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Marcos Molina Velásquez muestra la posición en que estaba con el niño en brazos, mientras Enecilia Mairena señala el orificio que dejó en la pared la bala que hirió a su nieto de 18 meses. LA PRENSA/L.E. MARTÍNEZ M.

Enfrentamientos en Matagalpa deja a un bebé de 18 meses herido de gravedad

Una bala impactó en el mentón del menor, y lastimó seriemente sus vías respiratorias.

William González Rugama es el  niño de 18 meses, a quien tuvieron que operar de urgencia en Matagalpa, luego que una bala le impactara en el mentón y dañara sus vías respiratorias.

El hecho ocurrió durante la represión de policías y fuerzas de choque oficialistas contra pobladores que permanecen atrincherados en Matagalpa, desde hace casi una semana, en numerosas barricadas en distintos barrios al suroeste de la ciudad.

El niño estaba en brazos de Marcos Molina Velásquez, expareja de Lorena Rugama, quien es la mamá del menor, cuando la bala atravesó una pared de tablas ubicada en una especie de bodega en la casa de Enecilia Mairena Castro, abuela del niño.

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La casa la alquila Mairena desde hace dos semanas en el barrio Francisco Moreno, a unos 150 metros del comisariato de la Policía, desde donde los uniformados disparaban contra los manifestantes.

Los hechos

Eran cerca de las 4:30 p.m. del martes y habían transcurrido más de siete horas del enfrentamiento en el que dos empleados públicos murieron, mientras que una cantidad todavía indeterminada de ambos bandos sufrió lesiones en distintos niveles de gravedad, aunque organizaciones de derechos humanos informaban preliminarmente de al menos 40 heridos.

Marcos Molina Velásquez señala el orificio que dejó en la pared la bala que impactó en el mentón al niño de 18 meses en el barrio Francisco Moreno. LA PRENSA/L.E. MARTÍNEZ M.

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Wílder Reyes Hernández, empleado de la Alcaldía y docente técnico de la escuela Carlos Fonseca y José Alfredo Urroz Jirón, fueron los fallecidos en el incidente. Citando al alcalde orteguista de Matagalpa, Sadrach Zeledón, medios oficialistas acusaron a “grupos vandálicos de la derecha” de haber disparado armas de fuego y herir también al niño de 18 meses y a Wílmer Rivas, empleado de la Empresa Nicaragüense de Acueductos y Alcantarillados (Enacal).

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Sin embargo, la familia del niño señala que la trayectoria de la bala procede del sitio donde estaba disparando la Policía.

Terror y llanto

Además del niño de 18 meses, Rugama tiene tres hijo más de 3, 7 y 10 años respectivamente, estos últimos procreados con Velásquez.

Mairena y sus nietos vivían en una casa pequeña en el barrio El Tule, pero hace dos semanas fueron a vivir a la casa alquilada en el Francisco Moreno “para que los niños estuvieran mejor”, dice la abuela llorando.

El día de los enfrentamientos, la casa fue afectada por gases lacrimógenos. Los niños estaban aterrorizados. Molina fue a acompañarlos y con su suegra decidieron tender un colchón en el piso embaldosado para acostarlos y protegerlos.

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En ese punto, a menos de cien metros del comisariato de la Policía, al oeste de Matagalpa, han ocurrido los enfrentamientos de universitarios contra policías y fuerzas de choque oficialistas. LA PRENSA/L.E. MARTÍNEZ M.

Sin embargo, en la tarde, el más pequeño se levantó y fue a los brazos de Molina. “Lo agarré chineado, pero sentí que el tiro me baña de esquirlas (fragmentos de la pared de piedra cantera), entonces le dije a mi suegra: ‘me pegaron’, porque me miré sangre, pero cuando veo, el niño tenía la herida aquí”, relató Molina Velásquez, mientras se señala el mentón.

Buscó ayuda

En medio de la balacera de los policías y las piedras lanzadas por los manifestantes, el hombre pudo bajar las gradas que conducen a la casa, llegó a la carretera donde se daba la represión y buscó ayuda para llevar al niño al hospital.

Molina todavía viste la playera gris ensangrentada que usaba al momento del suceso y descarta que la bala haya sido disparada por alguna arma hechiza. Él fue militar en la antigua Contra y por su experiencia, considera que la bala corresponde a un fusil Ak.

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Al niño lo operaron la misma noche que ocurrió el hecho, pero Molina dice que “está con una máquina que le está dando oxígeno, está inconsciente, su estado es reservado, nosotros tenemos la fe en Dios que sí va a vivir. Nos dijeron que hoy (miércoles) le retiraban esa máquina y que al niño, según su recuperación, hasta dentro de tres meses le van a retirar el tubo”.

“En el hospital solicitamos que se nos entregara la bala que le sacaron al niño, pero se negaron rotundamente diciendo que era para la Policía”, finalizó Molina.

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