“¿Qué es la homilía? Es un retomar ese diálogo que ya está entablado entre el Señor y su pueblo, para que encuentre su cumplimiento en la vida”.
Ese “diálogo entre Dios y su pueblo”, ya entablado, se desarrolla en la Liturgia de la Palabra en la misa, y llega al “culmen en la proclamación del Evangelio”, ha explicado Francisco en su 8ª catequesis sobre la misa, en la Audiencia General del miércoles 7 de febrero en el Vaticano.
El santo padre ha animado a los sacerdotes a que hagan la homilía breve, pero bien preparada. Para ello, les indica: “Se prepara con la oración, con el estudio de la Palabra de Dios y haciendo una síntesis clara y breve; no tiene que durar más de diez minutos, por favor”, orientó el pontífice.
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El papa ha recordado que Cristo es el centro y plenitud de toda la Escritura, y también de toda celebración litúrgica: “Jesucristo está siempre en el centro, siempre”.
Si escuchamos la “buena noticia” —ha señalado el papa—, ella nos convertirá y transformará y así podremos cambiarnos a nosotros mismos y al mundo. ¿Por qué? Porque la Buena Noticia, la Palabra de Dios “entra por los oídos, va al corazón y llega a las manos para hacer buenas obras”.