviremos con decorado regocijo mejor que ese árbol artificial que cada año se debe cambiar, no hay mejor fiesta que compartir una deliciosa cena acompañada de una sobremesa de reflexión.

Diciembre es motivo de gala y declaración de unidad, vivamos todos los días como si fuese Navidad en toda la humanidad y en todos sus gremios está la obligación del cambio, ignoremos el rencor, odio e hipocresía, aprendamos de los niños que todos son bondadosos, de corazón cristalino y mirada sincera.

Iniciemos a perdonar y aprendamos a no dañar, seamos consciente que el sentido de nuestro existir es vivir y saber que todos necesitamos de todos, hagamos lo que dice Charles Dickens. “Honraré la Navidad en mi corazón y trataré de mantenerlo todo el año”.

Coincido con el pensar de Erma Bombeck: “no hay nada más triste en este mundo que despertarse la mañana de Navidad y no ser un niño”. ¡Bella Navidad, eres una presa de sorpresa!, ¡feliz Navidad!, y aprovecha la oportunidad de vivir en felicidad demostrando solidaridad.
Carlos Javier Jarquín.

Construcciones en Matagalpa
En el centro de la ciudad de Matagalpa se están llevando a cabo magníficas construcciones, las cuales vendrán a darle una imagen muy moderna como zona de gran comercio en el norte de Nicaragua.

En estas construcciones está trabajando una gran cantidad de obreros; al mismo tiempo, existe mucho entusiasmo entre los desempleados debido a que están buscando una plaza fija una vez que abran sus puertas estos establecimientos que funcionarán próximamente.
Salvador Pérez González.
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