Luego del sangriento ataque que este martes realizaron grupos paramilitares y antimotines contra los pobladores en Masaya, al caer la tarde se vive una relativa calma. Sin embargo, los habitantes levantan ya más barricadas y refuerzan las que ya tenían porque temen que haya ataques nocturnos de las fuerzas de choque orteguistas.
Al menos seis personas murieron y 35 resultaron heridas tras los ataques de este martes, informó Álvaro Leiva Sánchez, secretario general de la Asociación Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH).
Los pobladores en los diferentes barrios de la ciudad vuelven a armar las barricadas que fueron botadas por los paramilitares.
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Los antimotines y paramilitares, encapuchados y armados con escopetas y AK 47, están concentrados en la entrada a la ciudad y en la estación policial. En las redes sociales circulan fotos del abastecimiento de alimentos y municiones llevadas por los antimotines desde Managua hasta el comando de la Policía en la ciudad de Masaya.
Los pobladores se mantienen en alerta porque, los denominados “escuadrones de la muerte”, como se ha evidenciado en distintas partes del país, acostumbran atacar durante la noche, cuando los manifestantes intentan descansar. Las autoridades intentan recuperar el control de la ciudad de Masaya, declarada por sus habitantes en rebeldía contra cualquier autoridad orteguista.
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Los ataques de este martes dejaron escenas de horror en la ciudad. Una de las que circula en las redes sociales es la de una mujer que corre entre los policías hasta alcanzar al cadáver de un joven tirado en la calle, para luego gritar entre llantos: “¡Ayúdenme! ¡Ayúdenme! Él no es un perro”. Pero ningún agente se inmutó.
Las fuerzas de represión del Gobierno de Daniel Ortega, en el poder desde el año 2007, no atendieron los llamados de organismos de derechos humanos ni de monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de Managua, que suplicaban detener la masacre en la Ciudad de Las Flores.