Y solo de pensar que el Mundial se quedaba sin Alemania parecía irreal. Sin embargo, Alemania nunca muere, se puede herir, desmayar o asustar, pero no desaparecer. Suecia estaba repitiendo lo de México, empezaba ganando 1-0, pero sus resortes defensivos no pudieron soportar el vendaval como sí lo hicieron los aztecas, y terminaron cayendo dramáticamente 2-1 con un gol para enmarcarse de Toni Kroos, un disparo que rozó la perfección, un trazado solo resuelto por genios del futbol y el centrocampista demostró serlo.
Gol de Suecia, Ola Toivonen. Por ahora Alemania eliminada… pic.twitter.com/ULqEOAMh1p
— Somos Radio AM 530 📻 (@somosradioam530) 23 de junio de 2018
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Una mala entrega alemana provocó el primer estallido. Ola Toivonen (32′) colocó en un estado de shock por momentos a los teutones. Superó en el área a Rudiger y elevó el esférico sobre Manuel Neuer. En ese instante la tropa de Low estaba eliminada. No obstante, el actual campeón nunca perdió la visión ofensiva, sus desbordes eran cada vez más continuos y mortales, aunque no finalizaban con el anhelado gol la teoría indicaba que era cuestión de tiempo para conseguirlo.
Revivan el golazo de Kroos una y mil veces porque ese gol fue muy crack pic.twitter.com/XjQFZU46NB
— LUCIANO ARCE CRIMI (@lucianoacrimi) 23 de junio de 2018
Durante el primer tiempo atacaron sin piedad a la portería sueca, pero Olsen y la suerte formaron una muralla impenetrable. Todo eso se vino abajo con tan solo tres minutos de haber iniciado la segunda parte. La reacción fue casi instantánea. Un centro letal de Werner y Reus con la rodilla logró empujar el esférico. Con el partido empatado, Alemania no cedió ni un momento de la segunda parte, nada de concesiones y mucho menos descanso. El objetivo era claro: atacar hasta conseguir el triunfo.
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Toda la segunda parte fue un monólogo alemán. Suecia se aferraba al empate. Contra las cuerdas soportaba como podía el huracán del rival. Hubo ocasiones imperdonables en los pies de Mario Gómez y el mismo Reus, buscando el lujo del “taconcito”. Todavía el drama se incrementó con la expulsión de Boateng restando nueve minutos del final. Con todo y eso Alemania no perdió la vocación ofensiva. Suecia ya estaba partida del cansancio y en tiempo agregado Kroos dejó su huella con un disparo llamado la resurrección teutona porque los devolvió a la vida. Los actuales monarcas pueden estar al filo de la navaja y no cortarse, tener el agua sobre la cabeza y no ahogarse, simplemente Alemania nunca muere.