Si hay algo muy complicado para cualquier boxeador son las últimas libras para marcar la categoría. “Cristofer te marca hasta 117 sin problemas, lo duro empieza en bajar esas cinco restantes”, señala uno de sus dos entrenadores, Róger González.
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El muchacho, que tiene un buen semblante para el combate y que ha demostrado consistencia, se levanta cada mañana y le agradece a Dios porque está en pie para entrenar y entregarse día a día para alcanzar la corona el próximo 15 de abril en Japón.
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Durante la sesión de este lunes, González trabajó más velocidad que fuerza. “Desde mi punto de vista ya estoy listo”, confió. Agregó que ha pasado duros momentos en el campamento. “Primero fue lo de mi lesión en la rodilla. Los primeros días me dolía, pero luego la fisioterapia ayudó a que desapareciera el malestar, luego se me hinchó el dedo gordo del pie por correr, pero fue algo leve que lo superé. No habrá nada que pueda detenerme”, comentó González, quien se mantiene en 118 libras.