Ninguno fue la reencarnación de su apodo, pero brindaron un buen espectáculo la noche del sábado. Alexander “Popeye” Mejía (9-1-4KOs) no golpeó como tal durante los 11 asaltos que duró el combate, jamás surgió ese golpe letal que define a los pegadores, mientras que su rival, el chinandegano Edwin “el Volcán” Tercero (11-6-1, 2KOs) nunca hizo erupción.
Tercero lanzó cenizas en los primeros dos asaltos y luego se calmó, dejando el camino libre para que Mejía se impusiera de forma unánime (107-102, 108-100 y 106.5-103) y defendiera el título Fedelatin de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) de las 122 libras.
El vicepresidente de la AMB, Renzo Bagnariol, describió a Mejía como un boxeador que lanza golpes de manera constante. Ese es el calificativo más acertado brindado al muchacho. Mejía, a pesar de un comienzo un poco frío no dejó de lanzar combinaciones. Tras perder el primer asalto, a medida que avanzaba el combate golpeaba con mayor claridad y siempre como cualidad nunca tomar pausas y tampoco retroceder.
Sin mucho impacto
El chinandegano que no le ha ganado a un boxeador respetado en Nicaragua dio la impresión de poder dar la sorpresa, por el comienzo revulsivo. Poco a poco eso se fue disipando. Mejía terminó el último asalto como el primero: soltando sus manos. Terminó siendo irrelevante lo sucedido en el tercer asalto, cuando el réferi Onofre Ramírez le quita un punto por soltar el protector bucal en dos ocasiones.
Había una incomodidad del muchacho Mejía porque no lo hacía por cansancio. Al final tras 11 asaltos de combinaciones de tres golpes repetidas durante toda la reyerta, un juez decretó la victoria 107-102, otro 108-100 y el tercero 106.5-103.
Ahora los planes de Popeye son descansar tras dos combates desgastantes, regresar al ring en marzo y buscar una pelea probablemente en Japón para mayo. También Mejía envió un mensaje a Ramiro Blanco, a quien le arrebató el título Fedelatin en 2017. “Yo no le tengo miedo a nadie, quiero que sepa que tendrá la revancha”, concluyó.