Costa Rica vive este martes una transición de mando entre dos políticos de un mismo partido, el Partido Acción Ciudadana (centro izquierda), en una difícil coyuntura nacional que requiere con urgencia una reforma fiscal para estabilizar las finanzas del Estado.
El historiador y politólogo Luis Guillermo Solís, de 60 años, le entregará la banda presidencial a quien fuera su presidente ejecutivo del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS) y luego ministro de Trabajo, el periodista y politólogo Carlos Alvarado, de 38 años.
La elección de Alvarado se favoreció por la entonces inédita polarización del país sobre el tema del matrimonio gay, avalado por el gobierno de Solís; así como una guerra religiosa vertida principalmente desde su partido, en primera ronda (4 de febrero) y segunda ronda (1 de abril), respectivamente, según analistas locales.
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Alvarado hereda de Solís el país con un déficit fiscal del 6.6 por ciento, desempleo del 10.3 por ciento, pobreza en el veinte por ciento de la población, rezago en infraestructura sobre todo la vial, una economía que no crece como otros países en la región (3.2 por ciento en 2017) y una creciente inseguridad ciudadana que el año pasado cerró con un registro de 602 homicidios.
Además, el gobierno de Luis Guillermo Solís deja “El Cementazo”, el escándalo de corrupción que trastoca a funcionarios de tres poderes del Estado (Ejecutivo, Judicial y Legislativo), y a cuatro partidos políticos.
El escándalo nació bajo la idea del gobierno de Solís, de abrir el duopolio y bajar precios del mercado nacional del cemento que anualmente mueve más de quinientos millones de dólares, mediante la importación de cemento chino.
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Para ejecutar la apertura, el empresario Juan Carlos Bolaños, actualmente en prisión preventiva, habría incurrido en una cadena de tráfico de influencias entre diputados, funcionarios judiciales y del Gobierno, con el fin de adquirir en condiciones aparentemente irregulares, préstamos de la banca estatal por un monto que oscila entre cuarenta y cincuenta millones de dólares para financiar la importación.
Según el politólogo Claudio Alpízar, el gobierno de Solís sale “sin pena ni gloria. No le suma mayor cosa a las gestiones del Ejecutivo. Los resultados de su informe tratan de rescatar avances que son parte de las políticas que hace nuestra función pública, con o sin gobierno”.
Para Alpízar, la pobreza disminuye levemente (2.4 por ciento) porque se cambia la forma de medirla, ya no solo por el salario sino por el acceso a servicios básicos y programas sociales, los cuales han sido logros históricos de Costa Rica.
De ahí que los retos de Alvarado son enormes, sobre todo en la aprobación urgente en el Parlamento de un paquete fiscal que busca sanear las finanzas públicas. No obstante, tendrá que saber negociar con los diputados, porque su fracción legislativa apenas tiene diez de los 57 diputados de ese poder estatal. Alvarado debió hacer alianzas, antes y después de la segunda ronda, para conformar gabinete con otros partidos, en su intento de reunir votos para futuros proyectos del Ejecutivo. Sus aliados principales son la Unidad Social Cristiana y el Frente Amplio.
Halleslevens asistirá
El presidente designado por el Consejo Supremo Electoral, Daniel Ortega, no asistirá al traspaso de mando de este 8 de mayo en Costa Rica.
En su lugar asistirá el general en retiro, exvicepresidente y ministro delegado “de asuntos específicos”, Moisés Omar Halleslevens Acevedo, confirmó la cancillería costarricense.
Según la cancillería de Costa Rica, entre los presidentes que confirmaron su asistencia están Juan Carlos Varela, de Panamá y Jimmy Morales, de Guatemala.