En cuestión de minutos, el sonido que producen las cuerdas de la vieja guitarra de Douglas Corea empezará a sonar. Una camioneta blanca, con un ataúd a bordo, se ha estacionado a metros de una tumba.
Corea, con su caminar lento, se acerca al vehículo y se presenta entonando un cántico. Esta movida ya la ha hecho antes como “guitarrista de tumbas” por siete años. Y durante todo este tiempo, su voz ha ambientado un sinnúmero de entierros. Pero hoy le canta a Javier Munguía.
Munguía era un joven de 19 años que fue reportado por sus familiares como desaparecido. Tras buscarlo por diez días, lo encontraron muerto en la morgue del Instituto de Medicina Legal.
Lea también: Joven que apareció muerto en Medicina Legal fue estrangulado
Un dictamen emitido por esa entidad indica que Munguía falleció de “anoxia encefálica más edema agudo de pulmón, causado por asfixia mecánica”. Medicina Legal en su portal electrónico publicó una nota de prensa señalando que un forense privado realizó un examen minucioso a Munguía cuyos resultados coincidieron con el dictamen del instituto.
El caso Munguía continúa sin ser investigado, pero sus familiares han denunciado públicamente que sospechan de oficiales de la Policía.
Por su parte, las autoridades indicaron que el occiso falleció en un acto delictivo en una zona no precisada de la capital.
Se conoció que funcionarios de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) tienen registrada una denuncia sobre este hecho.
La última comunicación que sostuvo Francisco Munguía Rivera con su hijo fue el 8 de mayo. En la conversación, el joven le envió una fotografía de su almuerzo por WhatsApp. Después le comentó que entregaría documentos en unos establecimientos con el fin de obtener un empleo. Horas después se enteró de su desaparición.
Puede interesarle: Dos jóvenes que estaban desaparecidos aparecieron muertos en el Instituto de Medicina Legal
Durante el sepelio, realizado en el Cementerio Milagro de Dios, en Managua, su madre, Margarita Mendoza, sumida en el dolor se acercó con dificultad al féretro. Se despidió de su hijo en llanto y luego se desmayó. Tuvieron que reanimarla con agua y buscarle un asiento para que descansara.
La familia, amigos de infancia, de escuela, todos, lloraron la partida física del joven.
Finalmente, Munguía Rivera pidió justicia, no solo por su hijo, sino por todos esos que han perecido en manos de la represión policial y paramilitar. “Ninguno quedará impune”, aseveró.